AVES DE PASO

Las golondrinas se preparan en la ciudad para migrar en marzo

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En grupo. Una característica de este pájaro es que se une en conjuntos numerosos. Se alimentan de mosquitos, moscas o incluso alguaciles. Foto: Mauricio Garín.

Llegan en la primavera atraídas por la abundancia de insectos. En el curso de los meses cálidos se alimentan y descansan para emprender, a fines de marzo, su viaje hacia distintos puntos de Centroamérica.

 

Juan Ignacio Novak

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Cualquier santafesino que se tome un momento para abstraerse del trajín cotidiano de la vida en la ciudad y levante la mirada podrá observar estos días un fenómeno que se repite todos los años: el comportamiento social de las golondrinas, que se encuentran en pleno preparativo para emprender, a fines de marzo, su travesía hacia lugares más cálidos en el norte de nuestro continente.

El ejemplar que se puede ver con mayor frecuencia en puntos como la Plaza España, la Terminal de Ómnibus, el Yacht Club y sus cercanías es la golondrina doméstica (Progne chalybea), aunque también están presentes especies como la golondrina negra (Progne modesta) y la parda (Phaeoprogne tapera).

Básicamente, en este momento se están alimentando y descansando durante la mayor parte del tiempo con el objetivo de crear las condiciones que les permitan afrontar el demandante proceso migratorio. “Cuando viajan paran a comer y reposan, pero gastan mucho. De hecho, ahora duplican o hasta triplican su peso y llegan a su destino flaquitas”, explicó Martín Quiroga, especialista del área de Ornitología del Inali.

Estas especies que hoy pasan sus días en la “calidez urbana” que ofrece Santa Fe viajarán entre fines del mes próximo y principios de abril hacia países como Panamá, Brasil y las Guyanas, donde permanecerán el tiempo en que se extiende el invierno de estas latitudes. Y recién retornarán a estos pagos hacia los primeros días de septiembre, anunciando con su vuelo la inminente llegada de la primavera.

“Las que están en la ciudad llegan hasta Centroamérica, recorren 5 ó 6 mil kilómetros”, detalló Quiroga. Se calcula que viajan entre 6 y 8 horas diarias con paradas para reposar, en un periplo que les demanda cerca de un mes y medio. A las tres clases que se pueden avistar en la ciudad se suma una cuarta, que se ve en en el norte provincial, en ciudades como San Javier, llamada golondrina tijereta (Hirundo rustica), que llega a recorrer 10 mil kilómetros hasta el centro norte de Estados Unidos.

Hábitos alimentarios

Las golondrinas son aves insectívoras aéreas, es decir que comen insectos en vuelo, exclusivamente. Por ese motivo se las puede observar sobrevolando la zona en grupos numerosos, ya que su dieta incluye mosquitos, moscas y alguaciles, entre otros. Y la llegada del otoño a nuestra zona con sus temperaturas más bajas hace que la presencia de estos insectos comience a disminuir, lo que las obliga a desplazarse a las zonas más cálidas.

“Lo que evolutivamente las presionó a hacer estos viajes es su tipo de alimento. Como no está presente todo el año, tienen que irse o mueren de hambre. Esa presión de selección las llevó a ser aves pequeñas y aplanadas, con alas muy adaptadas al vuelo. También el pico es chico por una cuestión aerodinámica”, especificó Quiroga. “El hecho más importante para estas aves es que tienen que migrar; entonces, todo su cuerpo y su comportamiento están ajustados a esta posibilidad”, finalizó.

10.000

kilómetros

llegan a recorrer algunas especies de golondrinas en su proceso migratorio hasta el centro norte de Estados Unidos.

200

kilómetros

de distancia pueden cubrir cada día desde el momento en que comienzan a migrar.

60

kilómetros

desarrollan como velocidad promedio durante sus vuelos, con una máxima de 100 kilómetros.