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¿Por qué Al Qaeda no está?

Por Pedro Brieger - Télam

Durante los últimos años muchos gobiernos árabes instalaron la idea de que cualquier movimiento de protesta estaba vinculado de una u otra forma con Al Qaeda. Por un lado les sirvió a nivel interno para evitar el crecimiento de partidos opositores y -en particular- los islamistas. Por el otro, para coincidir con el discurso de Estados Unidos y recibir ayuda monetaria y militar para combatir un enemigo en común, el terrorismo.

Sin embargo, este fenómeno que se denomina Al Qaeda tuvo desde un comienzo como característica su completo aislamiento de partidos y movimientos políticos con una verdadera base social. Al Qaeda creció allí donde casi todas las vías de organización social estaban clausuradas y reclutó jóvenes desesperados capaces de inmolarse contra un blanco norteamericano como forma de expresar su descontento con la política de Estados Unidos en el mundo árabe e islámico.

En el libro “¿Qué es Al Qaeda?”, publicado en 2006, nos preguntábamos de qué les podían servir los métodos de Al Qaeda a los auténticos movimientos islámicos de masas como el Frente Islámico de Salvación en Argelia, el palestino Movimiento de Resistencia Islámico (Hamas) o el Partido de Dios (Hezbolá) en el Líbano. La respuesta era contundente, de nada.

Estos movimientos, convertidos en partidos políticos de masas que participan de procesos electorales han utilizado la violencia contra sus gobernantes o contra una ocupación extranjera, pero en ningún momento se plantearon un combate global contra Estados Unidos. Más allá de una retórica antinorteamericana, su principal objetivo es la toma del poder político en sus respectivos países, algo que Al Qaeda no plantea.

Las revueltas en Túnez y Egipto fueron pacíficas, masivas y tuvieron como objetivo central derrocar presidencias vitalicias y conseguir elecciones libres dentro de cada país. Esto no tiene ningún punto de contacto con los enunciados de Al Qaeda, que hace de sus ataques demostraciones exhibicionistas sin efecto político concreto para derrocar a tal o cual régimen.

Al Qaeda ha logrado hacer pie en aquellos lugares donde la participación política abierta es escasa y los jóvenes carecen de cualquier tipo de esperanzas. Si hay algo que caracteriza a estas revueltas árabes es la férrea protesta mezclada con alegría y la toma pacífica de los lugares públicos como las plazas, combinadas con reivindicaciones radicales. Además, el rechazo a todo tipo de violencia y la seguridad de estar construyendo un futuro mejor. Y eso explica también la ausencia de Al Qaeda.