Para Ignacio Iriarte

“Volvimos a un mercado libre”

En un mano a mano con Campolitoral, el especialista ganadero remarcó el aumento de costos productivos y la caída del consumo nacional. De Lady Gaga a Moreno, un panorama imperdible sobre el insumo más argentino: la carne.

“Volvimos a un mercado libre”
 

Federico Aguer

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Franco, frontal y didáctico. Ese es el estilo de uno de los referentes más importantes a nivel nacional sobre la cadena de la carne. En el marco de las Sextas Jornadas Forratec en la Experimental del INTA Rafaela, el analista comenzó su disertación haciendo hincapié en el papel de Argentina en el mercado mundial. “Nuestra carne tiene la imagen de ser la mejor del mundo, y eso no tiene precio”. Según Iriarte, el mundo la considera como una delicatessen, dedicada a los paladares más exigentes. “Incluso, un grupo español se decidió a vender el extracto de carne para fabricar condimentos y perfumes”. A ese punto llega la consideración de nuestro commodity estrella.

El especialista contó el caso de la cantante Lady Gaga, quien acudió a la entrega de los Grammys enfundada en un colorido vestido de matambre cosido, como señal del símbolo de lo que representa la carne bovina.

“Venimos viendo hace rato que los costos de producir en ganadería han crecido muy por encima de todo lo conocido. Y esta suba espectacular del precio de la hacienda lo que hace es ponerse apenas por arriba de este crecimiento de los costos, otorgando una rentabilidad razonable”, continuó. “Me parece que los productores no tienen conciencia clara hasta qué punto los costos de producir un kilo de carne han subido. Y lo que vemos es que van a seguir subiendo”, agregó.

Según Iriarte, esto es muy problemático para los argentinos y dramático para los productores del resto del mundo, ya que nosotros todavía tenemos ventajas comparativas muy grandes para producir carne. Para el especialista, en este contexto, en una explotación ganadera, quien te aporta la mayor cantidad de kilos (con los cuales hacés una diferencia), son los que se hacen con pasto. “A esto los tamberos lo tienen muy claro, dado que hacen leche con pasto”, destaca.

Pasarse de rosca

Consultado sobre el crecimiento del engorde a corral, Iriarte es tajante: “Es imprescindible en los esquemas que hoy tenemos tanto el silaje como el concentrado. Creo que nos pasamos de rosca, ya que pasamos de suplementar con concentrado a alimentar con concentrado, y eso se nota”. Argentina tiene una cantidad enorme, gigantesca de campos con aptitud ganadera, que hoy están vacíos, “porque la liquidación del stock ha ido muy lejos, y porque gran parte de la hacienda se deriva a los feed lots. Debemos volver a ocuparnos seriamente de tratar a una pradera tal como si fuera un cultivo”. Esto implica fertilizarla, corregir el suelo, aportar los faltantes que pueda tener, usar la mejor semilla, mantener la pradera limpia. Hacer -en definitiva- un cultivo que nos rinda 8, 10 o más kilos de materia seca y transformarlo lo mejor posible en carne, pero siempre con la clara premisa que no hay nada más barato que un kilo de carne producido en base a pasto. “Tal vez me podrán decir que produce poco, pero es un delicado equilibrio que debemos lograr entre lo producido a pasto y concentrado o con el silaje. Hoy tenemos un millón de hectáreas bajo esta modalidad, todo el silo de maíz ya está incorporado para la ganadería, hay una explosión en el uso del maíz que se ve en el feed lot, en el silo y un retroceso marcado en el uso de las pasturas”, remarca.

Perspectivas

Las últimas lluvias cambiaron las perspectivas para el corto plazo. Y la ganadería es una de las grandes beneficiadas. Sin embargo, Iriarte mide su optimismo. “En el corto plazo la perspectiva es muy buena, en el largo plazo nadie lo sabe. Por ahora la ganadería está a cubierto de los vaivenes del mercado y de la intervención del gobierno por la enorme escasez existente. Creíamos que había tocado piso durante el año pasado, pero no. La faena da la impresión de haber bajado otro escalón en enero y febrero, cuando eso ya no parecía posible”, analiza, y dispara un dato escalofriante: en 2009 matamos 16 millones y medio de cabezas, en 2010 casi 12. “Creíamos que el piso era de 11, y este año difícilmente lleguemos a 10 y medio, sobre todo teniendo en cuenta que ya tenemos adentro un bimestre”.

Para Iriarte, el dato más significativo que ilustra la escasez respecto a los años anteriores, pasa por los 5 y 6 millones de cabezas menos en la faena (“Una caída brutal). Esa escasez, combinada con la reanimación de la demanda de febrero propia de la vuelta de las vacaciones a los grandes centros urbanos, más el efecto marzo de la llenada de heladera, se está dando un poco por adelantado, hay una combinación de menor cantidad de hacienda (de un 25 a un 30 % menos) con una demanda un poco más animada. “El fin de año fue un fiasco, los precios en vez de subir bajaron, hubo un sobrante de cortes enorme y una producción de pollo que también sobró”, remarcó.

Sin embargo, a mediados de febrero se está viendo el gordo recuperado nominalmente los mejores valores de los últimos 15 meses (con el pico de octubre pasado, cuando el ternero se llegó a pagar $ 14 y el gordo cerca de los $10, totalmente fuera del contexto internacional).

“Lo que habíamos perdido en noviembre y diciembre ya lo recuperamos en enero. Pero si vos tenés el mismo precio que hace 6 meses y la inflación fue del 10 por ciento, vos tenés un 10 por ciento menos de precio”. Una ecuación tan sencilla como letal. “Pensamos que los valores de la primavera pasada iban a tener alguna corrección, y la tuvieron abruptamente en enero. Para marzo ya se están anticipando mejores valores”.

Pieza maestra

La lluvia trajo de vuelta al escenario a una pieza maestra de todo esto que es la invernada. “Se ven dos cosas: se ve un corrimiento de los nacimientos para más adelante. Segundo, el productor se siente bien financieramente y ve que los precios tienen tendencia firme o al alza, entonces no vende o lo hace de manera escalonada. No hay oferta, y como no hay oferta el que tiene gordo no lo vende porque no lo puede reponer porque no hay oferta de invernada. Además el feed lot no repone. Hoy hay un faltante de hacienda gorda liviana proveniente del feed lot que es consecuencia de estos tres meses que se pasaron sin reponer”, agrega.

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“Invento gallego”. Iriarte hizo referencia al dispositivo desarrollado por un grupo español para extraer la escencia de la carne argentina y usarla en la fabricación de condimentos. La imagen de nuestra carne sigue siendo la mejor en el mundo.

A manera de pronóstico, Iriarte considera que la faltante de hacienda de feed lot será evidente en marzo y abril. “Las lluvias le dan al criador y al productor de gordo pastoril un margen de maniobra que antes no tenía. Ahora viene una suerte de efecto compensatorio de los calores del verano, las noches son más frescas, el animal tiene más confort, ha llovido, hay pasto más verde, el panorama es otro”, sintetiza.

Una oferta tan baja, combinada con una mayor demanda está trayendo este aumento de precios, que aunque parezca mentira no sobrepasa el mostrador, sino que lo está teniendo que absorber la cadena. “El consumidor hace rato que dice: hasta acá llegué”, refleja Iriarte, en referencia a la drástica caída del consumo de carne per cápita.

¿Moreno resignado?

Finalmente, al cierre de la jornada de capacitación, Iriarte reflexiona sobre la paradoja de los efectos de la escasez. “La escasez es tan brutal y el daño que se causó fue tan grande que hemos pasado de liquidar 60 millones de cabezas a retener 48. Cuando tenía 60 la oferta era muy alta y teníamos un plus porque nos estábamos comiendo el stock. La diferencia entre liquidación y retención son esas 6 millones de cabezas que están faltando”, expresó. No existen antecedentes en nuestra historia en el que nos hayamos comido 10 millones de cabezas en tres años. “Ese es el seguro que sacó el productor, un seguro muy caro que lo cubre de que el Estado quiera pegar un nuevo manotazo. Creo que el gobierno actual, (que según las encuestas sería reelegido), tiene una especie de resignación con el tema de la carne. Hasta que no haya más carne ve que es inútil meter otro tipo de control. Ante tamaña escasez han entrado en una especie de sinceramiento. Hoy tenemos una libertad vigilada, pero tenemos libertad en los mercados. El precio subió un 100 % y el gobierno, fuera de ese esfuerzo para hacer que las exportadoras vendan cortes baratos (una maniobra más mediática que otra cosa), no está actuando sobre el mercado del gordo ni sobre el Mercado de Liniers. Aunque parezca mentira, después de tanto daño estamos en un mercado libre”. Eso sí, de andar todo bien, tenemos de 4 a 6 años para volver a comer 60 kg. de carne por persona.


“Por ahora la ganadería está a cubierto de los vaivenes del mercado y de la intervención del gobierno por la enorme escasez existente. Aunque parezca mentira, después de tanto daño estamos en un mercado libre”.


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En Santa Fe. El especialista ganadero remarcó la necesidad de una política a largo plazo para la producción de carne en la Argentina.

El caso Brasil

Para Iriarte, el crecimiento de nuestro país vecino es directamente proporcional con nuestro retroceso. “En 8 años, el gobierno de Lula incluyó al mercado del consumo de la clase media a más de 40 millones de personas que estaban en la extrema pobreza. De 100 millones de tarjetas de crédito y débito, Brasil pasó a más de 500. Eso muestra otra faceta: la vuelta del crédito. Se estima que de esos 40 millones, el 80 % hará su primer viaje en avión en el próximo año. Esa multitud que ahora consume carne y que está liquidando el saldo exportable de carne bovina de Brasil. El país carioca consume 94 kg. de todo tipo de carnes por persona (44% más de pollo, 48 % de cerdo y 3 kg. de vaca más que hace diez años) contra 96 de Argentina.