Un mundo de muñecas, trompos y caballitos

Para nostálgicos o estudiosos, un original diccionario rescata de la historia a los juguetes que estimularon la imaginación de niños y niñas, cuando los videojuegos ni siquiera formaban parte de la ciencia ficción.

TEXTOs. ANALÍA PÁEZ (TELAM). FOTOS. AMANCIO ALEM.

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La muñeca Marilú marcó una época en EL juego de las niñas.

Juguetes de todas las épocas como los fabricados con hojalata, juegos de mesa, muñecas de pasta, triciclos, bicicletas y caballitos de madera aparecen clasificados por Daniela Pellegrinelli en su libro “Diccionario de Juguetes Argentinos. Infancia, industria y educación 1880-1965”.

“La idea de que toda la información recolectada desde 1997 se convierta en un diccionario fue una confluencia de varios intereses. Uno de ellos es por la infancia en sí, otro porque el material daba para hacer un diccionario, y el último por la historia de una muñeca llamada Marilú”, explica Pellegrinelli en una entrevista.

“Marilú -muñeca de pasta creada por Alicia Larguía, dueña de Bebilandia, entre 1932 y 1960, y quien imitó la imagen de las niñas de la alta burguesía- tenía la capacidad de hablar sobre el modo en que se entendía la educación de una niña en esa época“, afirma la autora, egresada de Ciencias de la Educación.

“A su alrededor se creó un mundo de fantasía, a la vez que se realizó una fuerte transmisión de valores tanto del estilo de vida burgués como de un tipo aceptado de femineidad, emblematizado por el buen gusto en el vestir y el cultivo de virtudes como la piedad, la discreción, la elegancia y la sobriedad”, resalta en el libro, publicado por El Juguete Ilustrado Editor.

UN RECORRIDO POR LA INFANCIA

En un apartado de la obra aparecen reunidas ilustraciones de los viejos afiches de los juguetes de antaño en los que se pueden apreciar el “Sulky-Ciclo”, los rodados “Richamind”, “Voss”, “La automática” y los juguetes de las firmas Matarazzo y Organización Mercantil Argentina que, a mediados de los años “30, produjeron los realizados en hojalata litografiada.

Trompos, trenes de madera, muñecas, juegos de construcción mecánica, ladrillos de plástico con los que se pueden crear casi cualquier cosa, pistolas con sus cartucheras de cowboy, soldados, carpas de campaña, gorras militares, cocinas, juegos de té y autos de todos los tamaños, colores y marcas se pueden encontrar en este diccionario.

“Si bien es un libro de marcas que sirve para los coleccionistas, hice a la vez uno para el público en general con un cruce muy fuerte con lo educativo y lo sociológico y que a la vez sea hedónico, pero que tenga datos fidedignos”, asegura Pellegrinelli.

LA INVESTIGACIÓN

Sobre la historia de las fábricas de juguetes en el país, la autora comenta que “buscar toda la información que contiene este ejemplar fue un trabajo entre rompecabezas y detectivesco. No tenía muchas fuentes de información. Así que recurrí a guías industriales y de teléfono, almanaques y luego, a partir de 1945, a la revista y el archivo de la Cámara del Juguete”.

¿En este largo camino, cuál fue el juguete que más llamó la atención de la autora? “No sé si juguetes sino fabricantes. Cómo los dueños de Fazzini que utilizaban papel maché, crearon títeres y juguetes de plástico, que eran estéticamente interesantes”, explica la investigadora.

También dijo que le llamaban la atención “algunas creaciones de Gorbo, como el ‘El zorro ladrón’ -realizado en hojalata litografiada y a cuerda, en 1957-, que hoy no llamaría la atención a los chicos, pero tiene que ver con la vida cotidiana rural de la infancia de los años 50”, agrega.

El diccionario sirve para aquellos que deseen recordar momentos especiales de la infancia o para quienes quieran compartir con las nuevas generaciones los juegos con los que pasaban horas sentados en un rincón del hogar, mucho antes de que aparezcan los entretenimientos 2.0.

JUGUETES Y POLÍTICA

La política tuvo una incidencia importante en la industria del juguete: “Como consecuencia de la Primera Guerra Mundial se cortó la importación y los pequeños fabricantes tuvieron que resolver el problema interno. Algunos hasta construyeron las propias máquinas para fabricarlos. Hubo, durante un largo período, un importante trabajo artesanal en la manufactura argentina”, dijo Daniela Pellegrinelli.

Y remarcó que “con la gobernación de Juan Domingo Perón y la fundación Eva Perón, la industria del juguete dio su paso más importante porque le compraban los juguetes para luego repartirlos entre los más necesitados”.

En el libro, una fotografía muestra a Eva Duarte rodeada de chicos y el epígrafe reza: “Las políticas de atención a la infancia del gobierno peronista (1946-1955) incluyeron reparto masivo de juguetes. Cada año se entregaron entre dos y tres millones de unidades, poco más de la mitad de la población infantil del territorio. La demanda estatal repercutió en la industria, que -de este modo- se fortaleció”.

Trompos, trenes de madera, muñecas, juegos de construcción mecánica, ladrillos de plástico con los que se pueden crear casi cualquier cosa, cocinas, juegos de té y autos se pueden encontrar en este diccionario.