Integración y cooperación

Aprendiendo juntos a crecer

Aprendiendo juntos a crecer

Una iniciativa de la Regional Santa Fe del SENASA pretende iniciar un trabajo junto a un grupo de quinteros de Santa Fe y Rosario encuadrando su situación fiscal, capacitándolos en buenas prácticas agrícolas, y dándole herramientas para que puedan comercializar sus productos.

 

Federico Aguer

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¿Qué herramientas tengo para poder ayudar a salir adelante a gente que lo necesita? Esta, como tantas preguntas que muchos nos hacemos a diario, fue respondida por un grupo joven de trabajo de la Regional Santa Fe del SENASA. En base a la evidencia que mostraba una situación de desmanejo de productos agroquímicos, explotación de la ignorancia y la potencial contaminación de alimentos, decidieron hacer algo al respecto.

En el marco del programa de Agricultura Familiar de la entidad, conformaron un plan de trabajo para los productores del sector periurbano de las ciudades de Santa Fe y Rosario basado en tres etapas.

El objetivo final apuntó a que los participantes reproduzcan en sus quintas las técnicas utilizadas y aprendidas en los predios elegidos por todos, aportando al grupo de trabajo los resultados obtenidos y el rendimiento de las nuevas prácticas incorporadas.

La idea fue tomando forma y decidieron ponerse a trabajar. Las Agrónomas Analía Fernández y Paola Scalise, junto con la Dra. María Cecilia Lalouf y el Técnico Javier Sañudo fueron incorporando sus aportes interdisciplinarios a un plan que tomaba vuelo, dentro de la Regional que comanda José Carbajales.

Así surgieron los encuentros, venciendo de a poco las primeras desconfianzas, intercambiando lentamente las opiniones y vivencias con esta gente a la que -por primera vez- la cara visible del Estado les tendía una mano.

Paso a paso

La primera etapa estuvo marcada por el aprendizaje mutuo. En aquella inicial reunión de productores se compartió la propuesta de trabajo, se planteó la asistencia técnica y la programación de tareas. En la segunda reunión se definieron tres predios para realizar la experiencia, la capacitación y la elección de los cultivos con los que se iba a trabajar. Finalmente, se constataron los predios seleccionados haciendo un relevamiento de la infraestructura disponible y un análisis físico químico y microbiológico del agua.

En la segunda etapa, (la cual están transcurriendo en la actualidad) se proyectaron distintas actividades para cada predio. Para el primero, la siembra de las semillas de espinaca y lechuga bajo conducción técnica del personal de SENASA Centro Regional Santa Fe. Luego, la charla y distribución de material (folletos previamente confeccionados a tal fin) con información sobre manejo de agroquímicos centrados en las buenas prácticas que deberán usar los productores en la siguiente etapa.

Para el segundo predio se proyectó la siembra e implante de hortalizas de hoja (acelga, perejil y remolacha). En el mismo se realizó una charla previa a los efectos de evacuar consultas técnicas. Además, se realizó la asistencia para regularizar su situación ante la AFIP, tendiente a inscribirlos en le Monotributo Social Agropecuario, bajo la conducción técnica del organismo sanitario. En el último predio se apostó por el brócoli, el coliflor y el repollo, siempre con la asistencia técnica del personal de la entidad.

Para la última etapa, se proyecta la inscripción en el RENSPA agrícola y la cosecha de los cultivos en los tres predios, junto con el muestreo por parte del SENASA para el análisis de los residuos de plaguicidas y detección de contaminantes microbiológicos.

En el mediano plazo, esta etapa prevé la definición por parte del grupo de una estrategia de comercialización, que incluya la colocación de sus productos en el mercado, junto con la evaluación de los resultados del proyecto a nivel general.

El equipo

“Antes éramos medieros, pero decidimos salir adelante y alquilar nuestro propio lote para empezar a producir para nosotros”, confiesa Rubén Sánchez, uno de los más entusiasmados con el proyecto. Hijo de trabajadores golondrina, ha conocido el trabajo duro en las quintas de la zona y también en el corredor de la Ruta 1. La suya es una de las 15 familias que componen este grupo que quiere seguir aprendiendo para crecer.

Se trata de una práctica totalmente democrática, donde todos tienen voz y voto, colaborando de a poco a vencer la pasividad y fomentando una proactividad que redunda en beneficio de todos.

“Todos los participantes reproducen en sus propias quintas las técnicas utilizadas y aprendidas en los predios por todos elegidos, aportando así al grupo de trabajo los resultados obtenidos y el rendimiento de las nuevas prácticas incorporadas”, destaca la Dra. Lalouf, encargada de la regularización de “los papeles”, tanto sea en lo referente a la situación fiscal de los miembros del grupo, como así también de la situación contractual de arrendamiento en la que se desempeñan. Vale decir que se trata de lotes menores a las 10 hectáreas para cada uno.

En primera persona

La Ing. Agr. Paola Scalise lo vive de una manera muy especial. Ella es oriunda de Angel Gallardo, sede del emprendimiento y lugar obligado de estos encuentros de capacitación. “La idea era trabajar con grupos pequeños en los que uno ve que tienen más necesidades, capacitándolos en el tema de las buenas prácticas agrícolas en la quinta. Dentro de todos los puntos, nos centralizamos en el manejo de los fitosanitarios, los métodos de implantación y siembra y el control de plagas y enfermedades. Básicamente buscamos que elaboren un producto inocuo de buena calidad”, explicó.

Para esta joven profesional, el grupo ha tenido hasta ahora una gran receptividad, “se mostraron siempre muy abiertos, saben que cuanto mejor hagan las cosas dentro de la quinta mejor les va a ir económicamente”, sintetizó. Es que el grupo tiene muchas pérdidas por mal manejo, y sobre todo por falta de información.

“La idea es que mantengan o incluso aumenten la escala, ya que se independizaron buscando un mejor futuro, dejando atrás su pasado como medieros”, destacó. Para la Ingeniera Agrónoma, al grupo le toca la difícil tarea de desenvolverse en un mercado chico caracterizado por una feroz competencia por la mercadería, tanto con la que llega desde otras zonas de producción como por la quintas del cordón verde de Santa Fe. “Queremos que el comprador del mercado consiga productos de buena calidad que compitan con la que viene de afuera”, agregó.

Finalmente, hizo un balance de los insumos necesarios para crecer. Ya que el grupo todavía no está inscripto en la Sociedad de Quinteros, no recibieron las mediasombras que llegaron del Gobierno Nacional. “Les está faltando una plantinera chica por cada productor, pero cada cosa que se incorpore tiene que ir acompañada con mucha capacitación”, sugiere.

A buen ritmo

El tren carguero describe su cansina marcha hacia Laguna Paiva. Su monótono ulular rompe el silencio de la siesta en Angel Gallardo. Mientras tanto, el grupo de productores escucha con atención la básica metodología de manejo de los agroquímicos. En esta oportunidad, el grupo de capacitación vino con una sorpresa: una mochila para aplicar productos que fue sorteada entre los presentes, resultando ganador Claudio Arias, quien -esta vez- no pudo disimular la sonrisa.

Al finalizar la reunión se convocaron para un próximo encuentro en el que definirán la inscripción en el Monotributo Social Agropecuario a cargo de personal de la AFIP. En los próximos días, también recibirán la visita de miembros del Registro Nacional de Agricultura Familiar para articular las inscripciones de los miembros del grupo.


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Mano a mano. La Ing. Agr. Paola Scalise se encarga de compartir las técnicas de buenas prácticas agrícolas y los productos autorizados por SENASA.

En el mediano plazo, se prevé la definición por parte del grupo de una estrategia de comercialización, que incluya la colocación de sus productos en el mercado.

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¡A sembrar! Gracias a la capacitación, los quinteros pueden reducir las perdidas por falta de eficiencia.

Productos aprobados

Según SENASA, el uso responsable de agroquímicos autorizados para el control de plagas y enfermedades, incluye varios productos: Para el brócoli, repollo y coliflor se aconseja endosulfán y clorpirifós para combatir el gusano, los trips, y el pulgón; la deltametrina para trips y lorito; clorotalonil y zineb para viruela. En el caso de la acelga: deltametrina, cobre, zineb, mancozeb y kasugamicina. Para la lechuga: endosulfán, imidaciprid, carbendazim, zineb, procimidone y giberelina. El programa de apoyo técnico también incluye asesoramiento en el buen uso de estos productos, buenas prácticas, cuidados en la manipulación y dosis específicas.

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Participación. Los miembros del grupo se mostraron activos y sumaron su punto de vista al proyecto.

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