La vuelta al mundo

La muerte de Vittorio Arrigoni

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En Gaza. Las autoridades de la Franja decretaron un “funeral nacional” para el activista italiano Vittorio Arrigoni. Aquí, personal de seguridad de Hamas carga a hombros el ataúd entre una muchedumbre. Finalizadas las ceremonias, los restos mortales serán enviados a su país natal. Foto: EFE.

Rogelio Alaniz

Vittorio Arrigoni fue secuestrado por un comando jalafista el pasado jueves a la tarde. Los secuestradores deben haber estado muy convencidos de lo que hacían, porque lo asesinaron antes de que concluyera el plazo que ellos mismos habían puesto para negociar. Apremiados por el tiempo y perseguidos por la policía de Hamas, se dieron maña para filmar un video donde aparece Arrigoni unos instantes antes de ser estrangulado.

Según los informes oficiales, la responsable de este crimen es la brigada “Mohammed Bin Moshamma”, un grupo de fanáticos religiosos escindido de Hamas y conectado con Al Qaeda. Los muchachos reclamaban la libertad de sus presos y, muy en particular, la del jeque Abu Walid al Maqdasi. A título de información, importa saber que en la Franja de Gaza existen numerosas sectas y facciones religiosas que operan con independencia de Hamas y, en más de un caso, son sus principales enemigos internos.

La noticia de la muerte de Arrigoni nos conmovió a todos. Morir nunca es una buena noticia, pero hay diferentes maneras de morir, la de Arrigoni fue la peor, la más injusta, la más cruel. Su tragedia me recuerda la de Daniel Pearl, el joven norteamericano degollado por fanáticos religiosos en Pakistán en 2008. También en ese caso se trataba de una secta fundamentalista que no sólo asesinaba, sino que además se regodeaban por la faena cometida.

No bien confirmada la muerte de Arrigoni, el gobierno de la Franja de Gaza ordenó darle caza a los asesinos. Por su parte, el titular de Hamas, Ismael Haniyeh se comunicó con la madre de la víctima, Egidia Beretta, para darle el pésame y manifestarle la solidaridad. Entre tanto, pareciera que las fuerzas de seguridad no perdieron el tiempo. Cuatro sospechosos detenidos en menos de tres días demuestra que cuando se quiere los asesinos aparecen con nombre y apellido y las manos esposadas.

En la Franja de Gaza viven alrededor de un millón y medio de personas, pero todos los que se tienen que conocer se conocen. En el caso que nos ocupa, se trata de disidentes de Hamas cuya filiación los servicios de inteligencia de esta organización la debe tener registrada hasta en los detalles. Lo que importa señalar en esta tragedia, es que Hamas condenó lo sucedido y decidió dar con los culpables. No es para menos. El muerto pertenecía al Movimiento de Solidaridad Inrternacional (ISM) y vivía en la Franja de Gaza desarrollando tareas de solidaridad con los palestinos desde hacía dos años.

Arrigoni fue conocido en su momento por informes que condenaban al sionismo y al Estado de Israel durante la operación “Plomo Fundido”, el operativo militar del ejército israelí iniciado en diciembre de 2008 y concluido en enero de 2009. Crueles paradojas del destino. Arrigoni siempre se consideró un militante pro palestino para quien su enemigo principal era el sionismo judío. Sus escritos, publicados en una página web, dan cuenta de la dureza de sus críticas. Para Arrigoni, como para muchos jóvenes radicalizados de Europa, luchar contra el sionismo y los judíos es una causa que justifica todos las penurias y riesgos, incluso el riesgo de morir. Su mística militante no es diferente a la de los guerrilleros latinoamericanos en los años sesenta. Están persuadidos de estar librando una guerra justa contra el mal, y piensan que luchar contra Israel es luchar contra la explotación, el racismo y el colonialismo.

Durante la operación “Plomo fundido” se lo ve a Arrigoni en la línea de combate. Las imágenes muestran que no le teme a las balas que silban su alrededor. En cierto momento denuncia que el estruendo de los proyectiles del “ejercito nazi” le puede haber dañado el oído. Israel, para Arrigoni, es un Estado nazi-fascista. Poco importa saber los fundamentos de esa imputación, lo que importa es divulgar la consigna, una consigna que los árabes no conocían y respecto de la cual, en los casos en que había algún conocimiento, suscitaba simpatía.

ISM desarrolló en los últimos años una intensa actividad propagandística a favor del ingreso de los barcos solidarios a la Franja de Gaza. Su consigna contra el bloqueo impuesto por Israel (no dicen una palabra de Egipto y del gobierno palestino de Cisjordania que comparten ese bloqueo) se había actualizado en las últimas semanas porque se prevé que una nueva flota de solidaridad intente ingresar a la Franja de Gaza en las próximas semanas. Arrigoni, junto con otros compañeros de causa, militó a favor del levantamiento del bloqueo .

El consenso acerca de los autores de su muerte parece ser absolutamente mayoritario: se trata de una secta aliada a Al Qaeda. Curiosamente, los únicos que no terminan de aceptar esa autoría criminal son los compañeros de causa de Arrigoni, quienes han dicho que esa muerte favorece de manera evidente a Israel, motivo por el cual -razonan- a nadie le debería extrañar que detrás de ese crimen haya estado el Mossad.

La hipótesis es tan disparatada como la imputación hecha por un periodista acerca de que Arrigoni fue ejecutado por ser homosexual. Según el severo código moral de los fundamentalistas, la homosexualidad debe ser castigada con la muerte. Hamas ya ha aplicado esa condena en otras oportunidades. La diferencia es que ahora la que perpetra ese crimen es una secta falafista que no vacila en admitir que Vittorio Arrigoni fue ejecutado por “cuestiones morales”, es decir, por tener vicios aprendidos en Europa y que pretendía infiltrar en las tierras de Alá.

No consta que Arrigoni haya sido homosexual, pero si lo hubiera sido, no por ello el crimen habría dejado de ser brutal e injusto. Tema pendiente para el futuro será el de debatir entre los actuales titulares de la Franja de Gaza y sus facciones internas, si la homosexualidad es un delito que merece ser sancionado con la muerte. De todos modos, por el momento lo que queda claro es que Arrigoni, un amigo de Hamas, ha sido asesinado. Se trataba de un amigo leal, pero en honor a la verdad, era independiente, porque según consta en los últimos escritos, llegado el caso no vacilaba en criticar algunos errores políticos.

Respecto del ISM y su obsesión de intentar responsabilizar a los judíos por esta muerte, habría que decir que otra vez la historia se encarga de demostrar que en situaciones límite los niveles de alienación suelen ser más altos, porque más allá del dolor y de los sentimientos de solidaridad que despierta el sacrificio de este joven italiano de 36 años, lo cierto es que para el ISM la única explicación que puede devolverles un poco de calma o de consuelo, es que los asesinos efectivamente hayan sido los judíos.

Aceptar que el crimen proviene de algunas de las fracciones palestinas es aceptar que están equivocados o que es necesario revisar los dogmas. Como por el momento pareciera que los muchachos no están decididos a despojarse de sus certezas, no se les ocurre nada mejor que responsabilizar a los judíos de esta muerte, audacia política que ni siquiera los jefes de Hamas se atrevieron a practicar.

Es muy probable que los argumentos no los terminen de convencer, es probable que siempre quede latente la sospecha de que efectivamente el camarada de causa fue ejecutado por fanáticos palestinos, pero ya se sabe que cuando la militancia política se aliena, las justificaciones, incluso las más descabelladas, son indispensables para continuar defendiendo una causa que tiene héroes y mártires, víctimas y verdugos.

Cuesta admitir que en la Franja de Gaza la vida no vale nada y que en un clima político guerrero y fanático todos están en peligro, incluso los más inocentes. Hoy Hamas se escandaliza porque un joven italiano fue secuestrado y estrangulado, pero al oficio de matar estos asesinos no lo aprendieron en una sinagoga o en una iglesia católica. La pulsión por negociar liderazgos y espacios de poder depositando a los muertos en la mesa de negociaciones no es nueva en Medio Oriente. Los falafistas lo saben y los militantes de Hamas también.

Conclusión: el balance es pobre y algo penoso. Nada ha cambiado en la Franja de Gaza después de esta muerte. Ni Hamas, ni los fanáticos que han disentido con su conducción, ni las brigadas solidarias europeas. Para todos ellos, Israel sigue siendo el enemigo y el responsable de sus tragedias cotidianas. Ninguna de estas consideraciones impide sensibilizarse y compartir la tragedia vivida por Arrigoni, tragedia reforzada en este caso, porque él siempre supuso que sus verdugos serían los sionistas, hasta que la realidad le demostró demasiado tarde que sus criminales no mataban en nombre de la Torá sino en nombre del Islam.

Los únicos que no terminan de aceptar esa autoría criminal son los compañeros de causa de Arrigoni, quienes han dicho que esa muerte favorece a Israel.

Cuesta admitir que en la Franja de Gaza la vida no vale nada y que en un clima político guerrero y fanático todos están en peligro, incluso los más inocentes.