Dos vecinos con negociaciones pendientes

Los mayores socios del Mercosur en una pulseada que da pérdidas

Los autos argentinos no entran a Brasil; las autopartes brasileñas que integran los autos argentinos también se demoran allí. Los gobiernos de Cristina y Dilma endurecen la frontera, pero no solucionan sus problemas.

De la redacción de El Litoral

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Las automotrices argentinas tenían problemas para importar vehículos de alta gama. Pero ahora también los tienen para remitir autos fuera del país, en particular al principal destino de la producción argentina: Brasil. Las regulaciones comerciales del gobierno nacional por mano de Guillermo Moreno, destinadas a mejorar la balanza comercial argentina, generan más problemas que beneficios.

Las fábricas que fueron presentadas como mascarón de proa del “modelo” kirchnerista han advertido a la Casa Rosada que en 15 días deberán reprogramar su producción “hacia abajo” si no logran que sus productos ingresen al vecino mercado brasileño.

Y recién en dos semanas volverían a reunirse los negociadores de ambos países, que hasta el sábado estuvieron analizando el problema en Buenos Aires. Si bien el ministro de Industria del vecino país, Fernando Pimentel, dijo que la reunión “fue buena” y que “no hay crisis”, también es cierto que el secretario de Industria, Alessandro Teixeira, advirtió que “no se estableció ningún cambio” en la situación planteada, de trabas mutuas al intercambio.

Pimentel es un duro ejecutor del mandato de la presidenta Dilma Rousseff, para intentar preservar los intereses de los poderosos industriales paulistas. Hace poco más de dos semanas que la presidenta brasileña impuso Licencias No Automáticas a productos argentinos, entre ellos los autos que ya acumulan 4.500 unidades en la frontera.

Esa fue la respuesta del Palacio do Planalto a una medida similar de la Casa Rosada, que en febrero aumentó de 408 a 557 los rubros alcanzados por Licencias No Automáticas. Ahora a ambos lados de la línea, estas medidas que demoran los ingresos respectivos de mercaderías, son el músculo de la pulseada diplomática sin resolver.

Medidas “paraarancelarias”

Las LNA son medidas admitidas por la Organización Mundial de Comercio, por el cual un país puede demorar hasta por 60 días el ingreso de importaciones a su territorio. Pero de hecho se están usando como barreras burocráticas concebidas para desalentar importaciones.

En Brasil la medida se explica porque el Real se apreció frente al dólar, lo que hizo que las importaciones crecieran en el vecino país 34 % el año pasado, contra un incremento del 22 % de las exportaciones. Si bien los empresarios brasileños tienen financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo y desgravación impositiva para exportar, están reduciendo su superávit comercial y endurecen por esa razón su postura.

En la Argentina, el aumento de los costos internos por la inflación y el dólar “planchado” favorecen la importación antes que la inversión productiva para atender la mayor demanda; además, el retraso en la divisa desalienta la exportación, que por otra parte padece muchas veces de restricciones del propio gobierno, como en el caso de trigo o la carne.

Pero con un menor intercambio mutuo entre los dos principales socios del Mercosur, las pérdidas se potencian a uno y otro lado de la frontera. Mientras los gobiernos intentan solucionar sus problemas políticos internos, los empresarios ven afectados sus intereses y no están sentados a la mesa de las negociaciones.

El cambio favorece a la Argentina pero el superávit lo tiene Brasil

“No hay que tener temor a los conflictos; existen siempre en toda actividad donde hay quien compra y quien vende. Pero es desacertado no conversar antes y es poco constructivo que unos y otros tomen medidas que perjudican a los que estamos en la actividad productiva”.

Así evaluó el conflicto Jorge Rodríguez Aparicio, el argentino que preside la Cámara Argentino-Brasileña de Comercio. En diálogo con El Litoral, consideró que fue “innecesario” el tono “demasiado fuerte” en los intercambios de notas de ambos gobiernos, y advirtió que las medidas adoptadas en ambos casos responden a problemas políticos internos y no a problemas comerciales.

“Conflictos existen en la Unión Europea, dentro del Nafta o en los intercambios con China; están siempre que hay intereses comerciales, pero no se puede sacar los pies del plato de las negociaciones. Para los que estamos en la actividad privada, no es constructivo que unos y otros tomen medidas abruptas”.

Rodríguez Aparicio admitió haber pedido infructuosamente audiencias con el secretario de Comercio, y dijo que “en cambio tenemos buena relación con la oficina de la embajada de Brasil en la Argentina”. Aclaró que “jamás la Cámara tiene por objetivo confrontar con el gobierno” argentino.

Al advertírsele que de todas maneras la Argentina tiene un déficit con Brasil que acumula U$S 22.300 millones desde 2004, el empresario explicó que “esa es una variable importante, pero hay otras. Hay que ver por qué con una moneda fuerte en Brasil, las dificultades para exportar están del lado de Argentina”.

Recordó que el gobierno nacional puso restricciones a las ventas de trigo y carne hacia Brasil, y no hay “una reforma impositiva que aliente a las Pymes a exportar”. Mencionó que en cambio las empresas brasileñas tienen los créditos del Banco Nacional de Desarrollo y las desgravaciones impositivas. “Nosotros exportamos con impuestos y después dependemos de la voluntad de turno para los reintegros”, remató.

Consultado por que no había inversiones si hay demandas internas y mercados externos disponibles, Rodríguez Aparicio comentó que “basta abrir cualquier diario en la Argentina para ver que hay mala onda con los empresarios, con el capitalismo. Los sectores perjudicados, como electrodomésticos y maquinaria agrícola, son el 10 % del intercambio y no hemos hecho los esfuerzos en innovación, creatividad y fundamentalmente en materia fiscal para superar esa situación”.


/// EL DATO

Problemas

A los brasileños les resulta más barato comprar en la Argentina porque el Real está apreciado. Pero la Argentina sólo participa del 7 % de las compras brasileñas en el exterior, aún cuando por proximidad, menor costo de fletes y el marco del Mercosur, esa cifra podría ser más alta. Según la Cámara de Comercio binacional, los problemas internos de la Argentina explican esa baja performance, más que las medidas restrictivas adoptadas por el gobierno brasileño.

“No solamente no participamos de las negociaciones sino que somos ignorados por el gobierno en la Argentina”.

Jorge Rodríguez Aparicio,

presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña

A la espera de un gesto que encauce el arreglo

Brasil pide agilizar el paso de maquinaria agrícola, electrodomésticos, neumáticos, calzado y baterías. La Argentina reclama un urgente “gesto” con los autos -las fábricas advierten que no tienen lugar para “almacenarlos”- y hace planteos por vino y aceite de oliva.

Los acuerdos sectoriales como el que tienen los industriales del calzado, con cuotas “voluntarias” de participación en el mercado vecino, son una alternativa que se explora; el viceministro Teixeira consulta por estas horas a los industriales de su país, según se lo sugirió secretario de Industria y negociador argentino, Eduardo Bianchi.