Lengua viva

El poder y la naturaleza humana (II)

Evangelina Simón de Poggia

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Hablábamos de la apertura que ostentan los políticos sobre la educación en este escenario proselitista, en el que se juegan múltiples factores: políticos, personales, sociales, económicos, culturales.., tocando en sus discursos un polifacético abanico temático sin profundizar ninguno. Partiendo de la idea de que nuestro principal problema como país está ubicado en el eje temático de la “educación en valores” alrededor del cual giran los demás, nos preguntamos si habrán analizado dicho espacio desde sus debilidades y fortalezas; si habrán reflexionado sobre el hecho de que a nivel mundial ocupamos los últimos tramos de la cadena en áreas que compiten a: la comprensión-expresión. Todavía no oímos sus voces, esas voces que reconforten nuestro espíritu, esas voces que nos digan con realismo si han llegado a observar las aulas plagadas de alumnos tratando de enfrentar la lecto-escritura, allí, donde la enseñanza debiera de ser totalmente personalizada, donde el docente pueda respetar los tiempos de sus educandos en los procesos de aprendizaje, donde pueda seguir desarrollando lo atencional, encauzar la disciplina y , en definitiva, enfatizar la formación de hábitos que favorezcan a la complejidad de los futuros procesos cognitivos que deberán enfrentar. Pensamos, también, si habrán accedido a Instituciones Educativas, adonde la estructura edilicia es lamentable, en las que no es posible esperar que docentes y alumnos puedan enfrentar al conocimiento: sin agua, sin estufas ni ventiladores que funcionen, con mobiliario desvencijado, un ambiente propicio para el desarrollo o práctica de la violencia.

Estamos de acuerdo con que un niño no puede aprender con hambre, a lo que agregamos que tampoco lo puede hacer con frío, en la oscuridad contextual, lleno de peligros y de una violencia que los atemoriza.

Sin duda, nuestras divagaciones trascienden lo educativo, pero es demasiado costoso para nuestros jóvenes y su futuro seguir dando vueltas en círculo, estamos llegando al planteo del huevo o la gallina, por eso nuestro optimismo vuelve a resurgir con fuerza, cuando se avecinan avances, posibles cambios, no de personas, sino del futuro accionar a partir de la reflexión ,experiencia y la observación de la realidad y sus causas. A Sábato lo lleva a decir su genialidad que si el hombre se dejara llevar por la razón, ante tantos y lamentables desastres realizados por él y desatados por la naturaleza, se suicidaría; no lo hace, porque, a cada instante, vuelve a renacer esa maravilla que es “la esperanza”.