Crisis financiera europea

La UE impone a Grecia una “amarga medicina”

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Cuatro cuerdas de horcas enfrente de una bandera griega y una pancarta que dice “ladrones” durante una protesta en la plaza Syntagma frente al edificio del parlamento en Atenas. Foto: EFE.

 

Pese a los miles de millones comprometidos y las promesas hechas, no pueden disipar el fantasma del default. Reclaman más ajustes antes de aprobar un nuevo tramo de la ayuda acordada hace un año.

 

Fernando Heller y Marion Trimborn

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DPA

Desde hace más de un año, Grecia parece una especie de cefalea crónica, la gran piedra en el zapato para la Unión Europea (UE).

El rescate de 110.000 millones de euros a tres años para salvar al país mediterráneo de la suspensión de pagos no bastó para calmar a los mercados, ni a las agencias de calificación, ni -sobre todo- para garantizar que el país mediterráneo no caiga en el “default” dentro de pocas semanas.

Pero a pesar de que parecía existir cierto consenso entre los 17 socios de la eurozona en torno a la necesidad de reanimar cuanto antes al enfermo heleno, contra todo pronóstico los ministros del Eurogrupo se dejaban anoche como “asignatura pendiente” para julio la aprobación del quinto tramo de ayudas de ese primer salvavidas aprobado en 2010.

En realidad, los titulares de Economía y Finanzas de la eurozona lanzaban un mensaje grave: los entre 12.000 y 18.000 millones de euros del siguiente tramo de vitaminas financieras para Grecia procedentes de la UE y del Fondo Monetario Internacional (FMI) no se liberarán hasta que el Parlamento heleno adopte nuevas y muy dolorosas medidas de ajuste y ahorro.

“Quid pro quo”, algo a cambio de algo. Ni Europa ni el FMI en Washington, que debe liberar 3.300 millones de su tramo de ayuda para Atenas, están dispuestos a dar un regalo, ni un cheque en blanco sin más esfuerzos del país mediterráneo.

El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwelle, lo ejemplificaba hoy de manera gráfica: “Las medicinas tienen algunas veces sabor amargo, pero, justamente por ello, resultan eficaces”.

En el marco de una reunión de ministros del ramo en Luxemburgo, paralela a la cita de titulares de Economía de la UE, Westerwelle aseguró que las duras exigencias de Bruselas y del Fondo Monetario Internacional a Grecia forman parte de “los esfuerzos de consolidación presupuestaria” generalizados en todo el bloque.

La “medicina amarga” para que Europa y el FMI aprueben un nuevo tramo de asistencia a Grecia y, sobre todo, para que a mediados del mes que viene le otorguen una segunda inyección, en forma de nuevo paquete de rescate por valor de entre 90.000 y un tope de 120.000 millones de euros, depende ahora de Atenas.

No viene consignado en ningún vademécum tradicional, pero los componentes de esa “medicina para Grecia” son inequívocos: ahorrar, ahorrar y más ahorrar. “Entendemos que se trata de un esfuerzo difícil”, comentaba el ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schaüble, pero “no queda más remedio”, apostillaba.

Grecia debe hacer un esfuerzo titánico, casi como el que se exigía en la mitología a Hércules (o Heracles en su equivalente griego): debe acometer un programa de privatizaciones por 50.000 millones de euros, que, en la práctica, supone poner en venta todo -o casi- lo que todavía quede en manos del Estado (autopistas, puertos, aeropuertos, por ejemplo) y muchos más recortes en los gastos del Estado para contener la hemorragia del desbocado déficit público.

“No hemos puesto a Grecia en la sala de espera, pero confiamos en que cumpla sus compromisos”, agregaba Schaüble.

“Lo que pasó anoche (en el Eurogrupo) no deja de tener sus riesgos. Poner entre paréntesis el rescate de Grecia es un mensaje preocupante, sobre todo de cara a los mercados”, aseguraba hoy sin embargo en Bruselas una fuente diplomática comunitaria, que solicitó el anonimato.

Todo parece conjurarse de manera negativa para Grecia, cuyo primer ministro, Giorgos Papandreu, está en Bruselas este lunes para entrevistarse con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en un intento por escenificar la unidad europea en torno a su socio más débil.

Pero, mientras Grecia espera poder ofrecer en breve a Europa una “hoja de ruta” concreta en su “vía crucis” particular de ahorro y contingencias, la UE parece cada vez más dividida entre un grupo de cabeza, con la locomotora alemana al frente, y otro más rezagado, con los socios periféricos del euro, zarandeados en medio de las turbulencias.

El hecho de que hace casi dos años Atenas mintiera abiertamente a la agencia de estadísticas comunitaria, Eurostat, sobre su déficit público, mucho más elevado del que admitía, ha hecho que los grandes pagadores al presupuesto de la UE, sobre todo Alemania, no se acaben de creer las promesas griegas: hay mucha desconfianza con Atenas, por eso el país está bajo la lupa.

Estoy preocupado por un posible contagio y por eso estamos tomando las decisiones sobre el próximo pago, que está condicionado a que el Parlamento griego vote a favor de la estrategia fiscal a medio plazo y el programa de privatizaciones antes del final de junio”.

Olli Rehn

Comisario de Asuntos Económicos de la Unión Europea.

/// el dato

Cooperación

El FMI dijo hoy que se necesita más “cohesión y cooperación” en Europa para hacer frente a la crisis en los países periféricos y llamó a redoblar esfuerzos para lograr una unión monetaria más sólida. La UE acordó hoy la creación de un nuevo fondo de rescate permanente para los países de la eurozona que pasará a tener una base de capital de 700.000 millones de euros. El acuerdo subraya la resolución de los países de la zona euro de hacer todo lo posible para asegurar la estabilidad financiera en el área de la moneda común.