Cristina en Rosario

“No más puños crispados”

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La presidenta viajó a Rosario acompañada por los ministros Anibal Fernández, Florencio Randazzo, Arturo Puricelli, Antonio Sileoni y Nilda Garré. En el palco estuvo acompañada por el gobernador Hermes Binner y el intendente Miguel Lifschitz, pero sólo habló ella.

Foto: Télam

En el acto por el Día de la Bandera, la presidenta pidió: “No más argentinos contra argentinos. No más voces que convocan al desaliento”. Importante movilización de agrupaciones cercanas al gobierno.

 

Germán de los Santos

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Corresponsalía Rosario

Con un cielo encapotado, con la lluvia como amenaza certera, el acto del Día de la Bandera en Rosario comenzó pasadas las 12.50, cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se acomodó en el palco ubicado en avenida Belgrano, de espaldas al río y frente al monumento.

Con una puntualidad rigurosa, la presidenta aterrizó con el Tango 01 a las 12.05 en el aeropuerto Malvinas Argentinas, donde fue recibida por el gobernador Hermes Binner. Desde allí, la jefa de Estado se trasladó en una combi hasta el predio del Monumento a la Bandera, debido a que las condiciones climáticas le impidieron utilizar un helicóptero.

Al pie del palco oficial, el diputado nacional y candidato a gobernador de Santa Fe para Todos, Agustín Rossi, hizo de anfitrión y saludó uno por uno a los integrantes del gabinete nacional.

Tras acomodarse en las gradas, la presidenta inició una especie de diálogo con señas con el público militante, que desconoció el pedido de silencio que le hizo la jefa de Estado, sobre todo en el momento del Himno Nacional.

“¿Por qué no enrollamos las banderitas, chicos?”, fueron las primeras palabras de la presidenta. Y la primera parte de su discurso se orientó justamente a que en la Argentina “debe haber un cambio de actitud con el que piensa diferente”. Unos minutos antes, el gobernador Hermes Binner había sido blanco de silbidos.

“Tenemos que empezar a saldar viejas diferencias. El Bicentenario nos debe ubicar a todos en un lugar diferente. No desde las ideas que abrazamos con fuerza, sino desde las actitudes frente al que piensa diferente. Los que tenemos la obligación de hacer el cambio de actitud somos los que estamos embanderados en esta transformación. Somos nosotros los máximos responsables para hacer cambiar actitudes”, sostuvo la presidenta.

Cristina aseguró: “Estamos convencidos de que debemos sobreponernos a las descalificaciones y a las injurias. Que nada nos distraiga. Seamos lo suficientemente inteligentes para ver que el camino de la patria estará lleno de piedras. Hay que tener la madurez de apartarlas del camino. No más argentinos contra argentinos. No más puños crispados. No más voces que convocan al desaliento. A la patria la construimos todos, con humildad y con dignidad”, apuntó.

“Tenemos que tener conciencia de que nadie nos ayudó a llegar a este lugar. Allá por el 2001 nos habían soltado la mano. Decían que estábamos llevando a la Argentina al precipicio. El mundo desde donde nos daban lecciones se está hundiendo”, agregó.

Cristina dispuso por decreto que “la enseña nacional sea enarbolada los 365 días del año en todos los edificios públicos”.

Acto politizado

El clima opaco y gris desalentó a los rosarinos a concurrir de forma masiva a participar del acto patrio más importante de una ciudad que no tiene fecha precisa de fundación. En cambio, la llegada de la presidenta movilizó a agrupaciones políticas identificadas con el gobierno nacional, que se ubicaron en el centro de la escena, frente al palco. Mientras Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale probaban sonido en el escenario montado en el Patio Cívico -donde estaba previsto que desfilen grupos musicales durante la tarde, entre ellos Tomás Lipán, Juancho Perone, Franco Luciani, Raúl Carnota-, columnas del Movimiento Evita, La Cámpora y varios sindicatos, como el de Camioneros, Dragado y Balizamiento, entre otros, se acomodaron con inmensos carteles y globos gigantes frente a las gradas donde se ubicó después del mediodía la jefa de Estado.

Desfile corto

Este año, por pedido de la presidenta, se instrumentaron algunos cambios en la organización del acto del Día de la Bandera. El palco que aloja a las autoridades nacionales, provinciales y municipales se ubicó más cerca del sector donde está el público. Y también por pedido expreso de la presidenta se acortó el desfile cívico-militar, que en ocasiones anteriores se llegó a extender por más de dos horas. Cerca de las 14 está programada la marcha de “Alta en el Cielo”, la bandera más larga del mundo que este año alcanzó una extensión de 18 kilómetros, y el desfile de ex combatientes.

/// EL DATO

Grieta

La participación de agrupaciones políticas identificadas con la gestión kirchnerista provocó fastidio en el gobernador Hermes Binner, quien dos horas antes de que se iniciara el acto, sostuvo que la movilización de organizaciones políticas y sociales “parcializan un hecho que es absolutamente integrador de todos los argentinos. Todos los países tienen su bandera, nosotros tenemos la nuestra, la usamos con mucha fuerza en los mundiales y después cuando tenemos un acto específico para homenajear a la enseña patria, la presencia de carteles partidarios hacen una grieta en esta fiesta”.