De domingo a domingo

River como paradigma de un descenso

por pérdida de calidad institucional

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Cunden muchas cuestiones de impacto político-económico, pero bastó que se concretara el descenso de River Plate a la B Nacional para que varios asuntos de actualidad fuesen enterrados por los titulares deportivos y policiales, dada la magnitud de los incidentes después del partido con Belgrano. Foto: DyN

Por Hugo E. Grimaldi

(DyN)

Una primera plana que sintetice la semana que pasó debería considerar varios temas principales en disputa para llevarse las palmas de la noticia más relevante:

1) con el convencimiento de que ella sola se basta para ganar la reelección y en nombre del ‘modelo‘, la presidenta de la Nación designó a dedo a Amado Boudou como su candidato a vice, acomodó a los jóvenes de La Cámpora en las listas de todo el país y generó fuertes ruidos en el sindicalismo y en el PJ, especialmente en el bonaerense.

2) La ministra de Seguridad, Nilda Garré puso gendarmes y prefectos en las calles de la Capital Federal y ahora le pedirá ‘cooperación’ a las Fuerzas Armadas en las zonas de frontera. Se pasó de la ‘sensación de inseguridad’ del ministro Aníbal Fernández a la ‘preocupación extrema’ de CFK frente al delito.

3) Faltó gas y las industrias se paralizaron, mientras el Gobierno miró para otro lado sin explicar por qué se han dilapidado ocho años en la materia, se importa cada vez más energía y se avanza en un convenio directo para traer gas de Qatar hasta 2034 a un costo incierto, pero que se sospecha descomunal.

4) La Justicia apuntó finalmente a la hija de Hebe de Bonafini en el caso de la administración de los $ 765 millones de fondos públicos destinados al financiamiento de las viviendas que construyen las Madres de Plaza de Mayo que, para el Gobierno, sigue siendo el ‘caso Shocklender‘.

El fútbol sepultó otros temas

Todas son cuestiones de mucho impacto político-económico y con miga para el análisis, pero bastó que se concretara el descenso de River Plate a la B Nacional para que ésos y otros asuntos de la actualidad hayan sido enterrados por los titulares deportivos que reflejaron en primer lugar no sólo el calamitoso nivel de los jugadores y el dolor de los hinchas millonarios, sino también la conmoción que sufrió todo el ambiente del fútbol ante tan inédito hecho.

Sin embargo, no todo terminó allí, porque el morbo creció y las noticias se amplificaron, más allá del desmanejo institucional de años que desembocó en esta crisis. Alrededor del descenso de River, el último domingo se verificaron situaciones de violencia, amenazas de barras bravas al juez Sergio Pezzotta y presunta complicidad de dirigentes, pero también de funcionarios públicos, que la Justicia ha comenzado a dilucidar, mientras la AFA de Julio Grondona, quien pidió la intervención de la presidenta para que el partido con Belgrano se jugara con público, mira para otro lado para no tener que sancionar al club.

La primera bronca de quienes diseñan los relatos oficialistas fue que la sorpresa que buscaba darle lustre al anuncio del nombre del vicepresidente designado, Amado Boudou duró apenas un día en la tapa de los diarios.

Inmediatamente después, los gurúes comunicacionales cayeron en la cuenta de que, como no hay mal que por bien no venga, esos títulos también habían tapado el caso de las Madres y que ya en la calle no se hablaba de eso ni de otras cuestiones críticas para el Gobierno. Tímidamente, se trató de instalar el tema Malvinas, pero como no se registró ni siquiera un mínimo plafond nacionalista para acicatear, así como subió, bajó.

Para echarle la culpa a otro y con la conocida mecánica de torturar los argumentos para arribar a una conclusión elaborada previamente sobre la base de un prejuicio, el pensador Ricardo Forster buscó llevar agua para el molino kirchnerista en una nota periodística, donde exponía una desencajada teoría ideológica que, a costa de torcer la historia, pretendía demostrar que el desbarranque de River fue producto del neoliberalismo de los años ‘90. Lo que el autor nunca focalizó es que José María Aguilar, el factutom de la decadencia del club, fue impulsado por Néstor Kirchner en persona para contraponerlo a Mauricio Macri, quien sí había llegado a la política después de sus éxitos noventistas al mando de Boca Juniors.

El gas que alguna vez se exportaba

Ya a partir del miércoles, el tema River empezó a sumarle dolores de cabeza prácticos al Gobierno, porque quedó bien claro que el operativo policial a la salida del Estadio había sido calamitoso y que los vándalos que destrozaron los negocios de la Avenida Libertador lo hicieron en una zona liberada, enfrentándose a piedrazos con policías quienes, enfundados en sus chalecos naranja, corrían para protegerse o patéticamente devolvían las piedras. Más allá de echarle la culpa a la TV privada por mostrar los incidentes, ¿cómo hacer para esconder que la orden para que el partido se jugara con público había sido dada por Cristina, aún contra la sugerencia del ministerio de Seguridad de Garré?

También hizo mucho ruido el convenio que el ministro Julio de Vido firmó en Dubai para asegurarse, por 20 años desde 2014, fluido licuado traído desde Qatar por barcos de su propia flota, que más allá de comprometer a futuros gobiernos, no es nada más ni nada menos que la importación directa a un precio incierto de un producto que hasta hace pocos años se exportaba a Chile.

Lo cierto es que mientras la ministra de Industria, Débora Giorgi se la pasa promoviendo la sustitución de importaciones y convirtiéndose en adalid del cierre comercial, aún a costa de no agradar a Brasil, su colega De Vido se gasta las divisas por el lado de las compras de energía. En este aspecto, con la inauguración del gasoducto ‘Juana Azurduy‘ se acaba de ampliar el convenio con Bolivia, país que abastecerá a la Argentina, aunque no para llenar a ciento por ciento el caño, ya que tiene problemas con las empresas para sacar el gas y contratos que cumplir con Brasil. El precio a reconocer por el gas boliviano será de algo más de 7 dólares el millón de BTU (en el caso del GNL se paga por encima de U$S 10 la misma unidad de medida), mientras que en el mercado interno la retribución a los productores es de U$S 2,50.

La crisis griega y el “modelo” argentino

En campaña, la presidenta hizo una enfática defensa de las inversiones realizadas en materia energética y de los hogares que se han beneficiado, aunque con una frase premonitoria del baño de realismo que puede llegarle al Gobierno después de diciembre, si renueva su mandato: ‘Todos hablan y critican los subsidios, pero la hora de consumir gas o energía, eligen la subsidiada. Todos, empresarios, comerciantes... Entonces, es bueno que tengamos en claro que hay energía disponible, pero que hay que pagarla’. Es que como en el caso de River y en todos aquellos donde a iguales causas se producen iguales efectos, con la negación permanente de los problemas de la energía, de la inflación, de las cuentas fiscales y de la balanza de pagos lo que está haciendo el Gobierno es incubar un futuro ajuste, que no es otra cosa que la vieja historia del descenso anunciado. Si se lo combina con cierta dosis de soberbia que mina la calidad institucional, entonces el cóctel resulta explosivo.

La defensa política que hace la presidenta del ‘modelo‘ argentino y la aparición rutilante de economistas heterodoxos que, al igual que Forster, construyen un relato amañado y a contramano del mundo, han sido durante la semana también moneda corriente. Con sus dichos, la presidenta del BCRA, Mercedes Marcó del Pont y el economista estrella Axel Kicillof le han dado sustento teórico al nuevo paradigma económico de país cerrado y estatista que intenta imponerse, en línea con la lógica de la destrucción de los valores del enemigo, tal como indica el manual del ideólogo Ernesto Laclau. ¿Por qué una crisis? En el camino de ida, cuando la fiesta está en su esplendor, los ciudadanos, los políticos de todos los colores y buena parte de la prensa miran para otro lado. Pero cuando hay que pagar la cuenta y llegan los planes de ajuste todos suelen echarle la culpa a quien destapa la olla y no al que inyectó la presión.

El caso griego es el ejemplo más reciente, pero la Argentina de los últimos 50 años tiene muchos otros en el mismo sentido, que hoy la pasividad ciudadana parece querer repetir, hasta que le caiga la ficha y entonces se dé cuenta que ya no juega más en Primera División. Como suele decir la senadora Norma Morandini, ‘como la sociedad no se indigna a tiempo, después se enfurece y rompe el espejo’.


El caso griego es el ejemplo más reciente, pero la Argentina de los últimos 50 años tiene muchos otros en el mismo sentido, que hoy la pasividad ciudadana parece querer repetir, hasta que le caiga la ficha y entonces se dé cuenta que ya no juega más en Primera División.