“Medianoche en París”

Una encantadora fantasía parisina

Una encantadora fantasía parisina

Owen Wilson y Rachel McAdams, de paseo por París, de la mano de Woody Allen.

Foto: Agencia Télam

Medianoche en París. Midnight in Paris, España-EE.UU./2011, hablada en inglés y francés. Dirección y guión: Woody Allen. Fotografía: Darius Khondji. Edición: Alisa Lepselter. Diseño de producción: Anne Seibel. Elenco: Owen Wilson, Rachel McAdams, Marion Cotillard, Kathy Bayes, Adrien Brody, Carla Bruni, Michael Sheen. Duración: 94 minutos. Calificación: Apta para todo público. Se exhibe en Cinemark.

 

Laura Osti

Woody Allen da la sensación de hacer algunas películas “de taquito”. “Medianoche en París” es una de ésas. Comienza con una sucesión de imágenes estilo postal turística de distintos lugares típicos de la capital francesa, mientras se escucha una melodía del saxofonista Sidney Bechet, como para entrar en clima.

El film es un tributo a una ciudad ícono de la cultura de Occidente del siglo XX y el homenaje elige enfocarse en la década de los años ‘20, que marcó de manera indeleble a todos los artistas e intelectuales europeos y estadounidenses, que fueron quienes protagonizaron con su experiencia y su influencia las más importantes tendencias estéticas y filosóficas de la época, cuyos alcances llegan hasta nuestros días.

La anécdota reúne a Gil (Owen Wilson), un guionista de cine de Hollywood y novelista frustrado, quien junto a su novia Inez (Rachel McAdams) y sus suegros (Kurt Fuller y Mimi Kennedy), está de visita en París en un viaje que combina negocios y placer. Allí se encuentran con otro matrimonio joven, amigos de Inez, con los que Gil no simpatiza demasiado. Pronto, las discusiones y desaveniencias van a distanciar a la pareja, y mientras Inez sale a divertirse con sus amigos, Gil encara un paseo solitario por las calles nocturnas de la ciudad de sus amores.

¿Y qué es lo que sucede? Un embrujo muy al estilo Allen. Justo a medianoche, por una callecita oscura, aparece un viejo Peugeot de los años ‘20 y uno de sus pasajeros incita a Gil a sumarse al grupo. El joven guionista de cine, que está algo embriagado por haber abusado de algunos buenos vinos, se ve pronto rodeado de un grupo de personas bastante extravagantes y vestidas al estilo de la belle époque. Y eso no es todo, pronto descubre que no se trata de cualquier gente, sus nuevos amigos son nada menos que personajes muy famosos de la literatura y del arte, con quienes mantendrá interesantes diálogos.

De paseo con los grandes

Scott y Zelda Fitzgerald, Ernest Hemingway, Cole Porter, Gertrude Stein, T.S. Eliot, Pablo Picasso, Djuna Barnes, Jean Cocteau, los surrealistas Dalí, Buñuel y Man Ray lo llevarán a ciertos lugares míticos donde ellos se reunían habitualmente para compartir veladas donde el arte, el alcohol y los romances eran los temas prioritarios y lo que daba sentido a la existencia. Gil queda deslumbrado y a partir de allí, comienza a transitar por una especie de “doble vida” muy particular, en la que incluso se enamora de una bella mujer de aquella época, Adriana (Marion Cotillard), quien fuera amante de Picasso, Braque y Modigliani.

La extraña experiencia se repite cada medianoche y Gil, seducido por ese mundo y desengañado de su presente no del todo satisfactorio, terminará sufriendo una crisis con su pareja y la huida nostálgica al pasado le abrirá la puerta para un futuro diferente.

“Medianoche en París” parece una película hecha “de taquito”, casi como una excusa para hablar de las bondades turísticas de la capital francesa, mientras se hace un repaso por su riquísimo acervo histórico-cultural, con una fugaz participación de la primera dama Carla Bruni incluida en el paquete. Sin embargo, la misma idea, el mismo material e incluso los mismos actores, en manos de cualquier improvisado posiblemente terminaría en un pastiche mediocre insustancial, pero en manos del genio laborioso de Allen se convierte en un exquisito juego intelectual, un pasatiempo hecho con buen gusto e inteligencia, en el que el espectador se verá tratado con respeto y amabilidad, como en cada una de sus producciones.

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MUY BUENA