DÍA MUNDIAL DE LUCHA CONTRA LA ENFERMEDAD

Hepatitis C: es clave la detección temprana

En la Argentina se estima que el 1% de la población está infectado. La mayoría de la gente no sabe que padece la enfermedad.

A_LC.jpg

Prevención. En el mundo todavía no hay una vacuna contra la hepatitis C, pero el calendario de vacunación argentino incluye la inmunización contra la hepatitis A y B. Foto: Archivo/El Litoral/Luis Cetraro

De la Redacción de El Litoral

[email protected]

En el Día Mundial de la Hepatitis, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que es fundamental que la gente tome conciencia sobre la importancia de prevenir los distintos tipos de hepatitis virales, sobre todo en el caso del tipo C -conocida como la hepatitis silenciosa- que no suele presentar síntomas hasta un grado avanzado y a veces fatal de la enfermedad.

“En Argentina se estima que cerca del 1% de la población se halla infectado o al menos ha estado en contacto con este virus”, afirmó el doctor Hugo Tanno, jefe del Servicio de Gastroenterología y Hepatología del hospital provincial Centenario de Rosario.

El diagnóstico de la infección por el virus de la hepatitis C se realiza través de un test de sangre, que evalúa la presencia de anticuerpos específicos. Sin tratamiento, la hepatitis C puede conducir a la cirrosis, a la insuficiencia hepática y al cáncer de hígado. Esta enfermedad es la principal causa de trasplante hepático en Argentina, la Unión Europea y Estados Unidos y la causa de la mitad de los tumores malignos primarios de hígado.

La hepatitis es la inflamación del hígado, que habitualmente es causada por un virus. De los cinco virus de la hepatitis conocidos (A, B, C, D y E), sólo el B y el C son capaces de generar una infección crónica, lo que puede llevar al desarrollo de complicaciones a largo plazo.

Sumadas, las hepatitis B y C afectan a más de 500 millones de personas y se estima que un millón de pacientes mueren cada año. “Una característica de esta enfermedad es que el paciente infectado con el virus C evoluciona en forma crónica (hepatitis crónica) y puede llegar a la cirrosis sin percibir síntoma alguno. Esta forma silente de la enfermedad hace que muchos la padezcan sin saberlo, de allí la importancia de su detección para su posterior tratamiento”, destacó el doctor Tanno.

El conocimiento del virus de la hepatitis C es relativamente reciente: fue identificado en 1989 y se transmite principalmente a través del contacto directo con la sangre, ya sea por el uso de jeringas no esterilizadas, a través de transfusiones de sangre no segura, al compartir objetos de aseo personal contaminados con sangre infectada (como máquinas de afeitar o cepillos de dientes) o al tener relaciones sexuales sin condón con una persona infectada.

Entre las medidas de prevención, los especialistas explican que es clave vacunarse en el caso de la hepatitis A, B y D. Para la hepatitis C todavía no se cuenta con una vacuna, por eso hay que evitar compartir cualquier elemento que pueda contener sangre infectada y usar preservativos en las relaciones sexuales (estas recomendaciones también se deben tomar en cuenta para el virus de la hepatitis B).

La situación de la Argentina

“En seis años se logró disminuir un 95% los casos de hepatitis A”, aseguró Juan Manzur, ministro de Salud de la Nación. Carla Vizzotti, responsable del Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles, destacó que a partir del 2007, cuando se decide incorporar al calendario la vacuna contra la hepatits A y B “no se han realizado más trasplantes hepáticos por esa enfermedad”.

La funcionaria precisó que en el 2004, antes de la introducción de la vacuna “fueron registrados 43.321 casos provocados por este virus, mientras que el año pasado hubo sólo 329, lo que representa una disminución del 95%. Vizzoti explicó que el calendario también incluye desde 2000 la vacuna de la hepatitis B, que se aplica a las 12 horas de vida, para protección de los recién nacidos; y desde 2003, la vacuna destinada a los chicos de 11 años que deben iniciar o completar la vacunación.


500

millones de personas

padecen hepatitis C y B en todo el mundo, según la OMS.