Mesa de café

Asustados y contentos

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Remo Erdosain

Raras veces Marcial se permite estar eufórico. Esta es una de ellas. Ha llegado temprano al bar, se acomodó en la mesa que desde hace años tenemos reservada al lado de la ventana y lejos del televisor, y pidió su té con leche y masitas como siempre. Quito lo atendió con su habitual parsimonia. A medida que íbamos llegando, Marcial nos saludaba con su sonrisa más ancha y nos decía que pidiéramos lo que quisiéramos porque esa mañana él pagaba todo.

-No sé por qué estás tan contento -le reprocha José que fue el último en llegar- después de todo tu candidato cómico no ganó.

-No le ganó a Bonfatti pero le dio un susto que no le dejó los pelos de punta porque no los tiene. Mientras tanto -dice mirándolo a José- a ustedes le dimos una paliza histórica, nos quedamos con los votos y si nos apuran nos vamos a quedar con el peronismo.

-El peronismo no es conservador como vos -responde José.

-¿Quién te dijo que no lo es? -se burla Marcial. -El peronismo históricamente fue siempre el partido del orden, el partido de la autoridad; por eso Reutemann es peronista y, de alguna manera, Torres del Sel lo es.

-Yo no sería tan apresurado para hacer las calificaciones -digo- puedo admitir que Torres del Sel tenga una sintonía ideológica con Reutemann, Scioli y Macri, pero de allí a decir que es peronista me parece que hay una larga distancia.

-A mí lo que me gustó de estas elecciones -dice Abel- es que los socialistas perdieron diez puntos, sacaron menos votos en todos lados, y se pegaron un susto de madonna santa. Si las elecciones se hubieran hecho una semana después el nuevo gobernador hubiera sido Torres del Sel.

-Menos mal que se hicieron cuando estaba previsto -digo- porque lo peor que le hubiera pasado a Torres del Sel hubiese sido ser gobernador ahora.

-¿Y se puede saber por qué? -pregunta Marcial.

-Porque no hubiera sabido qué hacer, porque no conoce ni siquiera cómo funcionan las instituciones del Estado, porque no debe saber que es un Estado -digo.

-Reutemann tampoco lo sabía cuando llegó -se defiende Marcial.

-Si para vos Reutemann es un modelo... -exclama Abel.

-No lo es -responde Marcial- pero convengamos que fue gobernador dos veces y que si hoy se presentara en la provincia lo sería por tercera vez. Eso quiere decir que tan mal no gobernó. Que para aprender cómo funcionan las instituciones alcanza y sobra con un manual de instrucción cívica, pero para aprender a gobernar hacen falta condiciones especiales.

-¿Y Reutemann y Torres del Sel las tienen? -pregunto.

-Creo que sí -responde impávido Marcial- los políticos pueden ser muy diestros para las roscas y los chanchullos. Pero para gestionar hace falta algo más que habilidad y picardía.

-En todo lo que decís estoy de acuerdo -digo- en lo que discrepo es que Reutemann y Torres del Sel sean estadistas.

-Tal vez no sean estadistas -insiste Marcial- pero hacen las cosas bien o, por lo menos, la hacen un poco mejor que los llamados políticos profesionales. A Reutemann cuando lo cargaban porque era gobernador y no venía de la política decía: “Cómo andarán las cosas de mal y cómo las habrán hecho mal para que hayan tenido que llamar a un tipo como yo”.

-Yo te hago la siguiente pregunta -le digo a Marcial- ¿vos contratarías en tu empresa a alguien sin pedirle antecedentes laborales, recomendaciones, títulos de capacitación?

-En mi empresa se ingresa por concurso -responde orgulloso Marcial.

-¿Y por qué lo que exigís para tu empresa no lo exigís para la máxima responsabilidad en la provincia? -digo.

-No es lo mismo -dice.

-Claro que no es lo mismo. Es mucho mas grave. Lo que pasa es que como la empresa es tuya no te animás a correr riesgos contratando a un chanta, pero para la provincia elegís al que ríe mejor o maneja bien un auto. ¿No te parece que es medio incoherente?

-Dejame pensarlo y mañana te contesto -responde Marcial .

-Cuanto más lo defendés Reutemann -dice José- más me convenzo de que él fue el responsable de la derrota del peronismo. Eso en buen español quiere decir traidor.

-Yo creo que Reutemann tiene más que ver con el peronismo real de carne y hueso de esta provincia que Rossi -dice Abel.

-¿Le vas a negar peronismo a Rossi? -exclama José.

-No se lo niego, lo que digo es que el otro peronismo es más fuerte.

-Es un peronismo de derecha- repica José.

-¿Y desde cuándo ustedes son de izquierda? -pregunto.

-No somos de izquierda pero somos nacionales y populares -insiste José.

-¿Como tus amigos de Carta Abierta o como tus compañeros de “6,7 y 8”?

-No. Peronistas como fueron Evita y Perón -responde José.

-Ya llegó la hora de la pavada -dice Marcial- ahora falta que empiecen a sonar unos violines gitanos y entonces tenemos cartón lleno.

-Yo me conformaría con la “marchita” -replica José.

-Yo creo que a Torres del Sel le fue bien -dice Abel- pero tengo mis serias dudas de que vaya a continuar en política. Estos personajes de la farándula necesitan ganar de entrada y cuando esto no ocurre empiezan a desmoralizarse y se vuelven a su casa o al escenario. Ahora ya no es más el apolítico que trae noticias nuevas. Ahora ya es un político y durante cuatro años deberá lidiar con punteros, legisladores, caudillos locales, políticos tramposos que van a merodear a su lado para sacarle ventajas o hacerle pisar el palito.

-La política no es tan complicada -digo.

-Más o menos -responde Abel- además lo más complicado es lidiar con las rutinas de la política, con sus burócratas, sus punteros mezquinos, sus pequeñas trampitas. Hay que tener ambiciones firmes o ideas firmes para acostumbrarse a este oficio.

-Lo que es cierto es que hasta ahora a Torres del Sel le tocó bailar con la más linda -digo- vamos a ver qué pasa cuando le toque salir a al pista con la más fea.

-Por lo pronto -dice Marcial- el hombre fue la gran novedad de la política nacional. A Rossi lo pasó por arriba y a Bonfatti le dio un susto grande.

-Bonfatti se lo tiene merecido -dice Abel. -Es que a los que se creen muy piolas y muy vivos les pasan estas cosas. Viene un don Juan de afuera y le demuestra que no era ni tan piola ni tan vivo.

-Pero lo cierto es que ganó. Raspando, pero ganó -digo.

-También es cierto que se asustaron y que se les aguó la fiesta -dice Marcial.

-Lo que es un misterio es cómo van a gobernar de aquí en más. Tienen a la Legislatura en contra y Bonfatti ya no tiene el encanto novedoso que traía Binner.

-Mucho más grave que eso -digo- es que ya no van a contar con el voto automático de los radicales. Ya en estas elecciones los radicales de Rosario y seguramente los de Las Colonias votaron por Torres del Sel.

-Eso les pasa a los que maltratan a los aliados. Después podrán arreglar políticamente con los dirigentes, pero a los afiliados de base no los arreglan y votan a quien mejor les parece -dice Abel.

-Yo creo que de hecho el llamado Frente Progresista está roto. La muerte no está reconocida, no hay avisos necrológicos y no hubo velorio ni entierro, pero el Frente ya está finado -arriesga Marcial.

-No comparto -responde Abel.