“Hay que disfrutar de la música fuera de cualquier prejuicio de género”

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El trombonista cordobés Pablo Fenoglio es parte del staff estable de profesores de Trombonanza. Versátil en el abordaje del instrumento, se vincula tanto a la música clásica como a la popular. En diálogo con Nosotros, reflexiona sobre el trombón en el ámbito académico, sus posibilidades expresivas, y cuenta sus proyectos musicales.

 

TEXTOS. MILI LÓPEZ. FOTOS. amancio alem, el litoral y gentileza p. fenoglio.

en ate casa españa, en el marco del curso de perfeccionamiento de trombonanza.

“A los nueve años me di cuenta de que me gustaba el trombón, quedé cautivado por la magia de ese instrumento que no tenía teclas. Es cautivante el hecho de cómo se produce sonido y cómo salen las notas, y desde chico siempre insistí con tocar el trombón”. El que habla es Pablo Fenoglio, trombonista cordobés, quien en estos días se encuentra en Santa Fe participando del curso de perfeccionamiento Trombonanza.

Nacido en Bell Ville, provincia de Córdoba, desde chico eligió la música como medio expresivo y luego, como un modo de vida. Esa fascinación de niño con el instrumento se tradujo en esfuerzo, trabajo y estudio. Se mudó a Córdoba y luego a Buenos Aires, y más tarde a Alemania, con el único objetivo de mejorar en lo que más le gustaba: tocar el trombón.

Hoy su vida se reparte en conciertos, clases y viajes. Participa como profesor en encuentros internacionales de trombón, realiza giras por Europa y Estados Unidos, toca como solista junto a reconocidas orquestas del país y, además, está al frente de proyectos que contribuyen al estudio y la difusión del instrumento.

VERTIENTES

Versátil y multifacético, Pablo Fenoglio se vincula tanto a la música clásica como a la popular. Su vida actual lo encuentra en medio de proyectos tan variados como numerosos. “Uno tiene que poder disfrutar la música fuera de cualquier prejuicio de género, tiene que fluir y llegar a la mayor cantidad de gente posible”.

Sus horas se dividen, por un lado, entre su lugar como primer Trombón de la Orquesta Estable del Teatro Colón y su presencia en las filas de trombones de la Orquesta Sinfónica Nacional y, por el otro, forma parte del Sexteto de Jazz de Mariano Otero y el Sexteto de Tango de Sonia Possetti.

Como si esto fuera poco, completa su universo musical con dos propuestas que lo tienen como protagonista: el cuarteto de trombones Viento Sur y el dúo Contrabón, que forma junto al contrabajista Gustavo Lorenzatti.

-Tus proyectos se enmarcan en distintos lenguajes musicales ¿Qué rescatás de cada uno de ellos?

- Son tipos de energías tan diversas que cada una tiene su encanto de diferente manera. En la música clásica, orquestal, uno puede gozar de participar de un evento muy importante. En la Orquesta Sinfónica son noventa músicos y cada uno de ellos es parte de ese engranaje, entonces lo disfruto desde la participación en un grupo grande. Con respecto al terreno solista, por más que es música que ya fue escrita, uno tiene la posibilidad de poder sacar todas las emociones y lo que se quiere transmitir, el músico pone mucho de sí mismo en esa interpretación. Con relación a la música popular, es un tipo de energía diferente, más espontánea, tiene el condimento de la improvisación, de poder generar un hecho artístico en el momento. Son tres tipos de intervención distintos de una unidad expresiva muy grande, creo que uno puede disfrutar de cada una de esas variables...

- ¿Creés que la evolución en el estudio del instrumento permite este abordaje expresivo más amplio?

- El instrumento es el mismo desde el renacimiento, en sí no ha cambiado demasiado. Lo que se han modificado son las barreras que antes había en relación a la música que se toca. Los músicos, al ser cada vez más especializados, pueden abordar otro tipo de repertorio. Hoy en día con el trombón se toca cualquier tipo de música. Sobre todo en el mundo de la música clásica es un instrumento que viene conquistando terreno, la evolución se va dando por el descubrimiento de posibilidades expresivas que lo llevan a ganar protagonismo.

MÚSICA ARGENTINA

Desde 1996, Fenoglio junto a Carlos Ovejero, Jorge Urani y Enrique Schneebeli despuntan el vicio en el cuarteto de trombones Viento Sur. “Este proyecto nace del encuentro con amigos con los que tenemos los mismos intereses para con el instrumento. Nació como un grupo de estudio, buscando ir un poco más allá de lo que es la música de orquesta para trombón”.

Con una propuesta innovadora, este cuarteto se caracteriza por la constante búsqueda de un sonido original y contundente, generando un espacio para la investigación y el estudio del instrumento. Con dos discos en su haber, su repertorio inicial de música de cámara se amplió hacia una nueva apuesta: la música argentina.

“Tratamos de rescatar el espíritu del tango y llevarlo a nuestros instrumentos. El repertorio que decidimos abordar viene por ese lado. Después de muchos años de estudio, estábamos un poco cansados de que toda la música para nuestros instrumentos siempre viene de afuera. Pensamos que era un buen momento para tratar de revertir esa situación, de empezar a adaptar nuestra música al instrumento y generar el interés de compositores que quieren escribir para cuarteto de trombones. Lentamente las obras originales empiezan a transformarse en material de estudio de nuestro grupo y también de trombonistas extranjeros que quieren tocar música argentina”, comenta Fenoglio.

PASAR LA POSTA

Cada vez hay más jóvenes que se acercan al instrumento desde distintas vertientes musicales. Algunos de la mano del reggae, otros desde el jazz, muchos ingresan al mundo del trombón por su interés en la música clásica y la formación sinfónica, y otros tantos tienen una gran vocación con el instrumento en sí. El abanico es muy amplio, y hay distintas puertas de entrada hacia el trombón.

A diferencia de otros tiempos, hoy la información está al alcance de la mano por la gran base de datos que es internet y, a su vez, los profesores son músicos profesionales con muchas herramientas para poder pasar la posta.

“Está la voluntad de que las cosas que quizás nos fueron un poco complicadas para nuestra generación, podamos tratar de allanar el camino para que a los chicos que están empezando a estudiar, les sean más sencillas”, explica Pablo y agrega “en mi caso, hasta los 15 años nunca he tenido en mis manos una grabación de trombón solo o un concierto para trombón y orquesta, y hoy ese repertorio está mucho más accesible y los mismos profesores promueven que ese repertorio se toque, eso les da un nivel muy grande”.

Otra meta es contar con nuevas obras que tengan como protagonistas al trombón. En la música clásica, lo más común es que los compositores se inclinen a componer obras para instrumentos solistas convencionales como la flauta y el violín. “Creo que a veces es por el desconocimiento de los compositores, que no tienen acceso a escuchar a un grupo y pensar en la posibilidad de escribir obras para trombón”, dice y añade “el desafío de la música para un compositor no es componer la obra, sino que la música se toque, que haya un interés de parte del público y de los músicos de que esa música se conozca. Eso se está intentando promover: que haya compositores que escriban música y que haya músicos que la toquen”.

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con el trombón, instrumento que lo lleva por el mundo.

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desde 1996 integra el cuarteto de trombones “viento sur”.

TROMBONANZA: MADE IN SANTA FE

Nadie hubiese pensado treinta años atrás la actual escena musical de Santa Fe. Nadie, ni siquiera ese grupo de jóvenes que emprendieron la quijotada de formar, en una ciudad del interior de la Argentina, una orquesta de jazz de la nada. Tampoco el por entonces joven e inquieto Rubén Carughi que decidió, allá por los ochenta, dejar su primer instrumento, la trompeta, para enamorarse para siempre del trombón.

Dicen que en los momentos de escasez surgen los mejores proyectos, las más grandes invenciones. Es así que hoy Santa Fe Jazz Ensamble se mantiene como la big band con mayor permanencia del país, mostrando los lauros de haber compartido escenario con los más grandes que disfrutan ese amorío por la música nacida en el Norte. Carughi se inventó a sí mismo como músico de jazz, luego como profesor y también como gestor cultural.

Hoy en día, es momento de recoger los frutos. Trombonanza es el curso de perfeccionamiento más importante de Sudamérica, que convoca a los mejores trombonistas y tubistas de diferentes partes del mundo y que cobija un amplio abanico que va desde la música clásica a la popular y el jazz.

Ya tiene doce años de historia y han pasado los más reconocidos trombonistas de todo el mundo. Paraguay, Estados Unidos, Venezuela, Colombia, Argentina, España, Brasil, Chile, Perú, Alemania, son algunos de los países de donde provienen los profesores y también algunos alumnos que se acercan a Santa Fe.

“Conozco muchos encuentros de este tipo, pero en Trombonanza pasa algo muy especial. Es una posibilidad para los más chicos de tener un contacto directo con el trombonista o profesor que quizás escucharon en un cd y ahora lo ven en vivo y pueden charlar con ellos. El enfoque que tiene es muy humano, es un contacto directo no con el trombonista, sino con personas que tocan el trombón”, reconoce Pablo Fenoglio.

Este año, Trombonanza tiene un sabor extra. Hace dos meses, su mentor fue reconocido por la Presidencia de la Asociación Internacional de Trombón (ITA), máximo organismo en su tipo en el mundo. Se trata de un premio especial debido a la labor de difusión del trombón en Argentina y Sudamérica; el reconocimiento tuvo lugar en el Festival Internacional de Trombón (ITF) que se realizó en Nashville, Estados Unidos.

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fenoglio, como solista en una edición anterior de trombonanza.