Al margen de la crónica

Sin opciones para Osama ben Laden

El grupo de operaciones especiales de la Marina de EE.UU., que acabó con la vida de Osama ben Laden en mayo pasado, no tenía intención de detener al líder de Al Qaeda sino que su único objetivo era matarlo, según nuevos detalles de la operación publicados hoy por la revista The New Yorker.

“Nunca estuvo en cuestión si había que detenerlo o capturarlo (a Ben Laden). No fue una decisión tomada en una fracción de segundo. Nadie quería detenidos”, afirmó un oficial de operaciones especiales a la revista, que publica esta semana un relato pormenorizado de la Operación Gerónimo. La versión oficial de la administración estadounidense siempre ha sido que la operación llevada a cabo en Pakistán tenía como misión capturar a Ben Laden, pero en ese momento el terrorista ofreció resistencia y por eso se abrió fuego contra él.

Ben Laden murió tras recibir dos disparos, uno en el pecho y el otro en la cabeza, de uno de los soldados que participó en el operativo, quien tras comprobar que el terrorista había sido abatido dijo por el sistema de radio “Gerónimo EKIA”, acrónimo en inglés de “enemigo muerto en combate”.

Fue entonces cuando el presidente Barack Obama, que había estado siguiendo en directo la operación desde la “Situation Room”, la sala de crisis de la Casa Blanca, dijo: “Lo tenemos”, dando por finalizada una operación en una residencia de Abbottabad, a 50 kilómetros de Islamabad.

Los soldados llegaron al complejo en dos helicópteros Black Hawk, aunque meses antes se plantearon a Obama diferentes alternativas, desde cavar un túnel para llegar a la residencia hasta lanzar un ataque aéreo con bombarderos B2 Spirit, propuesta apoyada por el entonces secretario de Defensa, Robert Gates, según la revista.

Antes de que cayera abatido el líder de Al Qaeda, otro soldado mató a uno de los hijos del terrorista, Khalid ben Laden, mientras que una de las dos esposas que estaban a su lado en la habitación donde fue localizado en la tercera planta de la residencia recibió un disparo en la pierna.

Unos días más tarde el presidente estadounidense viajó hasta la base militar de Fort Campbell, en Kentucky, para felicitar personalmente a los integrantes de la misión y, según The New Yorker, Obama nunca preguntó la identidad del soldado que disparó a Bin Laden y ellos “tampoco se ofrecieron como voluntarios para responder”.