No pudo ganar ni con dos jugadores más ante Belgrano

A Unión le cuesta meter Primera

Duele el arranque en la máxima categoría: sacó dos puntos de nueve, no ganó y apenas marcó un gol —lo hizo un defensor— en tres partidos.

Sobran las palabras. Las caras lo dicen todo. No alcanzó con poner toda la carne arriba de la parrilla en el 15 de Abril. Unión arrancó con Barrales y Magnín para luego sumar a Paulo Rosales de enganche y Matías Quiroga como tercer delantero de punta. Los típicos brazos en jarra de Rosales y Quiroga resumen la resignación. De fondo, festejan los Piratas cordobeses: se llevaron un punto con dos jugadores menos. Foto: Luis Cetraro

 

Darío Pignata

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Es cierto que falta mucho. Tan cierto como que hasta acá mostró poco. Era sabido que esta empresa iba a resultar complicada por donde se la mire. Tanto o más que volver a Primera con un club que estaba peligrosamente acostumbrado a la “B”. El fútbol demuestra —en realidad, se lo demostró hace poquito nomás— que no hay imposibles. Pero las tendencias preocupan, tanto como las encuestas o los bocas de urnas de las elecciones cuando se hacen en serio.

Entiendo claramente cuando Kudelka dice que el empate de anoche es nada para afuera y mucho para adentro. No hay que leerlo desde Belgrano, aún con un árbitro muy malo que hizo todo lo posible por devolver en Santa Fe los favores del robo en Alberdi en la “B” y aún con dos jugadores más en el campo. Hay que leerlo desde el vendaval en La Boca con el 0-4. Porque para un equipo golpeado post Bombonera, una derrota en casa hubiera significado la llave para la caja negra de un avión estrellado. Lo entiendo al entrenador cuando en el análisis mira más para adentro del grupo que para afuera en la tabla. Porque empatar de local con dos hombres más durante un tiempo importante no es negocio ni para un equipo que tenga a varios Eber Ludueña.

Desde ese punto de vista y por cómo venía Unión, el segundo punto importante es haber empatado con el arco en cero. Porque del mismo modo que Unión fue impotente atacando, cuando el partido fue “normal” —once contra once y hasta once contra diez—, Bologna fue un espectador de lujo que casi se muere congelado bajo los tres caños por la falta de trabajo.

Está bien que el técnico intente agrandarse a partir de las fortalezas que encuentra; no le queda otra. Mucho más si no son tantas. El orden táctico para defender, la entrega, el despliegue y el amor propio para pelear cada pelota hablan bien del compromiso de los jugadores para con el entrenador.

El tema es corregir, de la manera más rápida posible, las debilidades. No escuché nada mas injusto para con Quiroga, Barrales, Pereyra y Magnín que la frase de “Unión no tiene gol”. ¿Cómo se puede evaluar la capacidad de gol de los delanteros si el equipo nos lo puso nunca mano a mano con el arquero de enfrente en tres partidos?

Nada de lo que le está pasando a Unión en este recorrido no fue advertido por el GPS que se usa en Primera División. Todo lo que le pasa estaba en los planes: el plazo de adaptación a la categoría, los tiempos de Kudelka para ensamblar los que estaban con los que llegaron como refuerzos y las famosas piedras en el camino.

Es obvio lo que le está pasando: le cuesta la Primera División a Unión. Le cuesta a su técnico y también a algunos de sus jugadores que no ofrecen las mismas respuestas interesantes que en el ascenso. Tres fechas es “nada” para ser contundentes y decir de qué se trata. Puede ser —desde el optimismo— que falte tiempo o bien puede ser —desde el pesimismo— que falte jerarquía técnica.

Lo que no me cierra de Darío como entrenador que toma decisiones en el armado es el porqué tantos cambios de un partido al otro. ¿Por qué se terminó tan rápido el tiempo de titularidad en jugadores como Rosales, Quiroga o Montero? Se la bancaron con Argentinos —en todo, mucho mejor que anoche— y desaparecieron mágicamente contra Boca y Belgrano, respectivamente.

Si el equipo va a jugar “a los centritos”, como anoche, el flaco Quiroga no puede estar en el banco. Si el equipo quiere jugar por abajo, Rosales tiene que arrancar de titular hasta fundir biela.

Ordenados los centrales, sin achicarse el pibe Bruna y luchador Barrales arriba en soledad. A los esfuerzos individuales hay que darle sentido de juego colectivo, algo que hoy Unión no tiene. Uno no se da cuenta por ahora si es un equipo que quiere presionar, esperar o retroceder. Hace de todo un poco a la vez y no termina haciendo nada.

Los primeros tres partidos oficiales prolongaron el diagnóstico de los amistosos en pretemporada: ordenado y combativo para defender; poco explosivo y sin variantes para atacar.

Está claro que a Unión le cuesta meter Primera y por ahora no arranca. En el fútbol nadie tiene patentada la receta del éxito y eso está claro. Pero si Kudelka logra encontrar el equipo metiendo de cuatro o cinco cambios por partido, definitivamente se convertirá en el técnico de los milagros en Unión, ya no sólo por haberlo ascendido después de ocho años en la “B”, sino porque está recorriendo un camino totalmente distinto a lo que indica el Manual del Entrenador para este tipo de tempestades.

Al remate de lejos que embolsó Olave. Como no podía entrar tocando —una de Montero por derecha y el gol anulado por izquierda—, Unión empezó a desesperarse con dos jugadores más, por las expulsiones de Silvera y Quiroga. Cuando no pasaba nada con los centritos eligió patear de media distancia, como en este remate de Sarmiento que contiene el pariente del recordado “Potro” Rodrigo. Foto: Pablo Aguirre

 

BAJO LA LUPA

BOLOGNA (6): no atajó una sola pelota complicada en toda la noche, apenas embolsó un remate de lejos de César Pereyra, recién a los 34 minutos. Bien de arriba, como siempre, y ordenando.

RENZO VERA (5): ajustó bien la marca por el sector pero volvió a tener imprecisiones importantes a la hora de llegar al fondo para poder tirar centros que lastimaran a Belgrano.

CORREA (6): bien de arriba, como en casi todos los partidos, pero fundamentalmente bien de abajo, a la hora de anticipar la jugada con la marca encima. Un partido positivo del “Coto” en la zaga.

ERRAMUSPE (6): lo anuló por completo a Silvera en el mano a mano, a tal punto que un forcejeo —que, de paso, le ganó— lo terminó haciendo expulsar en el primer tiempo.

CÁRDENAS (5): no venía jugando un mal partido, pero cometió un par de distracciones inadmisibles. Lo del caño, con la defensa saliendo y dejando al equipo mal parado para la contra, no fue una maniobra responsable.

MONTERO (4): no se entiende porqué se resbaló solo tantas veces en el primer tiempo cuando quebraba la línea del volante de enfrente. Le quedó la más clara de todas y tapó Olave.

SARMIENTO (5): es prolijo para el manejo de la pelota, se muestra siempre y se nota que sabe. Pero en un partido como el de anoche, lateralizar no sirve para nada. Le faltó profundidad.

BRUNA (6): es muy bueno su crecimiento en Primera. Está siempre bien parado, no se achica y mete un pressing importante en la zona de los medios. Cuando salió, Vázquez se agrandó.

VELÁZQUEZ (4): está bajo en su nivel técnico para lastimar por afuera en la izquierda. Estuvo mucho más metido en retroceder que en jugar y Unión lo siente.

MAGNÍN (5): tiene la virtud de picar bien y rápido para romper cuando una defensa se para en línea. Para lo poco que le llegó la pelota, demasiado el pibito.

BARRALES (6): se notó una clara evolución, al arrancar de titular y sumar minutos. Pone bien el cuerpo para aguantar la pelota y es guerrero. Va a todas siempre y es solidario.

ROSALES (-): dentro de la falta de ideas, cuando entró Rosales se vio lo mejorcito de Unión, porque por lo menos movió un poco la pelotita.

RONALD QUINTEROS (-): quedó parado como un “8” bien abierto. Lo hizo expulsar a Quiroga con una pisadita. Después, le faltó agresividad.

QUIROGA (-): fue un cambio típico de un equipo que debe ganar y tiene la superioridad numérica. Terminó con un enganche y tres puntas, pero no pasó nada tampoco.