Presentaron V Tomo de la historia del Colegio Inmaculada

Una aproximación a la vida de Guillermo Furlong Cardiff

Recientemente, y en el marco de los 401 años de presencia jesuítica en Santa Fe, fue presentado el V tomo digitalizado a partir de los manuscritos del padre Guillermo Furlong.

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Alumnos frente al Templete de la Virgen Blanca, que se encontraba en el Patio de los Naranjos. Año 1912.

 

Prof. Carlos Pauli - Ing. Jorge A. Terpin

Con franqueza poco habitual, el padre Furlong nos relata sus primeros años: “Nacido en los campos santafesinos, al suroeste de Rosario, en la provincia de Santa Fe, vivió y se educó en la colectividad británica de esa ciudad y, cuando en 1902, ya en sus trece abriles, pasó al colegio que en la ciudad de Santa Fe dirigían los jesuitas desde 1611, ignoraba aún el habla castellana, y si bien conocía en sus grandes líneas la geografía y la historia del Reino Unido de la Gran Bretaña, vaga por demás e imprecisa era la idea que entonces tenía, de lo que era el país en que había nacido”.

En efecto, Guillermo Furlong Cardiff nació en Arroyo Seco, provincia de Santa Fe, el 21 de junio de 1889 en el seno de una familia de inmigrantes irlandeses. Inició sus estudios en 1896 en el Colegio de la Sra. Woods de Rosario, continuándolos al año siguiente en el Colegio Británico St. Bartholomew. En marzo de 1902, ingresa al Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe, al que consideró “nuestra más querida Alma Mater” y si bien se relacionó con muchos padres jesuitas, destaca “por sobre todos ellos, el entonces maestrillo Julián Hurley y el santo portero Hno. José Marcos Figueroa”.

Con 14 años, en abril de 1903 ingresa al Noviciado de la Compañía de Jesús en Córdoba para dirigirse a España en 1905 donde inicia estudios de humanidades y continúa los de ciencias en el Colegio de Gandía (Valencia). Posteriormente, en el monasterio de Veruela (Aragón), comienza sus investigaciones históricas que continuaría a lo largo de toda su vida. En 1911, se lo destina a EE.UU., para completar los Estudios Superiores en el Woodstock College de Maryland y en 1913 la Georgetown University de Washington, le otorga el título de Doctor en Filosofía, a la vez que realiza estudios de Paleografía en la Library of Congress de Washington e investiga en repositorios de Baltimore y en la Hispanic Society Library de Nueva York.

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Banda del Colegio en 1896.

De regreso en Buenos Aires, ejerce la docencia en el Seminario Pontificio y en el Colegio del Salvador. En 1920, regresa a España donde en el Colegio Máximo de Sarriá de Barcelona cursa estudios de Teología, a la vez que investiga en varios archivos, fundamentalmente en el General de Indias. Fue ordenado sacerdote en 1924, regresando a Buenos Aires al año siguiente.

Investigador incansable

Ya por entonces, es un incansable investigador, tanto en archivos españoles como en los de Francia, Alemania y Bélgica, a los que sumó los americanos: Brasil, Uruguay, Bolivia, Chile y Estados Unidos, frecuentando no sólo el Archivo General de la Nación y el museo Mitre sino además las bibliotecas privadas de los grandes estudiosos de su época. En 1929, publica Glorias Santafesinas, su primer trabajo sobre temas históricos.

Su desempeño como docente en el Colegio del Sagrado Corazón de Montevideo a partir de 1930, le posibilitó contactarse los archivos e historiadores uruguayos. Además fue alumno suyo, Lauro Ayestarán, quien con el paso del tiempo sería el destacado musicólogo que estudió y difundió la actuación del gran Doménico Zípoli en tierras americanas, a partir de las noticias brindadas por Guillermo Furlong sobre la presencia de ese gran músico en el Río de la Plata.

El 24 de junio de 1939, es designado Miembro de Número de la Academia Nacional de la Historia, y en su presentación, José Torre Revello expresó “una sola entre sus tantas obras, la titulada ‘Cartografía jesuítica’, le da categoría y jerarquía para figurar en primera fila entre los hombres dedicados al estudios de esa rama de la historia colonial en el Nuevo Mundo”.

La diversidad de su tarea sin descanso -“tenía el esfuerzo largo y corto el descanso. Más aun, no tenía descanso; era apenas una pausa entre dos acciones”-, lo lleva a fundar en 1942 la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, siendo su primer vicepresidente a la vez que dirige la Revista Archivum desde 1959 a 1974.

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En 1922, la Academia de Literatura culminó sus actividades anuales con la presencia de Jacinto Benavente. En la foto: “Dr. Errando - Salvador Cabedo - Ricardo Pugo - Pbro. Alfonso Durán - D. Jacinto Benavente - P. Joaquín Añon, rector - Horacio Caillet-Bois - Pbro. Carlos Sánchez”.

En 1956, funda con otros especialistas la Academia Nacional de Geografía, la que presidió en tres oportunidades, siendo designado en función de sus méritos, presidente Honorario. A ello sumó su actividad en más de un centenar de instituciones de las que formó parte, tanto nacionales y extranjeras, con las que colaboró con su habitual generosidad, y le valieron reconocimientos como la condecoración de la Orden de Isabel la Católica, otorgada en 1952 por España.

De su obra, que suma alrededor de dos mil investigaciones y cuya enumeración escapa a las posibilidades de este escrito, se deben destacar: “Nacimiento y desarrollo de la filosofía en el Río de la Plata 1536-1810” que publicada en 1952 recibe el Premio Nacional de Historia en 1957, a la que se suma en 1969, la monumental “Historia Social y Cultural de Río de la Plata 1536-1810”, fecha en que el autor confiesa: “Lo único que lamentamos es el haber compuesto esta obra hallándonos en los suburbios del octogésimo año en nuestro ya largo vivir, cuando la memoria es frecuentemente infiel y cuando la vista se obnubila e impide la visión clara de los impresos, cuanto más de los manuscritos, ennegrecidos con la pátina de los años”.

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Presidentes de la Congregación de María Inmaculada y San Luis Gonzaga 1890-1900, Sección de Pupilos, que fuera constituida el 15 de agosto de 1890.

No se puede dejar de mencionar dos obras muy caras a su afecto, la edición en 1935 de “Nuestra Señora de los Milagros”, y en 1962 “Historia del Colegio de la Inmaculada de la ciudad de Santa Fe”, “cuya composición nos encomendó en 1959 el entonces y actual rector, padre Juan Moglia” para celebrar el Centenario de la Reapertura del Histórico Colegio del que si bien fue alumno sólo un año, guardó un entrañable e inextinguible afecto.

Ese mismo año, se edita “Misiones y sus pueblos de Guaraníes” y en virtud de “su amplia y valiosa labor historiográfica desarrollada a lo largo de medio siglo”, la Universidad del Salvador lo nombra Doctor Honoris Causa, grado que también le es otorgado por la Universidad Nacional de Buenos Aires en 1971. Fallece en Buenos Aires a los 86 años de edad, el 20 de mayo de 1974.


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Una sesión de la Academia de Literatura Santa Teresa de Jesús, cuya instalación pública y solemne en el Colegio data de 1867. Preside las actividades el óleo de Santa Teresa de Jesús, pintado por Josefa Díaz y Clucellas en 1881. Fotos: Gentileza Colegio Inmaculada

/// Invitación

La Historia del Colegio escrita por P. Guillermo Furlong SJ, excede la mera recopilación de datos sobre la enseñanza alcanzando el nivel de una verdadera cronología de los sucesos por los que atravesó la comunidad en su sentido más amplio, con la que la Compañía de Jesús se sentía plenamente identificada. Es una mirada muy completa sobre el dilatado tiempo que une a la ciudad de Garay con el Colegio de la inmaculada Concepción, desde los antiguos sitios hasta la actualidad.

Uno de los tantos ejemplos de esos pequeños y valiosísimos hechos y anécdotas, que ponen en valor aspectos de una sociedad desconocida para muchos, es cuando se relata lo ocurrido en Santa Fe durante la Presidencia de Domingo Faustino Sarmiento.

El 24 de septiembre de 1873, en ocasión de inaugurarse en Buenos Aires frente a la Casa de Gobierno el primer monumento ecuestre al General Manuel Belgrano, obra de Albert Carrier Belleuse y Manuel Santa Coloma, el gobierno de la Nación invitó al de la provincia de Santa Fe, a sumarse a los festejos y el gobernador “... pasó invitación al Colegio, y éste, con su banda, fue a las 14, a los altos del Cabildo. El discurso que en el acto de la inauguración del monumento pronunció en Buenos Aires el presidente de la República, fue al instante transmitido el telégrafo, y el gobernador lo leía en el Cabildo a eso de las 16, enseguida tres de los alumnos del Colegio recitaron composiciones poéticas, que fueron muy aplaudidas y reclamadas con instancia para publicarlas, y después se sirvió allí mismo un refresco”.


Carga espiritual e histórica

Ing. Jorge Terpin

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Imagen del Sagrado Corazón, que se encontraba en un pequeño patio a continuación de la Portería, lugar donde se construyó el Auditorium en 1940.

Es insoslayable recordar que es el P. Guillermo Furlong quien nos relata lo sucedido aquel 3 de agosto de 1610: “estando reunido el Cabildo, presentóse al mismo el P. Del Valle, Rector de la Compañía de Jesús y que para más y mejor mirar de los naturales de la ciudad de santa fe, había venido a fundar y elegir convento”. Hace exactamente 401 años los jesuitas se establecían en la vieja ciudad de Garay.

Asimismo celebro que la presentación del 5º Volumen de la Historia del Colegio de la Inmaculada se lleve a cabo en este Museo, ya que como también nos informa el historiador: “en 1863 se trabajó en lo más antiguo que ahora existe, o sea el dormitorio sobre la calle General López y que arranca del ángulo mismo que forma el crucero de la iglesia, y debajo de este dormitorio se formó una sala de estudio”, es decir que nos encontramos en los ámbitos construidos en 1863, los últimos vestigios del primitivo edificio del colegio. No puedo menos que celebrar entonces, la fecha y el lugar, que poseen su propia carga espiritual e histórica, que nos habla de la valoración de un pasado forjado por la compañía de Jesús y una sociedad comprometida, ya que como Huizinga dice: “Historia es la forma espiritual en que una cultura rinde cuentas de su pasado”.

Ya el mismo título de la obra nos orienta hacia el objetivo de Furlong, que no es solamente la Historia del Colegio de la Inmaculada de la ciudad de Santa Fe, sino además -y así lo aclara en letra más menuda- de las irradiaciones culturales, espirituales y sociales. Pensemos que con este término, irradiar -que es la capacidad de un cuerpo de emitir luz, calor o cualquier forma de energía en todas direcciones- es con el que quiso ejemplificar la dimensión de las acciones de la Compañía a través de este Colegio, no solamente en ámbitos locales sino que su alcance e influencia llegó a la más lejanas provincias, alcanzando el carácter interamericano, gloria -que como bien aclara el historiador- no le cupo al Colegio del Salvador de Buenos Aires, “que no pasó de ser un colegio porteño”.

La piedra clave

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Guillermo Furlong Cardiff.

Conocer el 5º Volumen, de la Historia del Colegio es ponerlos en contacto con algo que podemos ejemplificar como la piedra clave de las bóvedas ya que es fundamental para la cabal comprensión de la obra, pero asimismo es resignificador, ya que no se puede obviar el seleccionar y reordenar en función de las lecturas de los volúmenes anteriores, todos los contenidos volcados en el texto. Es sin dudas, el completamiento de esta visión inmensa no sólo del Colegio sino del significado que alcanzó, para el conjunto social en la continuidad histórica santafesina, local y regional.

Pero no es mi intención condensar en pocas palabras el volumen, aunque si valorar la enorme, silenciosa y prolija investigación que llevó adelante con un fervor que no reconoce claudicaciones, como asimismo destacar que no tuvo temor a la rectificación y asumir errores en la disciplina de la verdad.

La lectura de esta Historia posibilita recuperar los innumerables datos que existen en cada página suerte de gigantesco e invalorable archivo familiar- y es mediante ellos que podemos reconstruir paso a paso, no sólo la historia del colegio sino también la de la sociedad que acompañó en aspectos espirituales, materiales, intelectuales, como también en su forma de vida, sistemas valorativos y tradiciones, patrimonio que nos pertenece y que incumbe a nosotros su transmisión.

Podemos conocer la evolución de su edificio que manifiesta pese a sus remodelaciones, los espacios primigenios desde donde se impartió educación para la vida práctica y para la vida espiritual. En sus constantes crisis narra la evolución política de Europa y América y las connotaciones de los distintos ejes del poder político, eclesiástico y cultural pero también sin lugar a dudas fue el centro de una difusión educativa que forjó constantemente a ciudadanos, proponiéndolos como ejemplo de ideales compartidos.

Ha pasado casi medio siglo desde que el P. Guillermo Furlong Cardiff escribiera las últimas páginas de esta historia, por lo tanto es incompleta, ya que este colegio es un organismo vivo y comprometido que no entiende al pasado como algo cristalizado, sino como la cantera donde extraer los elementos y energía para continuar, porque valora su pasado, los espíritu que forja y considera que su historia se construye día a día quizás, porque asume como propio el concepto de Huizinga: “Historia es la forma espiritual en que una cultura rinde cuentas de su pasado”.