Mañana

Suena un viejo vals, allá en el norte

El Chino Mansutti y los Refutadores del Pensamiento presentarán “Lleva”, en el Centro Cultural Provincial, junto a músicos invitados.

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“Hay mucha esperanza entre tanto desamor. Hay muchas ganas de estar bien entre tanta soledad y hay mucha necesidad de renacer entre tanta locura”, dice el cantautor sobre el disco. Foto: Gentileza producción/Florencia Farioli

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Gonzalo “Chino” Mansutti presentará su primer disco solista, “Lleva”, junto a sus Refutadores del Pensamiento. La cita es para mañana desde las 21.30, en el Centro Cultural Provincial (Junín 2457).

Los Refutadores del Pensamiento son: Hernán “Pacho” Geller (piano, teclados, melódica, coros), Juane Voutat (bajo, guitarras acústicas, charango) y Damián Gómez (batería, percusión, coros). Los invitados para la ocasión serán Bruno Leurino, Raúl Segades, Lucas González Carballo, Ignacio Sobrerilla, Mateo Rolón, Mateo Geller, Ramiro Genevois y Carmelo Artesiano.

El Litoral se contactó con el artista para adentrarse en su mundo particular.

Viajes

—Cuando te fuiste para Italia, Farah todavía existía...

—Mi viaje iba a ser mucho más corto. Estando allá decidí quedarme por tiempo indeterminado. El proyecto de Farah iba a continuar cuando volviera, pero estuve muchos meses tocando solo con una acústica y empecé a componer mucho desde ese lugar, mucho mas minimalista, intimista y desprejuiciado. Empecé a decir cosas en las canciones que no sentía que funcionarían estilísticamente en una banda de rock como Farah. Y volví con ganas de escribir otras cosas y hacer otro tipo de canciones que mis propios rótulos rockeros no me habían dejado antes.

—¿Qué pasó cuando volviste?

—Estaba muy desorientado, no sabía qué rumbo artístico iba a tomar y mi realidad anímica era terrible. Pero supongo que toda esa angustia fue tan movilizante como las cosas que había vivido en Europa. Había que transformarla en arte nomás. Y las canciones empezaron a salir de todos lados y en cualquier momento. Fueron unos meses muy productivos y de mucha inspiración pero también de una oscuridad bastante nociva. Por suerte, ya pasó.

Selección

—¿Cómo llegaste a los ya míticos 80 demos?

—Muchos ya los había hecho en Europa y los tenía en la notebook. Después estuve un par de meses encerrado en una piecita: ahí grababa todos los días, todo el tiempo. No tenía conciencia de que eran tantas canciones hasta que nos pusimos a elegir la lista que iba a formar el disco.

—¿Cómo bajaste de esa cantidad a los temas que quedaron? ¿Por qué eligieron ésos?

—El responsable fue Juane (Voutat). Él se puso a escuchar cada uno de esos temas y creo que eligió las canciones que dejaban divisar un mensaje. Hay mucha esperanza entre tanto desamor. Hay muchas ganas de estar bien entre tanta soledad y hay mucha necesidad de renacer entre tanta locura. Yo hubiese armado un disco mucho menos luminoso. Por eso, creo que mi mejor idea fue buscar un productor (risas).

Amor y ritmos

—El disco es un tratado sobre las relaciones y el desamor, pero desde distintas perspectivas. No es lo mismo lo que se dice en “Va a pasar” que en “Mi mundo sin vos” o en “Alessandria”.

—Uno mira el amor todos los días desde un lugar distinto. Sobre todo cuando estás sufriendo por eso. Hay veces que pensás que lo mejor que te puede pasar es estar solo y ahorrarte los mil garrones que te puede traer una relación tormentosa. Y hay veces que el solo recuerdo de un buen momento te llena de ganas de volver a enamorarte para volver a sentir esas cosas que aparecen de a poquito con los recuerdos, los olores, los lugares de los ratos en los que fuiste feliz amando. El amor es mucho más ciclotímico que cualquier otra cosa, es imposible hablar de las relaciones en un solo término.

—¿Cómo se fue dando la fusión de ritmos en el material?

—Yo me crié en casa de mis abuelos escuchando la radio Amenábar, los discos de D’Arienzo, Leopoldo Federico, Jorge Cafrune. En la adolescencia, descubrí el rock y todo lo que no tenga distorsión me parecía poco cool. Me llené de prejuicios y hasta hace muy poco compuse todo en una misma dirección. En Europa, volví a escuchar todas las músicas que escuchaba de mis abuelos y cuando volví me puse a dar clases de música en los barrios periféricos y en las villas de emergencia.

Eso me terminó de desprejuiciar. Conocí las murgas barriales, y me junté con gente que fue pasando otra data. Vengo del palo del rock y siempre voy a ser un rockero, pero ahora también me animo a escribir mis canciones sobre el tempo de la chacarera o la clave del candombe.

Inicio y llegada

—¿Por qué “Lleva” le dio título al disco?

—Es el primero que hice de esos 80. Lo escribí en un barco de Génova a Barcelona, cuando no sabía dónde estaba yendo y qué iba a pasar conmigo. Creo que resume bastante el mensaje del disco. Es una invitación a viajar y habla sin querer de todo lo iba a venir después.

—¿Cómo se fueron conformando los Refutadores del Pensamiento?

—Fuimos un trío (guitarra, piano, percusión) hasta el disco. Ahí elegimos hacer algo con formato de banda y agregamos bajo y batería. Los temas llegaron al estudio con el formato anterior y se armaron durante la grabación tal como se escuchan. Eso hace que suenen frescos.

Cada uno de los que grabó hizo lo que le parecía ideal para la canción. Dejé que cada uno meta su impronta. A veces hay que dejar que las cosas suenen de la forma que quieran los que las van a tocar. Eso es maravilloso porque puedo ver a cada uno de los Refutadores cuando escucho el disco.

Independencia

—“Lleva” es el primer disco en salir a través del convenio entre SURock y la UMI.

—Creo que el futuro de la música está en las producciones independientes. El SURock es algo así como “todo lo que pienso y en lo que creo hecho institución”. Para mí es un orgullo ser el primero. El SURock nos representa y nos cuida. Gracias a esto somos independientes y no estamos solos.


Para Santaolalla

—El tema “Va a pasar” fue uno de los 25 finalistas del primer concurso nacional YPF Destino Rock, donde un jurado encabezado por Gustavo Santaolalla, y tres periodistas de la talla de Alfredo Rosso, Marcelo Fernandez Bittar y Claudio Kleiman, eligieron entre 6.000 bandas de todo el país.

—Ramiro Genevois me insistió para que me anote en el concurso. En ese momento el único tema que tenía mezclado era “Va a pasar”, un tema hecho sobre la base un bombo legüero rabioso. Imaginate qué expectativas podía tener... La verdad es que cuando me avisaron que había pasado la primera selección pensé que me estaban jodiendo.

Y cuando quedé entre los 25 y único en la provincia directamente no entendía nada. El Rami tiene mucha más intuición que yo y le tengo que agradecer porque si no fuera por él no hubiese pasado nada. Ramiro también es un personaje muy importante en mi música: un hermano que me dio el oficio.