Se implementa desde este año en el Colegio Inmaculada

Una materia que enseña a forjar el sentido solidario

Aprendizaje en Servicio es un área curricular obligatoria por la cual alumnos de los tres niveles realizan acciones de promoción comunitaria. Se busca inculcar el valor de la solidaridad como un eje para la formación integral.

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Una actividad recreativa -la cinchada- integró a alumnos del Inmaculada con los de la escuela San Francisco. Los chicos aprenden a ponerse en los zapatos del otro y salen formados. Foto: Gentileza Colegio Inmaculada

De la redacción de El Litoral

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Formar en valores humanos. Entender al sentido de solidaridad como uno de los ejes del desarrollo personal y de una formación integral. Forjar la capacidad de “ponerse en los zapatos del otro”. Éstas son las premisas centrales que dan contenido a la materia Aprendizaje en Servicios, una nueva área curricular que desde este año se dicta en forma obligatoria en el Colegio de la Inmaculada Concepción, y cuyo objetivo es generar espacios para que los alumnos de esa institución lleven adelante actividades de promoción social y comunitaria.

Este programa especial cruza transversalmente los niveles inicial, primario y secundario. Se dicta programáticamente -no ya de manera voluntaria o aislada- e involucra a los alumnos, pero también a sus docentes y padres. Integra el voluntariado social con lo pedagógico e implica un amplio abanico de actividades que realizan los estudiantes, que van desde encuentros culturales con otros niños de jardines de zonas carenciadas, pasando por talleres de natación para chicos no videntes e hipoacúsicos, hasta acciones de apoyo escolar en una escuela media de Alto Verde.

“La idea de desarrollar el sentido de solidaridad se remonta a principios del siglo pasado. Es una larga tradición en el colegio, pero que siempre se hizo de forma voluntaria. Este año se le dio forma de materia dictada en forma obligatoria y sistemática”, contó a El Litoral el rector del Colegio Inmaculada, padre Leonardo Nardin. “Esto está propuesto por el Ministerio de Educación provincial, y va en línea con la espiritualidad de nuestra institución ignaciana, con la concepción religiosa y la necesidad de promover valores humanos”.

Acciones realizadas

En el marco de este programa, los niños del nivel inicial del Inmaculada realizaron distintos encuentros con otros pequeños de jardines de infantes de zonas carenciadas (Jesús Resucitado, Victoriano Montes), a quienes se invitó a ver una obra de teatro y a realizar varias actividades de integración. Para el trayecto de 1º a 5º grado del nivel primario, fueron previstos cuatro encuentros (cada uno con actividades de tipo deportivas, culturales, científicas y espirituales), donde se integraron alumnos del Inmaculada con niños de la Escuela San Francisco.

También, los alumnos de 6º grado les enseñaron a nadar en la pileta del Ateneo a chicos de la escuela Manzitti, que padecen discapacidades visuales. Y los del 7º grado realizaron actividades a contraturno (fuera del horario escolar), enseñando distintas prácticas deportivas a alumnos de la escuela Nils Eber, a la que asisten chicos con problemas hipoacúsicos.

Finalmente, en el 1º año del secundario del Inmaculada, los alumnos enseñan a practicar natación a chicos de la escuela Jesús Resucitado, de Alto Verde. Los de 2º y 3º año van una vez por mes a un hogar de ancianos (San Vicente de Paul), y al Hospital de Niños. Para los de 4º y 5º año, la actividad es más intensiva: estos alumnos van Alto Verde donde ayudan en tareas escolares a los chicos de la escuela Jesús Resucitado, y visitan los hogares de ese postergado barrio costero. “Otra opción ha sido la formación de cuadrillas de trabajo, donde se dedican, por ejemplo, a pintar la escuela”, explicó Daniela Ríos, docente coordinadora de la materia.

“La experiencia es muy intensa. Los alumnos van bajando tabúes con respecto a otros chicos de su edad que pertenecen a contextos diferentes, y aprenden a ‘ponerse en el pellejo’ del otro. Salen formados con la experiencia de haber conocido los problemas que padecen otros”, dijo Nardin.

Los alumnos van bajando tabúes con respecto a otros chicos de su edad que pertenecen a contextos diferentes, y aprenden a “ponerse en el pellejo” del otro.

P. Leonardo Nardin

Rector Colegio Inmaculada

Desafío

Leonardo Nardin y Daniela Ríos coincidieron en que la respuesta de los alumnos y sus padres fue buena. “Es cierto que las dificultades no faltaron: por ejemplo, el choque con el contexto social tan duro de Alto Verde generó algunas resistencias. Pero en general, los adolescentes se soltaron y se comprometieron a ayudar en todas las actividades”, dijeron.

“En otras escuelas jesuitas del país esta materia ya se está aplicando. Pero son actividades más puntuales, y periódicas. Aquí en Santa Fe trabajamos en forma coordinada, buscando integrar la acción solidaria con lo pedagógico. Apuntamos a sostener esta propuesta en el tiempo. Nuestro desafío es integrar todas las materias a esta propuesta”, completó el rector del colegio.