Fundéu bbva

“Normativa” y derivados de “anorexia”

(EFE)

La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) en la Argentina desaconseja el uso de la palabra “normatividad” para referirse al conjunto de preceptos establecidos en las leyes, ya que las palabras apropiadas son “normativa” y “norma”.

En los medios de comunicación, sin embargo, se puede leer en ocasiones frases en las que se usa esta voz con este sentido: “La ley suma normatividad y da unos instrumentos para que se puedan manejar de mejor forma las políticas en esa área” y “Esto ha motivado la existencia de una normatividad específica tendiente a proteger a los niños”. Según la Fundéu BBVA, lo adecuado para referirse al conjunto de reglas y preceptos aplicables a una determinada materia o actividad es “normativa”, aunque también se puede usar “norma”, en especial cuando se trata de una ley o reglamento específico, de modo que habría sido mejor “La ley suma normas y da unos instrumentos para que se puedan manejar de mejor forma las políticas en esa área” y “Esto ha motivado la existencia de una normativa específica tendiente a proteger a los niños”.

El sentido propio de la palabra “normatividad” es ‘cualidad de normativo’, como cuando se dice ese texto carece de normatividad, donde se expresa que el texto citado carece de valor normativo y por tanto solo recomienda o informa. Asimismo advierte de la aparición de algunos neologismos como “vigorexia”, “ortorexia”, “ebriorexia”, “megarexia” o “tanorexia”, formados a partir del término “anorexia”.

La palabra “anorexia” tiene dos significados: ‘pérdida anormal del apetito’ y ‘síndrome de rechazo de la alimentación por un estado mental de miedo a engordar, que puede tener graves consecuencias patológicas’. Esta palabra procede del término griego “anorexia“ (‘inapetencia’), y este a su vez del prefijo “an” (negación o privación) y del sustantivo “órexis” (‘apetito, hambre’).

La Fundéu BBVA, que trabaja en la Argentina con el asesoramiento de la Academia Argentina de Letras, quiere aclarar que la terminación “orexia” se ha convertido en un falso sufijo que se añade cuando se habla de trastornos alimentarios o preocupación exagerada por la apariencia física.

De este modo, han nacido los términos “ortorexia” (obsesión por eliminar cierto tipo de alimentos por considerarlos perjudiciales para la salud); “ebriorexia” o “drunkorexia” (rechazo a la alimentación para compensar las calorías que aporta el alcohol); “megarexia” (personas obesas que no se ven como tales y no se alimentan adecuadamente); “vigorexia” (obsesión excesiva por conseguir una buena forma física) o “tanorexia” (adicción al bronceado).