Al margen de la crónica

La pulsera mágica es un vulgar fraude

La empresa Power Balance, que comercializa pulseras que presuntamente proporcionan fuerza a quien las lleva, tendrá que indemnizar con 57 millones de dólares a un grupo de clientes de Estados Unidos que presentaron una demanda por publicidad engañosa, informó la web de celebridades TMZ, que se dedica en filtrar noticias de famosos y todo lo que les rodea, incluida la afición de algunos de ellos por estas pulseras

Además, la web asegura que la empresa se declarará en bancarrota debido a que no puede hacer frente a ese desembolso, aunque la compañía se apresuró a desmentirlo en su cuenta de Twitter.

Un grupo de consumidores presentó una demanda colectiva el pasado enero ante una corte federal de Los Ángeles asegurando que fueron engañados cuando la empresa les ofrecía un producto científicamente probado, que prometía mejorar el equilibrio, la flexibilidad y la fuerza.

La denuncia colectiva, que se presentó el año pasado, ya obligó a los hermanos Josh y Troy Rodarmel -deportistas aficionados y propietarios de la empresa- a reconocer que los beneficios atribuidos al producto no tenían base científica: “Hemos asegurado en nuestra publicidad que las pulseras Power Balance mejoran la fuerza, el equilibrio y la flexibilidad. Admitimos que no hay pruebas científicas creíbles que apoyen nuestras afirmaciones y, por tanto, hemos incurrido en conducta engañosa... Si usted siente que ha sido engañado por nuestras promociones, queremos pedirle disculpas sin reservas y ofrecerle un reembolso completo”.

Las pulseras Power Balance están hechas de silicona o neopreno y llevan un holograma, dotando presuntamente al que las lleva puestas de más fuerza y equilibrio.

En Estados Unidos se comercializan por unos 30 dólares y se pusieron de moda hace unos años cuando varias personalidades empezaron a dejarse ver con ellas puestas en público, como el piloto de Fórmula Uno Rubens Barrichello y el jugador de fútbol americano Drew Brees.

En España, el gobierno regional de Andalucía le impuso una multa de 15.000 euros (más de 20.000 dólares) a la compañía en noviembre de 2010 también por publicidad engañosa, tras una demanda presentada por la asociación de consumidores Facua.