Mesa de café

¿Política o politiquería?

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Remo Erdosain

-Se va un socialista y viene otro socialista -comenta satisfecho Abel.

-Ojalá se repita por un período más -exclama Marcial- tres gobiernos no peronistas por lo menos como para poner en pie la provincia.

-No hace falta que lo expreses como deseo -digo- si en el orden nacional la oposición no peronista no da pie con bola, en el orden provincial pasa lo mismo pero con los peronistas.

-No se olviden -dice José- que cuando los peronistas nos peleamos es porque estamos fabricando más peronistas.

-El cuento parece que no vale para Santa Fe -dice Abel- porque acá no se trata de una pelea entre gatos, sino de una pelea entre perros y gatos.

-¿Vos te referís a la pelea por la presidencia de la Cámara de Diputados? -pregunta José.

-Exactamente -contesta Abel.

-Si es por eso -aclara José- te adelanto que el tema ya está casi resuelto. El compañero Rubeo será el presidente.

-Vamos a ver, dijo un ciego - exclama Marcial- todavía el “compañero” Rubeo no está confirmado. No vaya a ser cosa que la presidencia de la Cámara quede para un socialista.

-No lo creo -digo.

-¿Y se puede saber por qué estás tan seguro? -pregunta José, inquieto.

-Porque a Rubeo le dan los votos, porque dispone del apoyo de los del PRO que de hecho operan como una rama más del peronismo y por que si con todo eso no alcanzara, me palpito que a los socialistas no les cae del todo mal que Rubeo sea el presidente.

-¿Vos decís que van a levantar el brazo por él? -pregunta Abel.

-No. Pero no van a poner palos en la rueda.

-¿Y se puede saber por qué motivo?

-Los motivos son siempre políticos. Yo creo que para Bonfatti es más fácil entenderse con Rubeo que con Bielsa.

-Pero los votos los tiene Bielsa.

-A la hora del poder -explico- los votos no siempre son decisivos. Bielsa tiene votos hoy, pero mañana los puede perder.

-Sin embargo -observa Marcial- muchos de los que hoy son diputados lo son gracias a que ella encabezó la lista e hizo una muy buena elección.

-La política no tiene la obligación de ser agradecida -digo.

-Sin embargo, entre los políticos los códigos se respetan -señala José.

-Vos dijiste bien: los códigos, pero los votos de Bielsa no tienen nada que ver con los códigos. Bielsa tiene votos pero no participa de los códigos, motivo por el cual que tenga votos más que un tanto a su favor, es un tanto en contra. En política la desconfianza y la envidia existen y una política con votos puede ser víctima de ello.

-Sin embargo Cristina la respaldó -dice Abel.

-Más o menos la respaldó -digo. -La respaldó en la campaña electoral, pero ahora sólo se limitó a sacarse una foto.

-¿Y con eso no alcanza? -pregunta Marcial.

-Las fotos con Cristina son como las cintas grabadas de Perón cuando estaba en el exilio: cualquiera tiene una real o truchada.

-Lo que no entiendo -pregunta Abel- es por qué los peronistas están tan de punta con esta buena mujer que es la que sacó más votos en la provincia.

-Que sea la que haya sacado más votos es un buen motivo para ponerse de punta con ella -explico. -Te diría que para algunos peronistas esa ofensa no se la van a perdonar nunca.

-Lo que yo sé -dice Marcial, mientras revuelve con la cucharita el té que acaba de servirle Quito- es que los peronistas no le disculpan que alguna vez haya exigido que se retire la foto de Evita del despacho de la vicegobernación.

-Me parece muy bien -dice Abel.

-Que a vos que son antiperonista te parezca muy bien -retruca Marcial - para los peronistas es una prueba de que esa mujer no es confiable.

-Ahora no es confiable -responde Abel- pero cuando les arrastraba votos se arrodillaban a su paso.

-Nunca le creas a un peronista que se pone de rodillas -aconseja Marcial- lo hacen con demasiada frecuencia y por cualquier motivo.

-Ya está el gorila -reprocha José.

-Gorila no -responde Marcial- observador, que no es lo mismo... ¿Se acuerdan cuando Perón llegó a Ezeiza en noviembre de 1972 y los alcahuetes se peleaban para ver quien lo cubría con el paraguas?

-Lo más interesante -digo- no era tenerle el paraguas a Perón, lo mas interesante era saber que por ese acto de servilismo el llamado pueblo peronista te felicitaba.

-Retornando a nuestra Legislatura -dice Marcial- Yo creo que lo que asustó a los peronistas es que la señora Bielsa prometió revisar las cuentas de gastos.

-Ese es un rumor que no está confirmado -dice José.

-No está confirmado, pero conociendo el paño es muy posible de que sea cierto -asevera Marcial.

-Si es así -dice Abel- esta pobre chica se metió en camisa de once varas. Todo se puede discutir en ciertos ambientes, menos la caja.

-Todo merece discutirse -digo- pero me atrevería a jurar que hoy hay más acuerdos entre Bonfatti y Rubeo que entre Rubeo y Bielsa.

-Eso no lo voy a terminar de entender nunca -dice Abel.

-No lo terminás de entender porque no entendés la política -explica Marcial.

-Los socialistas han desmentido cualquier acuerdo al respecto -dice José.

-¿Y vos creés que si hubiera un acuerdo lo van a admitir? -pregunto.

-También desmintieron que el caballero que pusieron en la secretaría de Salud de la municipalidad no fue consecuencia de un acuerdo pampa con los radicales.

-Cuanto más enfáticas son las desmentidas, más sospechosas son -sentencia Marcial.

-Lo que pasa es que ustedes no entienden las reglas de la política -reprocha José.

-¿La política o la politiquería? -pregunta Marcial.

-¿Qué diferencia hay? -contesto.

-Ahora yo pregunto -insiste Abel- ¿Sobre qué base se puede dar un supuesto acuerdo del sector de Rubeo con Bonfatti.

-Sobre la base de la gobernabilidad -contesto solemne.

-¿Y eso sale gratis? -pregunta Marcial con su evidente mala fe.

-En política nada sale gratis -responde José en el acto.

-No me digas -dice Abel- que aquí se cumple el principio de que una mano lava a la otra y entre las dos nos lavamos la cara.

-Más o menos, más o menos -dice Marcial.

-No comparto -concluye José.