Viajaron ayer a la tarde

Las santafesinas que trabajaban en el cabaret están en Córdoba

Poco y nada se sabe en nuestra ciudad como en el sur provincial acerca del procedimiento realizado por policías cordobeses en Arteaga, localidad del departamento Caseros.

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Una mujer apareció golpeada en Córdoba y dijo haber huido de un cabaret santafesino donde había cinco cautivas, las santafesinas lo negaron y reprocharon el proceder de la policía cordobesa. Foto: Archivo

José Luis Pagés

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Personal policial del departamento Caseros dio a entender que los detalles del allanamiento y detención de dos hombres, además de la supuesta liberación de cinco mujeres obligadas a prostituirse en un cabaret de Arteaga, se desconocen todavía.

Mientras tanto cabe recordar que tres de esas jóvenes son santafesinas, de nuestra ciudad, y a juzgar por los dichos de una de ellas, palabras que fueron ratificadas por las declaraciones de los familiares de otra ellas, todas tenían al cabaret Unicornio como su lugar de trabajo.

Una de nuestra entrevistadas dijo que si alguien la privó de la libertad ésa fue la policía de Córdoba contra la cual cargó con duros reproches. “Yo no estaba en Unicornio contra mi voluntad. A mí nadie me liberó, pero sí me secuestró la policía cordobesa”.

Familiares de otra de las jóvenes presuntamente liberadas dijeron a este diario que ella estaba hoy nuevamente en Córdoba, presuntamente para ofrecer su testimonio en la Justicia, “Ella -dijeron- vive acá durante todos los días del mes excepto algunos fines de semana, cuando viaja”. El compañero de esta joven trabaja como peón en el Mercado Concentrador.

En cuanto a la tercera santafesina, las personas consultadas dijeron que acostumbra a moverse con la libertad de las otras dos, las que por otra parte son personas mayores de edad.

El caso en cuestión salió a la luz publica y así lo reflejaron los medios periodísticos cordobeses, del sur santafesino y otros, como un procedimiento por “trata de personas” que permitió liberar a cinco mujeres que permanecían cautivas en la red, no es el caso de las santafesinas a juzgar por sus dichos.

Ocurrió, al parecer, que una comisión de la policía cordobesa allanó el domingo el cabaret Unicornio siguiendo instrucciones de la fiscalía federal de Bell Ville, mientras la Policía santafesina se mantuvo al margen y la Justicia de instrucción fue ignorada en su propia jurisdicción.

Todo comenzó cuando una llamada anónima alertó sobre la presencia de una mujer de 31 años de edad que parecía golpeada física y síquicamente. Por los dichos de esta sexta mujer que presuntamente había fugado de Unicornio, la policía cordobesa tuvo una primera noticia acerca del número y situación de las mujeres “cautivas” en el cabaret santafesino.

La Justicia cordobesa interpretó que la denuncia encuadraba en un delito federal y la fiscalía de Bell Ville ordenó inspeccionar el local nocturno. El procedimiento arrojó por resultado la detención de los responsables comerciales del local que contaba con habilitación comunal y la supuesta liberación de las cinco mujeres que encontraron en el lugar.

Ahora, se desconoce todavía si la investigación es por el presunto delito de “trata de personas”, por acaso por el facilitamiento del ejercicio de la prostitución o porque en el local fueron encontradas tres armas de fuego y algunos envoltorios que contenían dosis de cocaína.

De todos modos, las santafesinas, de nuestra ciudad -viven en los barrios Las Flores, Yapeyú y San Agustín-, dieron a entender que nunca debieron actuar en contra de su voluntad y al menos una de ellas, calificó como injusto y brutal, el trato que recibió de parte de la Policía cordobesa, tanto en la comisaría de Cruz Alta, donde negaron a sus familiares que estuviera alojada allí, como en el Refugio para víctimas de trata de personas, en la ciudad de Córdoba.

Cuando se supone que las víctimas de las redes prostibularias deben ser contenidas y asistidas sicológicamente en sitios adecuados, la persona que entrevistamos ayer dijo que pasó casi dos días sin saber dónde estaba y cuál era su situación legal.

Finalmente, agregó que cuando el martes las puertas se abrieron para ella y sus compañeras, se vio en la calle, sin recursos para regresar a su domicilio. “Nos habían sacado la plata -exclamó-, no teníamos para el pasaje y en la policía nos dijeron que no tenían un móvil para llevarnos de vuelta”.