Como los buenos vinos, el uruguayo mostró su calidad...

Cabernet Chevantón

Cabernet Chevantón

El candombe uruguayo. Regalo de Navidad. Después de soportar lesiones, desgarros, expulsiones y momentos complicados, Chevantón se tomó el gran desquite y lo gritó con todo. Revoleando la camiseta, con el torso desnudo y de frente a la gente en el Cementerio de los Elefantes. El tremendo goleador uruguayo se despachó con un terrible doblete contra Banfield, el segundo de sus goles fue lo mejor del campeonato. Foto: Rosa Marsiglia

En el festival del gol, el tremendo artillero uruguayo dejó su sello con un rápido pique al vacío y un globo magistral a Luchetti. Es la gran ilusión para el 2012.

 
 

Darío Pignata

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Con casi 150 goles en Internet, el 12 de diciembre de 2011 Ernesto Javier Chevantón decidió que era el momento de salir de la computadora para mostrarse en el césped. Hasta aquí, sus tres goles con la camiseta sabalera son para ponerlos en cuadritos de colección. Y su cinematográfica historia, desde que pisó Santa Fe, resume lo mismo que le pasó a Colón en este complicado semestre final. Porque al igual que al equipo, al Cheva-gol le pasó de todo: llegó, soportó dudas —¿se acuerdan de la revisión médica?—, se lesionó, pidió disculpas, volvió a jugar, se volvió a lesionar, lloró en el medio de la cancha, soportó el temor (estaba bien pero no lo quería arriesgar en Santa Fe), clavó el golazo a pura rosca en el Amalfitani de Liniers y ayer cerró su semestre de novela con un doblete inolvidable. El segundo de su cuenta personal fue, lejos, el mejor de los 19 goles de Colón en el Apertura.

Es que tomando una pelota en la cal del área grande, casi sin recorrida entre pierna/balón y con una mirada previa de lince para tener la referencia de un Luchetti adelantado, hizo todo en segundos para colgar al arquero de Banfield y dejarlo atornillado a la hierba del Cementerio de los Elefantes. Lo que es fácil explicar, no debe ser tan fácil de hacer, porque sino lo que hizo Chevantón lo veríamos todos los fines de semana. Y, para ser sinceros, cosas así se aplauden de pie “cada muerte de Obispo” (cero referencia a la Virgen).

Se podrá decir, por groserías impresentables que se vieron ayer en el Brigadier, que Banfield es un desastre, una murga, que no da tres pases seguidos y cosas similares. Ahora bien, la pregunta es: ¿cuántos equipos lo golearon y lo bailaron como ayer lo hizo Colón? Conclusión: Banfield jugó muy mal y Colón jugó muy bien. Por eso, no hubo equivalencias jamás, de principio a fin.

Con un semestre “a lo Chevantón”, Colón arrancó bien, se cayó, intentó levantarse, volvió a caer y terminó dibujando ayer una sonrisa refrescante. Esa sonrisa se refleja con los 31 puntos en la tabla y con la despedida a puro aplauso y cánticos de la gente en las tribunas. Si bien no está adentro de la Sudamericana 2012, tiene dos chances más reales que virtuales para el certamen continental que se jugará en el segundo semestre del año que viene.

No fue segundo ni subcampeón por diferencia de gol. No entró directamente a la Sudamericana por diferencia de gol. Y, de yapa, los 31 puntos en un torneo corto terminaron superando las campañas de entrenadores que vinieron a este club con más chapa, sueldo y “humo” que Sciacqua.

El duro golpe del clásico arruinó esta campaña y el mismo Mario lo admite. Y no sólo ese partido, sino sus efectos residuales que fueron de público conocimiento.

El técnico se emocionó, destacando el apoyo interno del plantel y de la dirigencia. El gran mérito de los dirigentes fue habérsela jugado con Sciacqua, primero; y después, bancarlo contra viento y marea, en medio de las complicadas tempestades. Hace algunas fechas, escribía en esta misma columna, después de un partido de local, que Colón debía tranquilizarse. Como equipo y como institución. No había motivo para tamaño descontrol. Nadie se murió en esta ciudad por perder un clásico.

Pero del mismo modo que acertaron bancando a Sciacqua, Lerche y su gente deben hacer autocrítica y darse cuenta que “siempre” al principio de autoridad de una institución lo ejercen los dirigentes. Porque para eso lo votaron el 85 % de los socios. Después del clásico, por acción u omisión, los dirigentes perdieron el manejo y pasó de todo.

Insisto: el dirigente conduce, el técnico arma el equipo y el jugador debe dedicarse a jugar a la pelota. Nada más que eso y todo eso. Cuando Colón recuperó estos roles, las aguas se acomodaron al lado del Salado.

De la mano de Chevantón, Colón armó el Festival-Goal en el Cementerio de los Elefantes. Con 150 goles en la cancha (Chevantón) y casi 140 gritos netos con la camiseta de Colón sentados en un palco (Fuertes), el hincha se fue ilusionado al receso.

Chevantón, como los buenos vinos, demostró el cepaje de alta gama. Guardado en la cabaña salvaje de la estadística, el uruguayo salió de Internet para mostrar sus credenciales. Verlo definir fue un recreo para los ojos ante tanta borra futbolística. Es que a la larga, los buenos jugadores aparecen. Y los buenos vinos nunca fallan.


/// SÍNTESIS

COLÓN 4

BANFIELD 1

Colón: Diego Pozo; Salustiano Candia, Maximiliano Pellegrino, Ronald Raldes, Bruno Urribarri; Gabriel Graciani, Sebastián Prediger, Adrián Bastía, Martín Luque; Federico Higuaín, Javier Chevantón.

DT: Mario Sciacqua.

Banfield: Cristian Luchetti; Santiago Ladino, Adrián Reta, Víctor López, Marcelo Bustamante, Gonzalo Bettini; Diego Molina Fariña, Ezequiel Carboni, Alejandro Barbaro; Facundo Ferreyra y Emiliano Terzaghi.

DT: Ricardo La Volpe.

Goles en el primer tiempo: 5 min Higuaín (C), 44 min Chevantón (C).

Goles en el segundo tiempo: 6 min Graciani (C), 25 min Chevantón (C), 45 min Ferreyra (B).

Cambio en el primer tiempo: 24 min Marcos Díaz por Pozo (C). Cambios en el segundo tiempo: en el inicio Andrés Chávez por Terzaghi (B), 12 min Marcelo Quinteros por Molina (B) y Julián Guillermo por Barbaro (B), 19 min Lucas Alario por Luque (C), 29 min Iván Moreno y Fabianesi por Higuaín (C).

Árbitro: Pablo Lunati.

Cancha: Colón.

36 Danubio

Los goles que marcó Chevantón en el 2000 en un solo torneo en Uruguay, igualando la marca del histórico Fernando Morena en el ‘78. En su placard tiene una Copa de la Uefa, una Supercopa de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Jugó en Danubio, Lecce, Mónaco, Sevilla, Atalanta y Colón.

Cabernet Chevantón

Chevantón por abajo

Pase-gol perfecto del “Perro”

Con un aceitado pique al vacío, Chevantón usó la bocha de Prediger para burlar a una defensa en línea de Banfield y tocarla suavemente ante el achique de Luchetti en el arco de la J.J.Passo. En el festejo, se sacó la camiseta y vio la amarilla. Foto: Flavio Raina

Cabernet Chevantón

Chevantón por arriba

El mejor del campeonato

La perfecta imagen registra el momento justo en el cual, pisando la línea de cal de la “18”, el delantero internacional pica la bocha antes del cruce de Carboni. Claro que, además de hacer todo rápido, lo vio adelantado a Luchetti. Golazo. Foto: Luis Cetraro

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BAJO LA LUPA

POZO (6): había tapado un par de pelotas con su sello, hasta que la molestia física dijo basta. Un semestre perseguido de lesiones. Es un muy buen arquero pero Colón lo necesita en plenitud física.

CANDIA (6): si se anima a armar dos o tres excursiones en tándem como hizo en la previa al primer gol con Graciani, la cosa cambia. Porque marcar y meter no es su problema.

PELLEGRINO (6): fue un acierto su llegada como refuerzo desde el fútbol europeo. Se puso bien rápidamente, no necesitó tiempo de adaptación y jugó siempre con mucha autoridad, ordenando la defensa.

RALDES (6): completó el boliviano una temporada con rendimiento parejo y más que satisfactorio. Hoy, con el binomio Pellegrino-Raldes, Colón tiene dos zagueros competitivos.

URRIBARRI (5): se complicó solo en un partido donde no daba para complicarse, tirando algunas pelotas afuera de manera poco explicable y sin progresar en el carril.

GRACIANI (7): una gran jugada personal por la banda derecha en la jugada previa al primer gol, apilando defensores en velocidad e inventando un centro perfecto para la cabeza de Higuaín. Gran definición, picándola, en el 3-0.

BASTÍA (8): se “comió” la cancha. Como si hubiera tenido un imán, todas las pelotas terminaban en sus botines. Se cansó de cortar, quitar y entregar con criterio. Se propuso mejorar y mejoró el “Polaco”.

LUQUE (5): al igual que Pozo, es un jugador que necesita descansar, hacer una gran pretemporada y arrancar con todo el 2012. Presentó credenciales en un nivel alto y luego fue irregular.

HIGUAÍN (6): se hizo importante con los dos goles en los últimos juegos, contra Godoy Cruz y ayer. Alcanzó a Fuertes con 5 gritos como goleador en este torneo. Infalible el cabezazo.

CHEVANTÓN (8): se movió prácticamente solo en todo el frente de ataque e hizo estragos. Pique al vacío y definición exprés en el primero; vaselina de potrero en el segundo, colgando a Luchetti con un globo. Ovacionado por la multitud.

MARCOS DÍAZ (6): como nunca, después de tantos años, pudo mostrar sus condiciones y demostró estar a la altura de las circunstancias. Siempre cumplió.

ALARIO (-): volvió a sumar minutos de fútbol y eso es bueno de cara al futuro en la idea de Sciacqua.

MORENO (-): un rato en el final en reemplazo del “Pipita” Higuaín.