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Irak vive su primera crisis tras la salida de Estados Unidos

Kadhim al Attai y Nehal el Sherif - DPA

Los iraquíes celebraron el fin de semana la salida del último convoy de tropas estadounidenses, poniendo fin a casi nueve años de ocupación militar. Pero su alegría duró poco. Las disputas internas amenazan con arrastrar a Irak a un punto muerto similar al que siguió a las elecciones de marzo de 2010 y aumentan las posibilidades de que se produzcan enfrentamientos entre sunitas y chiitas.

El último capítulo llegó hoy de la mano del primer ministro, Nuri al Maliki, que amenazó con dimitir si no se destituye al vicejefe de gobierno Salih al Mutlak, que lo comparó con Saddam Hussein.

Al Mutlak pertenece a la alianza secular Al Irakiya y hace unos días declaró que el chiita Al Maliki era un dictador peor que Saddam Hussein, derrocado por la invasión estadounidense, con la diferencia de que al menos Hussein mejoró la infraestructura del país.

Poco antes, en la noche del lunes, se emitió una orden de prisión contra el vicepresidente Tarik al Hashimi, del mismo partido que Al Mutlak. A Al Hashimi se le acusa de que participar en un intento de atentar contra Al Maliki a finales de noviembre, informó la televisión estatal.

La emisora Al Irakiya emitió además supuestas “confesiones” de ex guardaespaldas de Al Hashimi, sunita, que señalaban que los animó a participar en ataques terroristas, aunque no está claro si esas supuestas confesiones fueron forzadas. Al Hashimi, que se encuentra en territorio kurdo, no ha sido detenido hasta el momento.

El partido en que militan tanto Al Mutlak como Al Hashimi, Al Irakiya, se unió el año pasado a una coalición gubernamental para solventar los más de ocho de meses de vacío de poder tras los comicios parlamentarios. La formación, de carácter secular, es apoyada por muchos sunitas.

Durante la campaña para las elecciones de 2010, Al Mutlak fue acusado de haber sido miembro del partido Baath de Saddam Hussein, ahora ilegalizado, y se le prohibió participar en las elecciones. Pero posteriormente se levantó la prohibición y asumió el puesto de vicejefe de gobierno tras un acuerdo entre las principales formaciones rivales.

A pesar de haber conseguir la mayoría de escaños en el Parlamento, Al Irakiya no fue capaz de formar un gobierno en solitario después de que Al Maliki -que quedó segundo- alcanzara un pacto con otra formación.

El presidente iraquí, el kurdo Yalal Talabani, llamó hoy a todos los presidentes de los partidos a dominarse para no desatar una crisis política. Un día antes, Al Hashimi y otros políticos sunitas se habían reunido con el presidente y con el líder kurdo Massud Barzani. La visita fue considerada como una petición de ayuda Barzani, quien el año pasado jugó un papel fundamental a la hora de alcanzar un acuerdo para un gobierno de unidad.

Pero los movimientos contra los líderes sunitas podrían provocar un contragolpe sectario, pues muchos ven en lo ocurrido en los últimos días un intento del primer ministro para consolidarse en el poder tras la salida definitiva del Ejército estadounidense.

“Más que embarcarse en un diálogo basado en buenas intenciones, creemos que parte de la autoridad (...) utiliza a los servicios de seguridad para su propio interés para incrementar la tensión”, explicó la portavoz de Al Irakiya Maysoon Al Damluji. Una actitud que, según al Damluji, “plantea cuestiones sobre la sinceridad de las intenciones de esos partidos para conseguir la seguridad y la estabilidad en Irak”.

Los iraquíes temen que la disputa entre Al Maliki y sus rivales sunitas pueda deteriorar aún más la seguridad del país y empeorar sus problemas económicos. La tensión viene ya de meses atrás, desde una oleada de detenciones en octubre dirigida contra sunitas y ex miembros de Ejército considerados leales al partido Baath.

Esas detenciones llegaron además después de que varias provincias iraquíes de mayoría sunita incrementaran sus peticiones de una mayor autonomía.

“Debemos admitir que nos enfrentamos a grandes problemas, como la seguridad interna y externa”, apunta el parlamentario kurdo Shawan Mohamed Taha. “Así que necesitamos encontrar soluciones, no crear nuevos problemas”.

“Ahora tenemos un vacío real y conflictos políticos que amenazan el futuro de Irak y su unidad”, opina por su parte Ismail Ahmed al Hadidi, un importante líder tribal de la ciudad de Kirkuk. “Irak se enfrenta hoy a lo desconocido”, concluye.

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