La revolución no se tuiteará

La cibermilitancia es capaz de cualquier idiotez. Ayer pretendieron negar la existencia de la sequía. El propio gobierno los dejó en off-side.

Juan Manuel Fernández

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Al mismo tiempo que las redes sociales -principalmente Facebook y Twitter- ganan espacio y suman volumen semántico en la comunicación social, también consolidan cierto aspecto “degenerativo” de la conducta humana que podría sintetizarse como “la posibilidad de decir sin hacer”. Así, las consignas se lanzan -mayormente desde un confortable anonimato- sin mayor mérito que impactar únicamente en el plano simbólico. Un mecanismo muy similar es el que, desde el gobierno nacional, se viene ensayando al reforzar constantemente el llamado “relato”, antes que modificando cuestiones concretas de la realidad. Al menos en el sector agropecuario son infinitamente mayores la cantidad de anuncios que las respuestas concretas a los productores. Vaya el caso del trigo como ejemplo, cuyo mercado se encuentra ineficientemente intervenido durante las últimas 6 campañas; mientras en cada cosecha se anuncian “medidas” para garantizar precio lleno al productor sin que el beneficio nunca se concrete.

¿Qué relación tienen las redes y el relato? Que, por ejemplo, actúan -con mayor facilidad que militando sobre terreno firme- como vehículo de instalación y perpetuación de ideas estigmatizantes hacia sectores críticos y así desprestigiarlos ante la opinión pública. Respecto del sector rural, incluso pretenden construir situaciones ficticias a pesar de la contundencia con que se presenta el contexto. En general son “cibermilitantes”, muchas veces más papistas que el Papa, los que llevan esta práctica hasta el ridículo; sobre todo cuando desde el propio gobierno brindan información que los desenmascara.

Ayer en Twitter se dio un caso paradigmático. La cuenta @victohugo590, en cuyo perfil se aclara que es “una parodia” aunque “representa lo que VHM (Víctor Hugo Morales, periodista al servicio del gobierno nacional) piensa y no siempre dice”, se lanzó el siguiente “tuit”: “Y hablan de sequía... en la zona de Pergamino nada puede estar más verde y sano. Ya no compran camionetas 4x4, compran helicópteros...”. Negar la sequía sería el principal objetivo de esta proposición; otro, secundario, sería reafirmar “el carácter oligarca” del hombre de campo, representado en la famosa “4x4”; incluso refuerza también ese otro estigma: “quejarse de llenos”.

Para desgracia de estos anónimos luchadores de la “revolución simbólica”, la cuenta del Ministerio de Agricultura (@Minagri_nacion) “tuitió” con gran entusiasmo: “Llegan las lluvias! Acá pueden descargar el informe del INTA”. ¿Si no hay sequía, por qué alegrarse tanto por una simple lluvia? Con mayor contundencia, otra cuenta del gobierno dio a conocer los datos de un relevamiento oficial que confirma los daños que ya ocasiona la falta de precipitaciones. El Sistema Integrado de Información Agropecuaria del Ministerio de Agricultura (@SIIAgro) difundió el Informe Mensual de Estimaciones Agropecuarias, documento que señala al maíz como el cultivo “que más ha sufrido la escasez de lluvias a lo largo de diciembre”, por lo que se proyecta que los rendimientos futuros padecerán “una merma del 20 al 50%, según zonas”.