EDITORIAL

Tarifazos que podrían haberse evitado

Otra vez se vive un cimbronazo en los bolsillos y en los ánimos. El postergado sinceramiento de los precios de servicios y consumos hasta ahora subsidiados -por la Nación en general y la provincia en particular- genera en su reacomodamiento efectos traumáticos que podrían haberse evitado con el simple expediente de acompañar de cerca el proceso inflacionario.

 

De lo contrario, el ajuste se produce de manera brusca por la explosión de las cuentas públicas. Por enésima vez los hechos se repiten, las fantasías se evaporan y la dura realidad ocupa el centro del terreno. Alguien podrá argumentar que la indexación de los precios retroalimenta la inflación. Y es verdad. Pero mucho más grave es negar la inflación mediante el uso de artificios estadísticos que, al no operar sobre el fondo del problema, son incapaces de detenerlo. De modo que ocurre lo peor: se experimenta una inflación que no se reconoce, se sufren los efectos pero no se toman medidas. Hasta que todo revienta.

Por estos días, en nuestra provincia el caso que da que hablar es el aumento tarifario de la empresa Aguas Santafesinas, ilustrativo de lo que venimos comentando. Lo cierto es que más allá de los esfuerzos argumentativos oficiales por presentar el incremento como una medida de bajo impacto -como efectivamente lo es para una gran cantidad de usuarios-, la suba promedio del 93% en los valores de las boletas no deja de sorprender.

Es verdad que los aumentos se aplicarán de manera escalonada y que se establecieron franjas como para que los clientes que menos consumen vean atenuado el impacto. Sin embargo, en términos porcentuales los incrementos son importantes aunque no alcancen a compensar la evolución de la inflación real acumulada. La consecuencia es triste: la gente está enojada y la empresa provincial no alcanza a cubrir su déficit con el aumento.

Tarde o temprano el efecto de las decisiones políticas demagógicas hace eclosión. Es que, sin recursos, resulta inviable la prestación adecuada de cualquier servicio, así como las inversiones necesarias para mantenimiento y desarrollo.

El caso de Aguas es paradigmático. A tanto llegaba la desactualización de las tarifas que, aun con el aumento, los valores seguirán siendo bajos y la empresa continuará necesitando de subsidios del Tesoro provincial para hacer frente a sus costos. Esto significa que los habitantes de toda la provincia de Santa Fe deberán aportar al financiamiento de los servicios que se brindan en las 15 ciudades de mayor densidad poblacional.

Salvando las distancias, y en otra escala, se produce una injusticia similar a la que vienen sufriendo desde hace años los argentinos que viven en las provincias, quienes ven impotentes cómo sus aportes terminan siendo destinados a subsidiar prestaciones que favorecen a los habitantes de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires.

Otra vez la política ha hecho de las suyas, mientras la seducción social provocada por la fiesta de consumo bloqueaba los sensores de riesgo. Ahora es tiempo de pago.