Para los amantes del espíritu francés

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Julie, Alice e Ismael, el trío protagonista de “Canciones de amor”, película dirigida por Christophe Honoré.

Foto: Agencia Télam

Laura Osti

“Canciones de amor” es una película de las que uno piensa que solamente se pueden hacer en Francia. Se trata de un musical romántico, con reminiscencias de la nouvelle vague, con protagonistas muy jóvenes, muy bellos, y por supuesto, el tema central es el amor.

Todo ocurre, como debe ser, en París. La narración consta de tres partes: La partida, La ausencia y El regreso. En esos tres capítulos, el director Christophe Honoré sintetiza los tres momentos clave de la historia.

Ismael y Julie se aman, pero decidieron invitar a la cama a Alice, porque tenían ganas de experimentar un ménage á trois. El detalle curioso es que Alice es la secretaria de Ismael, en una agencia de publicidad.

Por otro lado, la familia de Julie, compuesta por padre, madre y dos hermanas, parece sentirse muy a gusto con el joven, quien cada vez que participa de almuerzos o cenas en casa de su novia, anima las reuniones con sus dotes histriónicas. Sin embargo, una sombra oscurece el semblante de Julie, como un oscuro presagio.

Y he aquí que a los pocos minutos de haber comenzado la película, sobreviene el drama, la fatalidad. Los jóvenes de vida agraciada y despreocupada deben enfrentarse drásticamente a la muerte súbita, sin aviso.

Un quiebre se produce en todo el grupo y cada uno tratará de superarlo a su manera.

La que muere repentinamente es Julie, pero casi al mismo tiempo aparece otro personaje, Erwann, un joven gay que hará todo lo que esté a su alcance para cubrir el vacío y acercarse a Ismael.

El guión está estructurado de manera que cada situación vivida por los personajes, en diferentes circunstancias, se cierra con una canción interpretada por alguno de ellos, cuyo contenido refiere a las emociones y sentimientos experimentados en ese momento.

Los diálogos no son ni demasiado interesantes ni tan profundos, apenas esbozan con palabras simples situaciones complejas de la vida, pero también típicas. Queda sugerida la idea de que Ismael es la figura en torno de la cual suceden las cosas, el centro que provoca sentimientos, movimientos. El amaba a Julie y después de muerta, su fantasma se constituye en el ideal de amor, el ideal perdido, pero siempre presente. Es ese amor al que no se puede renunciar, aunque haya quedado trunco.

Reparar la ausencia

Y los demás buscarán reparar la ausencia conservando de algún modo su relación con el joven.

Aunque la llegada de Erwann abre una posibilidad para Ismael, al ofrecerle la oportunidad de consuelo amoroso sin los sentimientos de culpa que acompañan a las otras relaciones. Es alguien que no estaba relacionado con Julie y que aporta algo nuevo.

Todo eso queda sugerido por el curso de los acontecimientos y por las letras de las canciones, que solamente hablan de amor, de sentimientos. A veces con tristeza, a veces con alegría, o con celos. Todo lo que se pueda experimentar en el tema de las emociones.

“Canciones de amor” constituye una suerte de juego teatral, con una estética pop, que intercala imágenes fijas en blanco y negro, como queriendo acentuar alguna situación especialmente significativa. El director apela a un lenguaje cinematográfico muy cercano al video-clip y al spot publicitario, pero con un espíritu muy francés.

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BUENA

Canciones de amor

Chansons d’amour, Francia/2007, hablada en francés. Dirección y guión: Christophe Honore. Fotografía: Remy Chevrin. Edición: Chantal Hymans. Música y letra: Alex Beaupain. Diseño de producción: Samuel Deshors. Elenco: Louis Garrel, Ludivine Sagnier, Chiara Mastroianni, Clotilde Hesme, Gregoire Leprince-Ringuet, Brigitte Rouan. Duración: 95 minutos. Calificación: apta para mayores de 16 años. Se exhibe en el América.