SEÑAL DE AJUSTE

Verano y humo

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La televisión argentina descansa en los enlatados con la utilidad de un salvavidas. Ponerlos en pantalla, requiere la misma decisión que se necesita para hacer un bife a la plancha.

Foto:ARCHIVO EL LITORAL

Roberto Maurer

Desde hace tiempo no resulta descabellado opinar que la televisión argentina descansa en “El Zorro”, “Los Simpson” y “El Chavo”. Son enlatados con la utilidad de un salvavidas y ponerlos en pantalla requiere la misma decisión que se necesita para hacer un bife a la plancha. A esos eternos auxiliares de la tele se ha sumado “Casados con hijos”, la sitcom de Guillermo Francella y Florencia Peña, que Telefé ha colocado en su grilla por tercera vez, y con éxito de audiencia.

Otro truco de verano cómodo y frugal es el que recrea aquel antiguo formato consistente en presentar una película con el sencillo valor agregado de alguien de carne y hueso. Buscando la platea femenina en el horario clásico de la telenovela, Telefé instaló a Virginia Lago en un living, con el fin de que introduzca films seleccionados con un criterio específico: deben conmover a las mujeres, según se anuncian, como si los varones carecieran de sensibilidad o ellas fueran vulnerables al sentimentalismo vulgar.

LLUEVEN BOLAS DE FUEGO

Es la cuota módica de imaginación que acompaña a las altas temperaturas, aunque en otros espacios se viven momentos de conmoción: en Vidisterra, por ejemplo, que acaba de ser evacuada por sus habitantes ante una lluvia de bolas de fuego. Cuando El Trece decidió prolongar “Herederos de una venganza” durante el verano, aún algunos de sus fervientes admiradores opinaron que resultaba excesivo. Se había logrado un éxito, las otras tiras se fueron retirando y se consideraba que las intrigas de Vidisterra ya estaban acabadamente exprimidas.

Fue así entonces que, para sostener la historia, se llegó a lo que se conoce como “género de catástrofe”, un recurso hollywodense inédito en la telenovela argentina, con el cual, debe admitirse, se logró conservar el elevado rating que “Herederos de una venganza” tuvo desde su estreno. Aún así, una televidente harta de Romina Gaetani twiteó expresando su deseo de que la alcance alguna de las bolas de fuego.

AL FIN SOLOS

Mientras los programas de chimentos recorren rutinariamente el verano sin grandes escándalos de la farándula instalada en la costa y las sierras, o tan grandes como una crisis matrimonial de Beto César, el gigante dormido despertó. El aburrimiento que entumecía los sentidos en Gran Hermano se esfumó de un golpe y con un recurso diferente del género de catástrofe, aunque guiado por el mismo propósito de atraer a la audiencia, y también con bolas de fuego, si permite la metáfora: hubo coito explícito, o a media sábana, si se quiere.

Es decir, se consumó la fantasía que sobrevoló durante años a Gran Hermano, como si sus participantes sucesivamente hayan sido los mismos, o sus reencarnaciones, a través del deseo eternamente postergado, recorriendo el camino que los llevaba a la cama. Se acaba de revelar que los participantes reciben una paga de 400 pesos semanales, que no es poco para lo que hacen, y más aún si incluye casa, comida y sexo.

Luego de varios meses con un rating que no llegaba a 10 puntos, Gran Hermano superó los 13 el mismo día que Mariano Peluffo asumió la conducción. Como se sabe, Jorge Rial renunció a la misma tal vez escapando de un naufragio que parecía inminente, aunque invocó “cuestiones personales” en un discurso de despedida que, unánimemente, fue considerado como una pieza de gran intensidad emocional. Se fue Rial y las cosas mejoraron, también para Victoria y Ezequiel, quienes, en la casita de al lado, concretaron ruidosamente su esperada conexión carnal.

Menos espectacular es la afiebrada campaña iniciada por América contra Moria Casán, a quien le dedican horas por unos cheques sin fondos librados para pagar cuentas de su comedor, también identificado como restó.

Para animar el verano apareció Plataforma 2012, una agrupación de intelectuales críticos a quienes hábilmente los medios situaron frente a sus pares oficialistas de Carta Abierta. La tele los reúne para que confronten, pero en lugar de pelearse se arrojan flores, en lugar de imitar a nuestra aguerrida farándula.

Luego de una de esas tertulias en TN, al día siguiente Horacio González buscó refugio en “6,7,8”, un rincón friendly donde curaron sus heridas. Estaba insatisfecho con el debate de la noche anterior, y es lógico: la tele no es el lugar de la praxis sino una extensión del mundo donde retozan las almas bellas.

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El Trece decidió prolongar “Herederos de una venganza” durante el verano.

Foto:ARCHIVO EL LITORAL