Señal de ajuste

Abogados y algo más

Abogados y algo más

Han transcurrido diez años y el abogado Mitch McDeere intenta volver a una vida normal en Washington, luego de peregrinar con su familia por distintas ciudades como testigo protegido del FBI. Aquí, Josh Lucas, el protagonista. Foto: ARCHIVO EL LITORAL

 

Roberto Maurer

El protagonista ha sido acorralado en la habitación de un hotel y sus perseguidores se encuentran a punto de voltear la puerta. Que no se dude: vienen a matarlo. Si el televidente quiere saber cuál será el destino de Mitch McDeere (Josh Lucas) deberá esperar hasta el próximo 11 de abril a las 22, cuando se reanude la serie y en tanto entretenerse con “Lobo”, si le place.

Hace unos días, se estrenaron los dos primeros capítulos de “The Firm” en AXN (es su primera producción propia) y otros dos canales de la familia Sony. Fue una primicia mundial, en simultáneo, salvo en Estados Unidos, donde se presentó a principios de enero. La simultaneidad, el triplete de señales y la extravagante brecha de dos meses entre el estreno y la continuación, sería una estrategia de las multinacionales para luchar contra el intercambio de archivos o la socialización cultural que FBI denomina “piratería”.

En 1991, “The Firm” fue un best seller de John Grisham que un par de años después Sidney Pollack llevó al cine. Ahora, llegó a la tele como “una de abogados”, ya que, como se sabe, las series se alimentan de oficios y profesiones, también las hay de médicos, bomberos y soderos. En verdad, se adivina que en los futuros capítulos se abandonarán las convenciones del género y la actividad en tribunales será reemplazada por la ficción “conspirativa”, con suspenso y acción.

Emociones básicas

Han transcurrido diez años y el abogado Mitch McDeere intenta volver a una vida normal en Washington, tras peregrinar con su familia por distintas ciudades como testigo protegido del FBI, y luego de participar en la desarticulación del estudio jurídico que servía de pantalla a la mafia. Por eso, acá, la película se tituló “Fachada”.

Pero la mafia está de vuelta. El capo de Chicago que Mitch envió a prisión ha muerto, su joven heredero ha resuelto vengarse del hombre que encarceló a papá y ha emitido la orden de matarlo. Mitch no quiere volver a esconderse, a pesar de los consejos del FBI, cuyos agentes le dicen: “Ésta es la mafia, Mitch; ellos tratan con emociones básicas como la venganza”.

Mitch es un abogado idealista y brillante, un hijo de la clase obrera graduado con honores en Harvard. Ha montado un pequeño bufete, del cual forman parte Tammy (Juliette Lewis), una secretaria cuya personalidad no responde a los cánones de un estudio serio, y su hermano Ray (Callum Keith Rennie), un ex convicto cuyo intenso contacto con la calle le resulta útil para las investigaciones. Mitch tiene solamente ocho juicios, y se gana unas monedas cuando es sorteado para desempeñarse como defensor oficial.

Y si no resulta verosímil el personaje de un abogado idealista, citamos las palabras de un juez durante una audiencia: “Van a encontrar un montón de seres humanos en este tribunal, y un montón de abogados con talento. Lo que no se encontrará es demasiada gente que sea ambas cosas a la vez. Tienen uno aquí y es el Sr. McDeere”.

Lo dice durante las actuaciones donde un chico negro de 14 años es acusado de asesinar a un compañero en la escuela, a quien Mitch debe defender, viviendo contradicciones que ponen a prueba su enorme rectitud, con la cual se gana el insulto de “moralista”. Este caso judicial es la historia fuerte desarrollada en los capítulos estrenados, ya que la promesa para abril parece recorrer otros caminos.

Hacia una trama siniestra

Mitch ha sido convocado por un gran estudio jurídico de 60 abogados dedicado a representar corporaciones que pagan para no llegar a tribunales, y quiere crear una división penal. Mitch es tentado a trabajar con estos “artistas del fraude fiscal” y acepta, pero se resiste a ser absorbido y no resigna su independencia. Luego de una dura tratativa, se acuerda que siga con su pequeña oficina y sus impresentables empleados, como asociado menor.

Sin embargo, Mitch ignora que sus nuevos, poderosos y prepotentes socios lo han elegido por una razón que va más allá del servicio profesional, y que desconocemos, aunque se nos ofrecen algunas pistas como para presumir que existe una trama siniestra que nos irá siendo develada por AXN recién en abril. En tanto, durante un par de meses Mitch continuará encerrado en un cuarto de hotel, indefenso ante quienes están derribando la puerta para, casi seguramente, matarlo.