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Pliegues del tiempo

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Osvaldo Svanascini

Fragancia de magnolias es el título del libro del académico, crítico de arte y ensayista Jorge Taverna Irigoyen, cuyo contenido el autor destaca como Breves acrobacias del absurdo: serie de microrrelatos que prosiguen la propuesta iniciada con Historias verosímiles. Narraciones breves en que la imaginación crece como un enigma que ha sorteado las implacables sorpresas de la realidad, desde los Soliloquios hasta los Estados de gracia, en un contexto de humor, absurdo e inteligencia.

Es donde la invención se torna en un alinde la realidad. Pero a veces termina por trascender su misma propuesta.

En instantes la dimensión metafísica aflora como una sentencia: Lo han dejado solo y no se da cuenta que el escenario es un carromato sin telón de fondo. O una forma de alusión poética: Sé que las almas incineradas poseen sus códigos. El fuego (no el eterno) les ha calcinado la capacidad de volar. En otra versión asegura: Josefina vivirá hasta los 96 años, firme con sus pinceles. Se lo han marcado las cartas del tarot. ..Ella ha pintado frondas de árboles, el tiempo de las luces, ideogramas de la existencia. Pero tiene una deuda por cumplir: le falta pintar el cielo.

Y hasta preguntas que tal vez determinan un inquirir que sustenta el interrogante de la ética: ¿En qué región se acumulan las culpas de los penitentes que no fueron absueltos?

En la original narrativa de Taverna Irigoyen coexisten mitos y realidades, junto a las invenciones menos esperadas. Sin embargo, tanto cuando se enfrentan Churcill y Bonaparte, como cuando Luis Antonio de Borbón descubre sus debilidades o Pedro el Grande revela su furia, las palabras fluyen de la misma forma frente a actos de personajes funambulescos o quizá cotidianos, que tienen algo que decir, manifestar o callar. Lo mágico puede convivir con lo grotesco y el humor con lo dramático, ya que el autor por sobre una galería de criaturas y de homúnculos, animales y seres feéricos- impone a todos su poder de persuación. Desde los códigos del absurdo, la fuerza del enigma o la conjugación de la gracia.

Detrás toda ficción existen sutiles mecanismos que pretenden ser herederos irreductibles de la realidad. La controversia se plantea cuando esas realidades asumen compromisos con la virtualidad. Por eso este libro encara la ficción como un atributo de lo quimérico, tal vez para conseguir hacer algo posible en esa cosa imposible que llamamos vida, como quería el inefable Okakura Kakuzo. Y es en ese sentido cuando cobre vida el personaje al que Taverna Irigoyen alude: Creador de fantasías, Anastasio asume la vida como un largo sueño en que todo es una realidad incendiada de luciérnagas.

La percepción del autor se manifiesta en el relato ausente de grandilocuencia, anticonvencional, proclive a despertar la reflexión bajo un ropaje distendido, agudo, a veces mordaz, siempre creativo.

A través de 119 apartados que incluyen temas tan dispares como Tipicidades, Enajenaciones, Mundos inventados, Holocauistos, El arte de olvidar, Pliegues del tiempo, Cuadros de familia, Fabulario o Aires de ilusión, entre otros, se asiste a un fluir de microhistorias que huyen de toda solemnidad y tienden a estimular, recapacitar y persuadir: todo cabe en la memoria tan lúcida como sagaz.

La pulcra edición, como el anterior Historias verosímiles, lleva el sello editorial de la Universidad Nacional del Litoral.