Max Valldeneu

Suaves melodías para un blues master

El destacado guitarrista santafesino, radicado en Chicago, presentará el próximo viernes en el Molino Marconetti su primer disco solista “It’s about love”, orientado al smooth jazz.

El destacado guitarrista santafesino, radicado en Chicago, presentará el próximo viernes en el Molino Marconetti su primer disco solista “It’s about love”, orientado al smooth jazz.

 

 

Ignacio Andrés Amarillo

[email protected]

Tras haber presentado su primer disco solista “It’s about love” en Chicago (Illinois, Estados Unidos) donde actualmente reside, y en Buenos Aires en octubre de 2011, Max Valldeneu ahora lo hará en su ciudad natal. Luego del “aperitivo” del show en Stanley, arribará el viernes desde las 22 al Molino Marconetti (Dique 2, Puerto de Santa Fe), con una propuesta que fusionará smooth jazz, blues, R&B, soul y funk.

La banda que acompañará a Max Valldeneu está integrada por Martín Pirola, en bajo; Javier “Mono” Farelli, en batería; Machi Romanelli, en órgano Hammond; José Martín Aspiazu, en saxo tenor; Rubén Medina, en saxo barítono, y Leonardo Longhi, en trompeta. José “Mabel” Giuranacci, guitarrista santafesino que residió por varios años en Los Ángeles, abrirá el show con un set acústico.

El Litoral dialogó con el artista, para adentrarse en su nuevo universo musical.

—¿Cómo llegaste del blues al smooth jazz?

—Aprendí a tocar por Jimi Hendrix. Por él llegué, después de Pappo, B.B. King, y me metí en el blues, y apareció (Stevie Ray) Vaughan. Por Vaughan empecé a leer quién era Muddy Waters; Vaughan hacía un tema llamado “Chitlins con carne”, que era de Kenny Burrell, un guitarrista de jazz que tocaba con todos los tríos de órgano. Ahí me empecé a meter en esos grupos, y descubrí que había un disco de Jimmy Smith con Wes Montgomery. Era jazz, pero no bebop: yo escuchaba el blues, el lenguaje que me interesaba estaba ahí.

A George Benson lo descubrí más tarde, ya viviendo en Estados Unidos, y me voló la cabeza. Cuando llegué a Chicago pensé que iba a vivir de tocar blues tradicional, tipo John Lee Hooker; pero eso es el 10 % de la cultura musical afroamericana.

Llegué y descubrí que tocaban Earth, Wind & Fire, Aretha Franklin, James Brown, y mis dedos estaban acostumbrados a John Lee Hooker nomás (risas), tuve que aprender todo de nuevo. Eso me enseñó a tocar otras cosas y abrir la cabeza.

Y me ayudó a encontrarme a mí mismo, porque habiendo los grandes como B.B. King, Albert King, Albert Collins, Buddy Guy, me di cuenta de que en el blues para mí había un techo. Pero con toda la otra música que aprendí, y usándola toda junta, no hay un techo. Encontré mi voz.

Amo el blues, y en todo lo que haga va a estar. George Benson decía: “Siempre, toque lo que toque, voy a hacer blues, y hay que hacer blues porque la gente lo agarra automáticamente”.

Me acuerdo que con La Fulana estuvimos con Taj Mahal acá hace varios años: él es un estudioso del country blues, toca esas cosas re-complicadas, y la gente lo miraba; estaba “matándola”, solo, parecía tres tipos en uno. Pero cuando empezó a tocar “tum, tutum, tutum”, el teatro se venía abajo.

Proceso

—El disco se fue haciendo a lo largo de mucho tiempo. ¿Cuándo empezaste a darle forma?

—Empecé con la idea en el 2004, en mi estudio, también creciendo como ingeniero y productor. Por diferentes motivos, mudanzas, trabajos con otros músicos, no tenía mucho tiempo para dedicarle. Después, el estudio crecía, iba comprando cosas: lo empecé de cero creo que cinco veces.

Hasta que el año pasado me retiré dos meses de tocar, traté de rodearme de cosas positivas, porque a veces cuando trabajás de sesionista o hacés muchas producciones es muy difícil decir: “hoy, voy a producir mi música”.

Puedo estar tocando dos días enteros y por ahí no queda nada, y por ahí en 15 segundos de inspiración, o que recibiste amor, te viene una canción entera, el bajo, la batería. Lo grabo todo en el teléfono: es re curioso porque tengo el estudio en casa y todo el disco lo tengo grabado en el voice memo del teléfono (risas).

El único tema que grabé hace bastante es un cover de Michael Jackson, se llama “The girl is Mine”, de “Thriller”, el duet que hacía con Paul McCartney, lo grabé dos años antes de que muera Michael. Es un duet, entonces llamé a un saxofonista muy amigo, Randy Graham.

Hay tres covers y siete temas originales, que compuse en esos dos meses. Después me vine a la Argentina, y terminamos de mezclar el disco en Santa Fe Recording, con Adrián Forni y Claudio Palermo. Grabé una pista de guitarra, así que Adrián hizo la ingeniería de un tema.

—Es totalmente distinto a la idea de 2004...

—Tengo 60 temas grabados, pero no pasaron el filtro. Soy muy crítico conmigo mismo, y ésta es la primera vez en toda mi vida que estoy contento y orgulloso de algo que hice. Y es como un antes y un después, es increíble cómo me hace sentir.

Reconocido como un destacado acompañante de otros artistas, Valldeneu concretó su sueño de un disco propio, tras haber encontrado su “propia voz”. Foto: Gentileza producción

 

 

+ información

www.maxvalldeneu.com

www.facebook.com/maxvalldeneu