Bosques y lagos de ensueño

Villa La Angostura y San Martín de los Andes eran dos destinos obligados en nuestra parada. El bosque de Arrayanes y la ruta de los siete lagos serían dos importantes encuentros con la naturaleza.

TEXTOS. ALINA POZZOLO. FOTOS. ALINA POZZOLO Y PABLO BENIGNI

Parque Nacional Los Arrayanes.

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La estadía en Bariloche había resultado extensa. Después de recorrer casas de amigos y los secretos de sus bosques y cerros, partimos rumbo a Villa La Angostura, una aldea de montaña al sur de la provincia de Neuquén, trazada sobre el margen noreste del Lago Nahuel Huapi.

Pintoresca, con sus construcciones de madera y un pequeño boulevard dando la bienvenida, Villa La Angostura nos recibía colmada de turistas por el fin de semana largo. Nos esperaba la visita a los bosques de Arrayanes, un extenso mundo de árboles nativos, único en el mundo.

UN PASEO OBLIGADO

Poco más de 1753 hectáreas conforman el Parque Nacional Arrayanes. Habíamos resuelto dedicarle un día completo a su recorrido y decidimos realizar el cruce de la tarde. Cerca de las 15.30 desde Bahía Brava subimos al barco que nos llevaría hasta la costa del Parque.

Creado en el año 1971, este gigantesco espacio enclavado en la península de Quetrihué, en el Lago Nacional Nahuel Huapi, es un pulmón de oxígeno pero a la vez un bálsamo de color y aromas que permiten disfrutar de una caminata inigualable. El color canela de sus troncos dibujando con las ramas siluetas incontrolables contrasta perfectamente con el verde eterno de sus hojas que por estas épocas regalan sus blancas flores. Nativo de los bosques andino-patagónicos, este misterioso lugar recoge años de historia que se van traduciendo en nuevos retoños que buscan su lugar en el parque.

Después de una hora de caminata retomamos el camino por el lago mientras nuevas embarcaciones y caminantes arribaban lentamente.

CAMINO A SAN MARTÍN DE LOS ANDES

Tardaba el día en amanecer, pero aun así nos esperaba la RN 234 que nos llevaría hasta San Martín de los Andes, recorriendo los secretos del famoso “Camino de los Lagos” con sus postales, sus miradores y ese entorno de celestes, verdes e inmensidad que permite disfrutar desde sus costas o por la ruta a lo largo de los 107 km. que separan una localidad de otra. Esta distancia está medida por la ruta de manera directa, pero la verdadera belleza se encuentra internándose por los caminos paralelos, descendiendo a las costas o buscando senderos.

Poco a poco, el Nahuel Huapi se desdibujaba tras nuestros pasos y comenzábamos a trazar el nuevo camino. Poco a poco el espejo de aguas verdes del Lago Correntoso se aproxima y saluda a los viajeros; más adelante el lago Espejo (el segundo de los siete que se pueden divisar) que puede observarse desde su mirador sobre la ruta. Pero, siguiendo pocos kilómetros más adelante, una bajada permite arribar a una preciosa playa de piedras. La tranquilidad del lugar y su extensión la convierten en una parada ideal para un desayuno de media mañana. Seguirían después las aguas del Escondido, el Villarino y el Falkner.

Avanzar tras los pasos de los lagos es, sin dudas, un convite a pasear con tranquilidad. Si dispone de tiempo y el clima acompaña, es recomendable que se permita dos días para recorrer la ruta completa. En algunos lagos hay hosterías y paradores.

El camino zigzaguea y en su final, el cartel indica: “Lago Hermoso”. La flecha no es obligatoria, pero debiera serla para que nadie quede sin ser advertido de que allí el nombre del Lago es sólo un indicativo de lo que puede encontrarse algunos metros sobre la costa y en un pequeño recorrido por sus caminos internos.

Sobre el final, después del azul del Machónico, las aguas del lago Lácar comienzan a asomarse en el paisaje, mientras le otorgan el marco soñado a la vista de San Martín de los Andes. El camino llega a su fin, y se abre la belleza de otro pueblo de montaña inolvidable.

PARA VER EN EL CAMINO

Durante su recorrido por Siete Lagos tendrá la posibilidad de acceder a Villa Traful, un pequeño paraje fundado por Parques Nacionales en 1937. Pintoresca, la Villa permite realizar visitas a las cascadas y los arroyos del lugar internándose en caminos únicos que lo invitarán a disfrutar de la naturaleza. Desde allí, parte una caminata muy bonita que lleva hasta la sierra de Cuyín Manzano, y existe en la Villa un mirador que le permitirá llevarse una imagen única del lugar.


+info PARA CONOCER ARRAYANES

El Parque Nacional Los Arrayanes puede conocerse a través de una excursión en bote, o bien se puede llegar caminando a través de los senderos o en bicicleta. El costo de la excursión es de $ 140 por persona a lo que debe sumarse un costo de $ 10 de entrada al Parque. Existe, además, la posibilidad de realizar el recorrido de ida a pie o en bicicleta, y retornar a bordo de los barcos.

Un paisaje opacado

La belleza de Villa la Angostura está comenzando a amanecer nuevamente. Mientras ingresábamos, pudimos ser testigos de las grandes cantidades de cenizas que aún se acumulan al borde del camino, producto de la erupción del volcán Puyehue. Sus pobladores todavía están trabajando en la recolección de esta piedra pome que invadió la Villa y pueden verse las acumulaciones en sitios despoblados. En algunos barrios el agua no es potable. El paisaje se desdibuja en algunos sitios, pero los trabajos para limpiar la ciudad y volver a convertirla en un centro de atracción es constante.

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Lago Espejo con su playa y muelle.

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Lago Hermoso.


Bosques y lagos de ensueño

Lago de Villa La Angostura.


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Bahía Mansa en Villa La Angostura.