Luego del triunfo ante Racing, Kudelka dejó en claro su sentimiento...

Pasó de aquella “incomodidad” luego de perder con Belgrano a sentirse “representado por estos muchachos” en la victoria del sábado. Su equipo no sólo “pone” sino que también juega muy bien.

Enrique Cruz (h)

Cuando terminó el partido ante Belgrano en Córdoba, Darío Kudelka manifestó su incomodidad. Dejó entrever que el rendimiento del equipo y la respuesta en la cancha no era la que él deseaba. Se hacía responsable y asumía el compromiso de cambiarlo con él a la cabeza o con su cabeza. Darío nunca lo dirá, pero seguramente algunas cosas se le habrán pasado por la cabeza. Dudas, incertidumbres, cuestionamientos propios. Un licuado de esos sentimientos se habrán apoderado de un técnico aplomado desde sus propias convicciones y seguridades, pero que muchas veces puede inestabilizarse por los propios vaivenes que tiene el fútbol.

Entre ese Kudelka que no disimulaba aquella incomodidad propia y el actual, hay una distancia muy grande que lo separa. Este Kudelka lo deja claro en esas mismas declaraciones post-partido, cuando señala que “me siento representado por estos muchachos”.

No debe haber un elogio más grande de parte de un entrenador que decirle a sus dirigidos que él, como conductor, cabeza y responsable, se siente “representado” por ellos. Es un indicativo de confianza plena y de claridad conceptual de parte del entrenador, que baja una línea bien definida.

Unión tiene virtudes contundentes. La de la entrega y el compromiso total adentro de la cancha es la mayor. Pero el otro día, en el cilindro de Avellaneda, le agregó una gran dosis de fútbol, amparándose en un antecedente válido: la gran actuación contra Rafaela y los muy buenos pasajes frente a Vélez.

Este equipo de Kudelka le agregó a su ya reconocido derroche de temperamento, una energía futbolística que le sirvió para “pasar por arriba”, lisa y llanamente, a un equipo que se tilda de ser ofensivo y que se redimió ante la superioridad absoluta de un Unión prepotente, seguro, ganador, que brindó una imagen colectiva contundente.

Que Avendaño se infiltre por tercera vez es la imagen clara de lo que viene desde arriba, porque es el capitán del equipo. Pero a esa clase de ejemplos emparentados con el primer atributo que se le reconoce a este equipo (el del sacrificio), hay otros que aparecieron en todo su esplendor el sábado y tienen vinculación al fútbol. El partido que jugó Donnet, lo que está dando Míguez (enorme “descubrimiento” del técnico luego de casi seis meses de adaptación sin chances para el uruguayo), la gran capacidad de ataque que tienen los volantes laterales (Montero y Velázquez), las apariciones inteligentes de Rosales para buscar los espacios apropiados y armar sociedades que aporten claridad al juego, más el hallazgo de Jara, un jugador sin un recorrido “normal” (arrancó tarde su carrera de futbolista) y que hace un par de años jugaba en el Argentino, hacen que Unión haya encontrado también una respuesta futbolística.

Kudelka ha sido un técnico que siempre pregonó el juego ofensivo. No el vistoso, sino el ofensivo. Si se puede lucir, mejor; pero renunciar a atacar, jamás. Y seguramente por eso no se habrá sentido cómodo en Córdoba, con un equipo que por aquel entonces llevaba más de siete partidos sin convertir goles. En los últimos cuatro, Unión hizo 10 y sumó 8 puntos sobre 12. Pero además de las reacciones elogiosas (Colón y Vélez), jugó muy bien en los otros dos (Rafaela y Racing). Por eso está bien el técnico. Gran responsable de este buen momento.

Paulo Rosales fue un jugador clave otra vez en el funcionamiento tatengue. Foto: Matías Nápoli

El Changuito Cárdenas se fue expulsado, quedará afuera contra Godoy Cruz y luego volverá con cuatro amonestaciones.

Foto: Matías Nápoli