al margen de la crónica

Nunca es tarde para cuidar el planeta

Sao Félix do Xingú, un municipio de la Amazonia brasileña, tristemente célebre por ser el mayor destructor de la principal selva tropical del mundo, se ha reconvertido a la conservación y al desarrollo sostenible.

Con un área de 84.200 kilómetros cuadrados, esta región tiene un rebaño bovino de dos millones de cabezas, el mayor de Brasil, y fue eso lo que la colocó en una lista negra de deforestadores por quemar miles de hectáreas de selva para sembrar pastos para la ganadería.

Entre 2001 y 2007 Sao Félix transformó en pasto 8.400 kilómetros cuadrados de selva, un área equivalente a la de Puerto Rico. Sin embargo, la presión ejercida por el gobierno obligó a las autoridades locales y a los ganaderos a revertir ese panorama.

“Redujimos las tasas de deforestación en un 84 %, tenemos un inventario de áreas ambientales en el 80 % de nuestras propiedades y nos comprometimos con un modelo de desarrollo sostenible. Ahora esperamos salir de la lista negra‘, dijo el secretario municipal de Medio Ambiente, Luiz de Araújo.

Un sobrevuelo por zonas próximas al perímetro urbano casi no permite percibir que su territorio está en la Amazonía porque las áreas selváticas son pequeños lunares en medio de extensos pastizales.

Del área total del municipio, el 55 por ciento es de reservas indígenas y el 19 por ciento de reservas ambientales bajo amenaza.

Para detener esa amenaza, el gobierno adoptó en 2008 medidas como la divulgación de una lista negra con los 40 municipios más destructivos del país, encabezada por Sao Félix do Xingú.

Las autoridades suspendieron luego el crédito a los productores de estos municipios y cancelaron todas las autorizaciones de deforestación, al tiempo que se inició una vigilancia con la ayuda de satélites.

Esas medidas obligaron a los productores a adoptar una política ecologista para poder reactivar sus negocios.

“Al comienzo fue muy difícil, pero las personas se fueron concientizando de que estaban haciendo las cosas mal”, reconoció Pedrinho do Atacadao, criador de unas 6.000 cabezas de ganado y uno de los primeros en implantar la rotación de pastos y la producción intensiva para no destruir más selva.

El gobierno estableció tres condiciones para retirar un municipio de la lista negra: que reduzca la deforestación anual a 40 kilómetros cuadrados, que más del 80 % de sus propietarios tenga el registro ambiental y que se comprometa a adoptar un modelo de desarrollo sostenible.

A Sao Félix sólo le falta reducir la tala a 40 kilómetros anuales para salir de la lista negra. La deforestación cayó de 876 a 145 kilómetros cuadrados entre 2007 y 2011, con lo que fue superado entre los enemigos de la Amazonia por los municipios de Altamira y Novo Progresso, también de Pará.