“Cuadernos de arte,

literatura y ciencia”

Leonardo da Vinci fue también un escritor singular. Tal como señalan José Burucúa y Nicolás Kwiatkowski, encargados de traducir, anotar y escribir una notable introducción a la edición de Cuadernos de arte, literatura y ciencia de Da Vinci que acaba de publicar Colihue, “durante su vida, Leonardo anotó en hojas y cuadernos de diferentes tamaños y características un conjunto sorprendente de reflexiones complejas y profundas, curiosidades, hechos personales, investigaciones, reseñas de sucesos y actividades cotidianas, etc... Aunque se han conservado y recuperado unas seis mil páginas manuscritas de Leonardo, que se encuentran hoy dispersas por todo el mundo en bibliotecas públicas y museos, también en colecciones privadas, los especialistas estiman posible que se hayan perdido cuatro quintos de su producción escrita”.

Los dos tomos de Cuadernos de arte, literatura y ciencia, se abren con una extensa y minuciosa introducción y con las nociones de Da Vinci sobre pintura y su diferencia (y victoriosa preponderancia) con respecto a otras artes; la luz, la sombra y los colores; las tres perspectivas; la anatomía; el movimiento y la expresión. Siguen nociones sobre los paisajes: el comienzo de la lluvia; las torres paralelas en la niebla; la caída de la nieve; el humo; representación del viento; hojas transparentes al sol; modo de representar una batalla, etc. Una sección específica se destina después a la escultura.

Una segunda parte está dedicada a la filosofía, ciencias y mundo natural; otra al mundo natural (manchas de la luna; rayos infinitos; una luz de noche entre dos espejos; el sol que camina contigo; cómo se cierra el ojo de los pájaros; murciélagos...). Luego, la sección dedicada a técnicas y máquinas (de volar; tanque militar; cañones; escalera mecánica; barcos; puentes; salvavidas; automóviles; gato mecánico; relojes). Luego: Arquitectura (estabilidad de los muros; cimientos; arcos) e Hidráulica, para finalizar con los apartados correspondientes a Poesía y a las cartas y escritos personales.

En la sección Poesía se incluye un Bestiario (que a la manera e Plinio y Cecco d’Ascoli, individualiza en los animales sus instintos y costumbre, y son transformados en símbolos de una rasgo del alma humana); Fábulas (en las cuales animales y seres inanimados se ofrecen para rescatar apologías y consideraciones morales); Chistes; Relatos de Fantasía ( con la célebre “Descripción del diluvio” y las manera de representarlo) y Profecías.

Innumerable la cantidad de lecciones y sentencias que pueden recopilarse de estos textos. Así:

* “La Pintura es una Poesía muda, y la Poesía es una Pintura ciega”.

* “El pintor debe ser solitario y considerar aquello que ve, hablar consigo mismo al elegir las partes más excelentes de cualquier cosa que ve, obrando a semejanza del espejo, que se transmuta en tantos colores cuantos son los colores de las cosas que se le ponen delante. Y obrando de esta suerte, le parecerá que él es una segunda naturaleza”.

* “El pintor no es elogiable si no es universal”

* “La perspectiva es rienda y timón de la pintura. Siempre la práctica debe ser edificada sobre la buena teoría, de la que la perspectiva es guía y puerta, y sin ella nada se hace bien en los casos de la pintura”.

* “La sombra tiene mayor poder que la luz, pues aquella prohíbe y priva enteramente a los cuerpos de la luz, mientras que esta nunca puede expulsar del todo la sombra de los cuerpos, esto es, de los cuerpos densos”.

* “Ea, no me tengáis por vil, que no soy pobre; pobre es quien demasiadas cosas desea”.

* “Todo hombre se encuentra siempre en el medio del mundo, bajo el medio de su hemisferio y sobre el centro de ese mismo mundo”.

* “El agua de los ríos que tocas es la última de la que se fue y la primera de la que viene. Así es el tiempo presente”.

Al final del primer tomo los traductores y estudiosos de esta edición presentan una serie de experimentos fotográficos para verificar algunas conclusiones de Da Vinci acerca de ciertos fenómenos relacionados con la luz y el color en el paisaje.

Baudelaire lo supo retratar en pocos versos: “Leonardo da Vinci, espejo profundo y oscuro,/ Donde ángeles encantadores, con dulce sonrisa/ Cargada de misterio, aparecen en la sombra/ De los glaciares y los pinos que cierran sus paisajes...”.

Muchos de los escritos de Da Vinci se acompañan con dibujos y bocetos.

Leonardo da Vinci (1452-1519), en un retrato atribuido a Francesco Melzi.

Fotos: Archivo El Litoral