EDITORIAL

Estallidos de violencia gremial

La noticia acerca de tiroteos entre sindicalistas de la Uocra no llamó la atención, porque lamentablemente no es novedad que ciertos sindicatos suelen dirimir sus diferencias internas a los golpes o a los tiros. Y la Uocra es uno de ellos, al punto que en nuestra ciudad, en el distrito Alto Verde, hubo en estos días disparos contra bienes de la familia de un ex delegado del gremio. Entre tanto, en Buenos Aires, ocurrían hechos mucho más graves, con el saldo de varios heridos de bala; alguno, con daños irreversibles.

POSMODERNIDAD, VÍNCULOS Y DISTANCIA

Familias globales o la diáspora perpetua

Partir es morir un poco, pero morir es partir demasiado, rezaba una vieja humorada del escritor francés Alphonse Allais, que tomaba aquella famosa frase del saber popular para buscarle tal ironía. Durante décadas, la imaginación argentina observó al norte como a una suerte de símil de la tierra prometida.

AL MARGEN DE LA CRÓNICA

Extraer oro de asteroides es el nuevo negocio

En épocas en las que se debate acerca de la explotación de recursos naturales del planeta, Eric Anderson, fundador de la firma Planetary Resources, sorprendió a todos con el anuncio de un multimillonario proyecto que se desarrollará a miles de kilómetros de la Tierra.

Rodolfo Ortega Peña y las Tres A

El diputado nacional Rodolfo Ortega Peña fue asesinado por las Tres A el 31 de julio de 1974. Fue el primer crimen reconocido por la organización terrorista creada por López Rega. Unas semanas antes habían asesinado al padre Mugica, pero no se hicieron cargo de su muerte. En el caso de Ortega Peña lo hicieron y se jactaron de ello. Esa misma semana, el diario peronista “El Caudillo”, dirigido por Felipe Romeo, festejó la muerte del legislador y hasta se dio el lujo de improvisar un verso en lunfardo que, si la memoria no me falla, decía en su primera estrofa: “Era un punga de mi barrio con más piojos que una urraca, que por cosas de la vida se prendió en la jotape...”, para concluir: “Hoy lo he visto pobre punga, panza arriba en una morgue, con una sola bala en el pecho que le impide el respirar y leí solicitadas en los diarios combativos, con el nombre del otario y un “te vamos a vengar”.