Mitos escolares

Enrique José Milani

“Mito”, palabra derivada del griego, significa, entre otras cosas: fábula, es decir relación falsa carente de todo fundamento. También, relato o noticia que desfigura lo que realmente es una cosa. Mitos existen en todos los órdenes de la vida, conviven con nosotros y siguen inventándose para explicar lo inexplicable o para engañar y sacar provecho de la credulidad ajena. Nosotros nos detendremos, esta vez, en reflexionar sobre los que circulan por los ambientes escolares, particularmente de la escuela primaria y secundaria, donde, consciente o inconscientemente, maestros y alumnos se empeñan en conservarlos y, si mal no viene, en aumentarlos. Nosotros nos ocuparemos de los que se refieren al idioma, respecto de la lengua oral y escrita. No agotaremos el tema, y para ordenarnos los enumeramos:

l. Tanto a docentes como a alumnos se los oye decir “letra imprenta” cuando lo correcto es “letra de imprenta”: Escriban con letra de imprenta, El título lo escribiremos con letra de imprenta.

2. Se insiste en que las mayúsculas, tanto en cursiva como en letra de molde, no deben tildarse. Error; unas y otras deben atildarse cuando corresponda: no se asusten por el término, pues está aceptado por la Academia y lo emplean varios gramáticos.

3. Expresamos en el punto 2: “...tanto en cursiva como en letra de molde”, es decir, la de mano que se liga mucho para escribir de prisa y la de molde que es la impresa. Una y otra cuando las escribo a mano se llaman “manuscritas”. Por lo tanto, manuscrita no se opone a cursiva ni a la de imprenta.

4. Los nombres de los días de la semana (lunes, martes, etc.) y los de los meses (enero, febrero, marzo, etc.) se escriben comúnmente con minúscula, excepto cuando se trata de fechas memorables muy importantes, como las patrias: 25 de Mayo de 1810, 9 de Julio, 20 de Junio, 17 de Agosto.

5. Suele verse en carpetas y cuadernos que algunos alumnos, cuando deben cortar una palabra al final del renglón, colocan dos guiones como si se tratara del signo igual, y no contentos con esto, lo repiten al comenzar el siguiente. Esto último no debe hacerse ni con una ni con dos rayitas, y el que se emplea al final -guión menor- debe ir en medio del renglón, ni arriba ni abajo.

6. El vocativo, es decir, el nombre común o propio, o la frase con que nos dirigimos a alguien para invocarlo o atraer su atención, debe escribirse siempre entre comas: “Oíd, mortales, el grito sagrado...”, “Tú también, hijo mío.” Reconócese el vocativo en que va o puede ir precedido de la interjección ‘oh’, y a veces, encerrado entre los signos (¡!), llamados de admiración o exclamación. No tiene lugar fijo en la oración y, en lo escrito, queda aislado por comas: Oh sabio, conócete a ti mismo, ¡Cuidado, niños, con las compañías! En notas próximas nos seguiremos ocupando de otros mitos.

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