Al margen de la crónica

Los misterios de La Ciudad Prohibida

Dicen que la Ciudad Prohibida de Pekín, el antiguo Palacio Imperial chino, tiene 9.999 estancias, y muchas de ellas todavía no pueden ser visitadas por los turistas.

Esta semana cuatro de ellas, acaban de ser abiertas al público. Se trata de la zona en la cual las emperatrices y concubinas, residían y llevaban a cabo rituales religiosos.

Las habitaciones, se encuentran al este de los principales recintos del palacio, en el eje central, y desde este mes permiten a los visitantes echar un vistazo a uno de los lugares más misteriosos, de la Ciudad Prohibida, tanto que ni el emperador los frecuentaba.

El más espectacular de los nuevos recintos abiertos al público es el “Salón de las Normas del Gobierno”, construido en 1689 y presidido por un enorme trono dorado flanqueado por dos figuras de elefantes.

El recinto es conocido, entre otras cosas, por haber sido el lugar donde la emperatriz viuda Cixi, una de las figuras clave del fin de la época imperial, celebró su 70 cumpleaños, allá por 1905.

Más al norte se encuentra el “Palacio de la Longevidad Feliz”, construido en 1776 y en el que residió también Cixi, famosa porque fue durante su reinado “en la sombra” de casi medio siglo cuando China sufrió las Guerras del Opio y el asedio de las potencias europeas, que llegaron a invadir Pekín.

El lugar favorito de los turistas chinos se encuentra en el jardín que culmina esta zona, y donde se encuentra el pozo en el cual murió ahogada la concubina Zhen, favorita de un emperador pero a la que Cixi ordenó asesinar para que no le hiciera sombra en el poder.

La exhibición de estas zonas -hasta ahora reservadas sólo a los investigadores- forma parte de la política “aperturista” del nuevo curador del palacio-museo imperial, Shan Jixiang, quien desea que los turistas puedan visitar dos tercios de todo el inmenso recinto.

Muchas habitaciones aún cerradas son almacenes, lugares de estudio o zonas aún no restauradas por el museo, que desde hace años se encuentra en un delicado y largo proceso de renovación que durará dos décadas.

Con la política de aperturismo, los administradores del monumento quieren también ganarse de nuevo el afecto de los pequineses, tras un año 2011 repleto de críticas a la gestión del palacio-museo por varios incidentes, entre ellos un robo de piezas de una exposición o la rotura accidental de una valiosa porcelana imperial, incidente este último que se intentó ocultar.

El Palacio Imperial fue durante casi 500 años la residencia de los emperadores, y muchas de sus áreas estuvieron prohibidas para los ciudadanos que afrontaban la pena de muerte si osaban intentarlo- hasta 1925, cuando el último emperador chino, Pu Yi, fue expulsado.

Visitado por 14 millones de turistas al año, está incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco desde el año 1987.