Pertenecen al Club de Aventuras y Actividades de Montaña

Santafesinos ascendieron a las sierras de San Luis

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El grupo de santafesinos que viajó a San Luis para participar de una exitosa aventura. Foto: Gentileza Cayam

Fue a los cerros Retama y Agua Hedionda, regresando a una expedición que había quedado inconclusa en 2010 por la nevada.

 

Redacción de El Litoral

A principios del mes pasado, quince integrantes del grupo santafesino Cayam (Club de Aventuras y Actividades de Montaña) efectuaron el ascenso a los cerros Retama y Agua Hedionda ubicados en las altas sierras de San Luis.

Inspirados por una pasión que los une, regresaron a este hermoso paisaje dos años después de que una inesperada nevada los sorprendiera a mitad de camino impidiéndoles continuar con la misma travesía que habían programado en mayo del 2010.

Con anterioridad, parte de este grupo de aventureros ya había llegado al Retama en el invierno del 2009, dejando su sello en una cruz en lo alto de la cima del cerro.

Las vivencias

Iniciaron la marcha partiendo desde las cabañas Altos del Durazno, propiedad de la familia Panissa, zona de Estancia Grande, en Durazno Alto. En dirección oeste, se internaron en las sierras, siguieron la quebrada de un importante río de la zona y luego de 3 horas y media de caminata llegaron al maravilloso paisaje de Vallecitos, donde instalaron el campamento base de la expedición en las ruinas de un antiguo puesto de montaña que conserva el calor de un buen refugio de caminantes.

En la madrugada siguiente, siguieron el trayecto programado con los elementos técnicos del caso y el conocimiento de los experimentados guías. Al principio, la senda siempre cuesta arriba demandaba un gran esfuerzo porque se debía salvar mucha altura en pocos kilómetros. El silencio los acompañó mientras amanecía y transitaban por el filo de varios cerros menores, entre los cuales la picada zigzagueó hasta el Retama. Tras 3 horas y media alcanzaron la ansiada cima de 2.213 metros sobre el nivel del mar, recolocaron la cruz que habían clavado hace tres años, y que yacía inclinada por el viento, la que luego, emocionados, vislumbraron con el brillo del sol desde más abajo.

Desde ese mismo lugar, el desafío aumentaba: el itinerario planeado los llevaría por el filo en dirección norte hasta el cerro Agua Hedionda. Durante 2 horas y media de caminata, les sucedieron impresionantes vistas de altura: hacia el oeste divisando parte de la ciudad de San Luis y Villa La Quebrada, y hacia el oeste el gran valle. El cansancio que a esta altura acarreaban los caminantes era atenuado por la euforia de llegar a la amplia cima del Cerro Agua Hedionda de 2.200 msnm y la emoción de señalarlo con la cruz que había sido llevada hasta allí a cuestas, esta vez con éxito.

El regreso

El regreso al campamento de Vallecitos abrió un capítulo aparte. Tantas horas de marcha, los efectos del cansancio y la deshidratación se hicieron notar, mermando el ánimo del grupo y tornando la caminata más lenta, dura y difícil, transitando el regreso por la misma senda del ascenso.

Así las cosas, finalmente, tras doce largas horas de dura caminata, la expedición divisó la alta arboleda del campamento base de Vallecitos, donde los esperaba la frescura del río, el calor de la comida, la confirmación del espíritu de hermandad de la montaña y el esperado descanso.

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La cruz que por fin pudieron colocar en el cerro “Agua Hedionda”

Foto: Cayam