Al margen de la crónica

La India de las “niñas perdidas”

 

Bahrana sería un pueblo tranquilo como tantos en la India, si no fuera porque en ningún otro lugar es tan grave la disparidad entre ambos sexos: sólo el 27% de los recién nacidos son niñas.

En la India actual nacen sólo 917 niñas por cada mil niños, y los expertos afirman que ese desequilibrio se debe a la práctica ilegal de abortos selectivos, a razones de cálculo familiar y a teorías raciales de dudosa base científica.

En Haryana, donde está Bahrana, predomina aún una sociedad profundamente patriarcal con una marcada predilección por los varones, que perpetúan el linaje, cuidan a los padres en la vejez y les aseguran ingresos.

Por eso no sorprendieron los datos de Bahrana en el último censo: con 378 niñas nacidas por cada 1.000 varones, no hay lugar donde sea más acuciante el desequilibrio entre los sexos, hasta el punto de que los hombres han comenzado a “importar” mujeres en edad casadera.

Las chicas vienen de otras regiones donde hay una peor situación económica, y aterrizan en estos pueblos sin conocer ni a su futuro marido ni a su familia, con la que deberán vivir.

Subhash Malik, el director de la escuela del pueblo cuenta que ‘las familias envían a sus varones a la privada, pero no quieren invertir en la educación de ellas. Se piensa que las chicas solo suponen responsabilidades. Hay que casarlas y pagar una dote. Se irán a vivir con el marido. El hijo trae una mayor estima social‘.

En Haryana la concepción de la familia corre pareja a la ambición de tener hijo varón: muchas parejas dejan de tener hijos una vez nacido el primogénito, pero se lanzan por un segundo si su primera hija es niña.

La mentalidad patriarcal atribuye, además, el nacimiento de varones a una ‘ventaja genética‘ del padre: “si tu dieta es buena y no eres de familia pobre, es probable que tu gen Y sea más fuerte que el X”, cuenta el cirujano jefe del distrito, Bhaskar Singh.

Singh reconoce, no obstante, que en los desequilibrios juegan un papel los abortos selectivos, calificados por el primer ministro indio, Manmohan Singh, como una “vergüenza nacional”.

Según un estudio, en las últimas tres décadas se han producido en la India 12 millones de abortos selectivos contra futuras niñas, la mitad de ellos en los últimos diez años.

El problema se ha agravado con las técnicas para conocer de antemano el sexo del feto, pese a que en el país la ley prohíbe a los doctores informar de ello a las parejas con el fin de evitar estos abortos selectivos.

“Para saber el sexo del feto basta con hacerse la ecografía en una furgoneta -cuenta el jefe de la administración de Jhajjar, Ajit Joshi-. Lo normal es que la embarazada se marche con sus padres y es difícil saber si practicó luego un aborto”.

“Nuestra sociedad considera a las niñas una carga”, concluye el funcionario, que estima que llevará al menos quince años sacar a su distrito de los niveles actuales.