Experiencia de profesionales de la UNL

Trabajo anaeróbico para mejorar

la velocidad en caballos de carrera

Por medio de un entrenamiento especial, investigadores de la UNL lograron que animales pura sangre mejoren sus tiempos en esfuerzos de 100 metros. A la vez, el método disminuye el riesgo de lesiones.

 

(C) Fernando López - Comunicación Científica UNL -El Litoral

Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) estudiaron el efecto que producía un entrenamiento anaeróbico especial en caballos pura sangre. El ensayo sirve para optimizar la capacidad de los animales, sin producirles agotamiento ni lesiones.

Según indicó Raúl Signorini, integrante de la cátedra de Patología Quirúrgica en la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la UNL, en los entrenamientos lograron pequeñas modificaciones de velocidad, especialmente en los animales mejor capacitados, con un promedio de mejora superior a un metro por segundo. Se trata de un avance importante, ya que se traduce en altísimas incidencias económicas en deportes donde se utilizan los equinos.

“En una carrera, 20 centésimas menos hace que un animal que corre normalmente 300 metros en 17 segundos, cueste 30 mil pesos. Si lo corre en 16,80, costará 10 mil dólares. Si corre en 16,30 saldrá 100 mil dólares. Por lo tanto, una mejora de 20 centésimas en un caballo significa mucho dinero”, explicó el especialista.

Piques

Signorini y su grupo partieron de la suposición, luego confirmada, de que el entrenamiento mejoraría la resistencia, aumentaría el diámetro muscular de los pura sangre, incrementaría el largo del tranco, mejoraría la velocidad y la concentración de amonio en plasma y de lactato sanguíneo, dos indicadores de cambios metabólicos.

Trabajaron con un grupo de caballos pura sangre de cinco años de edad promedio. El escenario fue una pista de tierra batida de 1.600 metros del hipódromo de la localidad de San Jorge.

Allí evaluaron el efecto de entrenarlos una vez por semana con una definida cantidad de piques de velocidad creciente en 100 metros de distancia. La velocidad fue medida a través de células fotoeléctricas, una en el punto cero y otra en el metro 100.

Las dos primeras semanas del período total de entrenamiento de ocho semanas, se hicieron dos piques por sesión con un intervalo de 10 minutos entre cada corrida. Las siguientes dos semanas se realizaron tres piques por sesión. En la quinta y sexta semana fueron cuatro los piques. Las últimas dos semanas los caballos hicieron cinco piques por sesión de ejercicio, siempre con intervalos de 10 minutos. Los restantes días los animales trotaron 1.600 metros, galoparon a 18 km/h la misma distancia y a 24 km/h otros 1.600 metros.

“Se marcaron tendencias respecto de la velocidad y largo del paso, sobre todo si consideramos tres de los caballos pura sangre que demostraron una capacitación adecuada. Es necesario aclarar que no todos los caballos pueden adaptarse a un planteo y progresión de entrenamiento”, destacó Signorini.

Por otra parte, comprobaron que los animales produjeron más ácido láctico luego del entrenamiento, que implica más energía y es por lo cual los caballos pudieron correr más rápido. “Observamos que la velocidad mejoró pero también el metabolismo en el músculo”, afirmó.

Entrenamiento anaeróbico

La importancia del trabajo reside en el acento que se le puso al entrenamiento anaeróbico: “La mayor parte de los estudios a nivel mundial se basan en la parte aeróbica, cuando en realidad en la mayor parte de las competencias necesitamos esfuerzos de alta intensidad y corta duración”, resaltó Signorini.

“La parte aeróbica sirve para entrenar esfuerzos de larga duración y de baja intensidad. Es muy útil para competencias de raid de 160 kilómetros, por ejemplo. Pero en lo que compete a la gran mayoría de deportes, como las carreras de caballos de medio fondo, que comprenden una porción aeróbica y una anaeróbica en el esfuerzo, esta última no se entrena ni se tiene en cuenta en los sistemas de entrenamiento”, aseguró.

Según Signorini, observaron una marcada diferencia en los animales entrenados adecuadamente, no sólo en velocidad sino también en disminución de lesiones, a tal punto de que pudieron hacer competir a animales lesionados que ya estaban descartados. “Pudimos reincorporarlos porque con el tipo de entrenamiento a que los sometemos no se producen mayores esfuerzos”, finalizó.

Los estudios se hicieron junto a la Asociación Alemana de Estudios de Caballos de Deportes, que aportó gran parte de los fondos de investigación.