EDITORIAL

Drogas: el debate recién comienza

Todo parecía indicar que el proyecto de ley tendiente a despenalizar la tenencia de drogas para consumo personal avanzaba a paso firme por distintas comisiones de la Cámara de Diputados de la Nación y que su aprobación sería un mero trámite. De hecho, legisladores del Frente para la Victoria, de la Unión Cívica Radical y del Frente Amplio Progresista, lograron alcanzar importantes consensos en este sentido.

 

Básicamente, la idea del oficialismo y de los partidos más representativos apunta a que las fuerzas de seguridad se aboquen a enfrentar a los grandes traficantes y productores de estupefacientes, en lugar de perseguir a quienes los consumen. Las estadísticas judiciales demuestran que, desde hace décadas, la mayoría de los expedientes iniciados por causas vinculadas con drogas surgen a partir de la detención de consumidores que, en definitiva, son víctimas y no generadores de este flagelo. Sin embargo, el incipiente debate que comenzó a darse en las comisiones de la cámara baja desnudó, al menos, dos inconvenientes.

El primero de ellos es que, tanto el gobierno como los diputados opositores que impulsan con mayor insistencia este proyecto, parecen haber simplificado al extremo una problemática compleja. Esto quedó al descubierto cuando expertos en la materia y representantes de instituciones abocadas al tema comenzaron a desfilar por el Congreso, para dar a conocer sus posiciones.

Si bien todos estuvieron de acuerdo en que no tiene sentido seguir tratando como criminal al consumidor, también coincidieron que el cambio impulsado a través de esta ley no resulta suficiente para encontrar una verdadera solución. La pretendida modificación legal no alcanza para evitar que el consumidor acceda a la droga y mucho menos parece generar condiciones indispensables para la recuperación de los adictos.

Y allí aparece el otro inconveniente que quedó al desnudo a partir del debate: en la Argentina no existe sistema alguno al alcance de la mayoría de la población, en condiciones de asistir y recuperar a quienes padecen la adicción a estupefacientes.

Parece una hipocresía que tanto el gobierno, como el Congreso de la Nación, avancen en una ley vinculada con el consumo de drogas, cuando se sabe que las verdaderas víctimas continuarán sin el auxilio indispensable del sistema público de salud.

No todos los consumidores atraviesan la misma realidad. Las estadísticas de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), indican que el los últimos años el consumo de marihuana creció un 213 por ciento en el país, mientras que en el mismo período se duplicó el consumo de cocaína. El paco, sigue matando a niños y adolescentes, sobre todo en las villas de Buenos Aires.

Es importante que el tema se debata en el Congreso. Pero también resulta fundamental que desde el Poder Ejecutivo se encaren genuinas políticas públicas de salud para la atención de tantas víctimas impotentes y sin protección alguna.