ELEONORA CASSANO

“Estoy muy satisfecha con lo que hice”

Este fin de semana, la reconocida bailarina subirá a las tablas del Luna Park para presentar “La Bayadera”, en su despedida de la danza clásica.

En escena interpretará a Nikiya, un rol que “desde lo puramente técnico, es uno de los personajes más exigentes del universo de lo clásico”. Foto: Dyn

 

Este fin de semana, la reconocida bailarina subirá a las tablas del Luna Park para presentar “La Bayadera”, en su despedida de la danza clásica.

 

El Litoral / Télam

“Siempre me gustó bailar ‘La Bayadera’ y ya pasaron más de 20 años desde que lo hice por última vez en el Teatro Colón. Me gusta porque permite mucho vuelo a la interpretación”. Así dijo Eleonora Cassano respecto de “La Bayadera”, la puesta con que esta bailarina se despedirá del ballet.

Después de 30 años de carrera, este viernes subirá a las tablas del Luna Park de Capital Federal para despedirse de la danza clásica. La puesta, que cuenta con música de Ludwing Minkus y coreografía de Luis Ortigoza sobre la base del original de Marius Petipa, hará nuevas funciones este sábado, a las 20.30, y el domingo 1º de julio a las 18.

A sus 47 años, reflexionó que desde sus comienzos a esta parte la danza clásica “ha progresado” aunque cuestionó que, como ocurría entonces, “para ser reconocido en el país, primero hay que triunfar en el exterior”.

Considerada una de las artífices de la popularización de la danza clásica en la Argentina, la Cassano interpretará en “La Bayadera” a Nikiya. Según la bailarina, este personaje es “desde lo puramente técnico, es uno de los personajes más exigentes del universo de lo clásico. También podía haber hecho en esta despedida, por ejemplo, ‘El lago de los cisnes’ (Piotr Tchaikovsky), muy exigente, pero mi espalda no está de la mejor manera y creo que el personaje de Nikiya es más rico”, explicó.

De cara a colgar sus zapatillas de punta, Eleonora también reconoció que le quedaron cuentas pendientes con el ballet clásico. “Siempre dije que no me quería despedir sin bailar ‘Manon’ (con música de Jules Massenet) en forma completa y no lo pude hacer, aunque sí bailé el ‘pas de deux’ -reconoció-. Me faltaron un montón de cosas, pero estoy muy satisfecha con lo que hice”.

A días de subir a escena con su despedida, arrojó también un anunció: “Está la posibilidad de hacer un cierre con un espectáculo al aire libre en diciembre, que seguramente se va a asociar a lo que en su momento hizo Julio Bocca, pero yo quiero darle un toque propio que me identifique”.

Mirada crítica

Eleonora, quien fue durante años fue la partenaire estable de Julio Bocca, y bailó junto a otras grandes figuras de la danza como la italiana Carla Fracci y los rusos Ludmila Semeniaka, Ekaterina Maximova y Vladimir Vassilev, explicó que su alejamiento del baile clásico no significa, necesariamente, su despedida de los escenarios. “Si aparece un proyecto atractivo que no pertenezca al universo de lo clásico, con menos requerimientos técnicos, no lo descarto”, agregó.

Asimismo, expresó que tras alejarse de lo clásico continuará su vinculación con la danza: “Quiero enseñar y devolver lo que he aprendido y, por supuesto, me encantaría poder formar mi propia compañía. En mi cabeza, en algún lugar, manejo la posibilidad de no alejarme en forma definitiva. Sé que si vuelvo a bailar será en espectáculos distintos que no requieran el despliegue al que obliga la danza clásica”.

Eleonora fue una de las artífices de la popularización de la danza clásica en la Argentina. Hoy, luego de tres décadas de carrera, consideró que la danza de nuestro país “ha progresado. El hecho de poder ver y estudiar hoy a todos los bailarines del mundo desde tu computadora es un cambio determinante. Antes nos desesperábamos por ir a ver a las compañías extranjeras que llegaban al Colón, hoy está al alcance de todos. Eso también lleva a que la exigencia actual sea mayor”.

Su mirada fue también crítica. A sus ojos, “si un bailarín no completa su formación en el exterior o si no triunfa en el nivel internacional, acá no se lo va a reconocer. No sólo pasa eso en el ambiente de la danza sino en cualquier ambiente. Es una mirada que tenemos los argentinos. Pero en el país hay muchísimo talento”.

“El problema es siempre el mismo -agregó-. Tendrían que programarse más funciones. En la Argentina se realizan obras importantísimas, ballets completos de primer nivel y sólo se hacen cuatro o cinco funciones. Y eso es muy poco. Siempre se arman dos o tres repartos y, con esa cantidad de funciones, una compañía no puede mostrar a todos sus bailarines. Ése es el mayor problema”.