EDITORIAL

Sobre la crisis habitacional

En épocas de abundancia, siempre es más sencillo llevar a la práctica las decisiones políticas. Sin embargo, no es éste el escenario actual.

 

Mientras el gobierno de la provincia insiste en que la construcción de viviendas es una de sus prioridades y la Nación lanza un programa para acceder a créditos inmobiliarios, la falta de recursos se transforma en un escollo casi insalvable para enfrentar las urgencias.

Es verdad que la falta de viviendas es un problema histórico y estructural en la Argentina. Sin embargo, existen situaciones puntuales que asoman de manera preocupante.

Las autoridades de Reconquista aseguran que viven allí alrededor de 4.500 familias que no cuentan con un techo propio. De ser así, se trataría de un universo conformado por unas 18 mil personas, lo que representa una proporción alarmante para una ciudad de ese tamaño.

Durante el fin de semana, alrededor de 140 familias decidieron usurpar un predio ubicado al sur del barrio Guadalupe. Pero éste no fue un hecho aislado, ya que un número similar de usurpaciones ya se había producido hace alrededor de un mes en la misma ciudad.

Voceros de la oposición política en Reconquista recordaron que desde 2007 se produjeron cuatro usurpaciones importantes, en las que participaron alrededor de 500 familias que generaron 10 nuevos asentamientos.

En la ciudad de Santa Fe, el gobierno intenta alcanzar acuerdos extrajudiciales con las familias que desde hace tres meses mantienen ocupados los barrios en construcción Santa Rita II y Las Delicias.

Pocas horas después de producida la primera de estas dos usurpaciones, las autoridades firmaron un acta en la que se comprometían a entregar materiales y terrenos a las familias que fueran abandonando las casas tomadas. Sin embargo, pocos días después el gobierno decidió dejar sin efecto esta idea y llevó el caso a la Justicia.

Ahora, todo indica que no quedará otra salida que no sea la del diálogo y la negociación paciente. Las familias que ocuparon estos barrios están absolutamente instaladas, hace tiempo que obtuvieron accesos al agua y a la energía eléctrica.

Cualquier intento de desalojo por la fuerza representará enormes riesgos humanos y políticos. Las familias, conformadas en gran medida por menores de edad, no parecen dispuestas a dar marcha atrás. En definitiva, habrá que actuar con inteligencia para alcanzar algún tipo de solución.

Mientras tanto, el gobierno de la provincia avanza en la entrega viviendas sociales con cuentagotas y se apoya en el Movimiento Los Sin Techo para que reemplace cien ranchos de la ciudad de Santa Fe por casas de material.

Así las cosas, el problema de fondo seguirá presente por mucho tiempo, sobre todo mientras escaseen los recursos económicos que permitan levantar barrios para miles de familias que viven en la marginalidad.

De hecho, el plan Procrear lanzado por la Nación, sólo está pensado para aquellos que se encuentran registrados en el mercado laboral y reciben ingresos “en blanco”.