A los 93 años

Murió Leda Valladares

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Hasta una edad avanzada siguió trabajando en la recopilación folclórica y la difusión de ese material. Foto: Télam

 

Télam

La poeta, cantora, compositora y musicóloga Leda Valladares murió ayer a los 93 años. Desde hace varios años la artista padecía el mal de Alzheimer y se encontraba recluida en un geriátrico de la Capital Federal.

Su deceso fue informado a Télam por el sobrino de Leda, Eduardo “Tuco” Valladares, hijo del recordado “Chivo” Valladares.

Leda nació en San Miguel de Tucumán en 1919. Si bien sus comienzos estuvieron ligados al jazz, con 22 años comenzó su pasión por el folclore. Promediando los años ‘50 viajó a Francia, donde se encontró con María Elena Walsh, con quien trabó una relación sentimental e integró el dúo folclórico Leda y María.

Una de sus obras cumbre editadas entre los años 1960 y 1974 fue una serie de álbumes testimoniales y documentales, “Mapa musical argentino”, a cargo del sello Melopea, de Litto Nebbia.

Leda Valladares tiene en su haber además inmortales obras de la talla de “Igual rumbo, grito en el cielo” (1989), “Grito en el cielo II” (1990) y la impecable “América en cueros” (1992), por la cual fue declarada miembro de honor de la Unesco.

Entusiasmo

Litto Nebbia y José Ceña junto a la coplera salteña Mariana Carrizo recordaron a la recopiladora, escritora, poeta y cantora. Nebbia, quien fuera uno de los pioneros del llamado rock argentino y quizás el primero en mixturar el folclore con el rock desde su formación Huinca, manifestó que “durante el último tiempo no supimos nada de Leda. Suponíamos que estaba resguardada, ya que la última vez que pasó por Melopea, estaba muy confusa y frágil”.

“Tuvimos una época en que hicimos muchas cosas con ella. Siempre con tanto entusiasmo y todo el tiempo obsesivamente tratando de cumplir un sueño, para lograr conformar con sus investigaciones y rescates, el mapa completo de la Música Popular Argentina y todos los vericuetos que existen rítmicos y en maneras de tocar gracias al cuantioso regionalismo en nuestro país”, agregó.

“Era difícil seguirle el ritmo acotó no sólo por la parte investigativa, sino por el detalle de producción”.

Nebbia, quien editó a través de Melopea los dos volúmenes de “Grito en el cielo” y “América en cueros” de Valladares, entre otros, aseguró que el de la cantora era “un material sumamente valioso, pero muy difícil de divulgar y mucho más de vender”.

“De cualquier manera señaló logramos desde Melopea producir once de sus álbumes que están todos publicados en CD y son un lindo recuerdo por Leda”.

Recuperación

Por su parte, José Ceña, cantautor, músico y docente expresó: “Me parece que el trabajo que hizo Leda de recuperación y compilación del canto de caja ancestral es maravilloso en todas sus dimensiones, desde las vidalas y hasta las bagualas”.

“Es la recuperación de un canto en forma antigua de toda una región del norte argentino y que ha permitido a las nuevas generaciones, nutrirse de su sabiduría”, destacó.

“Por citar un ejemplo te digo que en mi cátedra de la escuela musical de Ramos Mejía, uso para los chicos en forma constante los discos de Leda ‘Grito en el cielo I y II’ y les mando hacer un trabajo práctico para que compongan una copla y la canten’, dijo.

“De esa forma agregó toman la verdadera dimensión del canto ancestral y se prenden a las vidalas y bagualas en las voces de Fabiana Cantilo, Fito Páez, Divididos y León Gieco, especialmente este último desde su trabajo ‘De Ushuaia a la Quiaca’”.

Espíritu

La coplera salteña Mariana Carrizo consagrada en el Cosquín 2004, lamentó el deceso de Valladares al decir que: “Ella vino a mi cultura y pudo comprender el espíritu de este canto desde el respeto, la dedicación, la investigación y la recopilación de la copla ancestral”.

“Su estudio y recopilación ha sido tan visceral como el canto mismo y de alguna forma vino a continuar la obra de Isabel Ares, Juan Alfonso Carrizo y Rodríguez Marín, todos maestros de nuestra cultura y Leda le dedicó su vida”.

Adelantó además que “mañana (por hoy), en ocasión de un encuentro de copleros que vamos a protagonizar en el festival Trichaco 2012 solidario, le vamos a rendir un tributo a Leda desde el canto mismo como ella hubiese querido”.

“Isabel (Ares) recorrió a lomo de mula toda América en el rescate de la copla y Leda tenía un poeta en su alma que le permitió entender y respetar el sentido de este arte ancestral y que siempre estuvo más allá de las modas”, concluyó.

La poeta, cantora, compositora y musicóloga murió ayer a los 93 años, luego de años de reclusión debido al Alzheimer. Se la recuerda por haber unido la música ancestral con las nuevas generaciones de artistas.


Grito en el cielo

Entre las obras más trascendentes de la folclorista, compositora y recopiladora Leda Valladares se cuentan los dos volúmenes de “Un grito en el cielo”, en el que la artista acercó a músicos de rock con bagualas y vidalas milenarias provocando un ávido interés en la juventud por conocer estos ritmos.

En “Un grito en el cielo“, Valladares tuvo dos colaboradores imprescindibles, Liliana Herrero y Fito Páez, quien financió y editó los discos y además abrió las convocatorias a todos sus colegas rockeros como Charly García, León Gieco, Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati, Pedro Aznar y Fabiana Cantilo, entre otros.

Este disco además contiene una de las últimas grabaciones en vida de Federico Moura, líder de Virus, quien concurrió a grabar enfermo por el VIH acompañado por Daniel Sbarra, y dejó su emocionada y cálida voz en “En Atamisqui” y en “A mí me dicen el tonto”.

En esta última, Moura eleva su voz hasta casi quebrarse para entonar “Viva, viva Catamarca, viva, viva Tucumán, viva viva la provincia de Salta”, en un registro inédito para el exquisito vocalista de Virus.

Por su parte, Gustavo Cerati le puso su voz a “De vicio me has de aborrecer” y a “En otro poder“ cantada en un trío con Pedro Aznar y Leda Valladares, y confirma que junto a Moura son dos de las mejores voces que el rock argentino dio en su historia.

Mientras que Fito, Aznar y Cantilo lo hicieron en otras canciones para un disco que fue presentado en una serie de conciertos en los años 89 y 90 en los teatros Cervantes y Coliseo, siempre apadrinados por Páez y Herrero.

Años más tarde, Litto Nebbia reeditó estos dos discos a través de su sello Melopea Discos, y además trabajó con Valladares en otros registros y en la edición de un amplísimo catálogo folclórico del Noroeste argentino.