EN UN PREDIO AL ESTE DE LA CIUDAD UNIVERSITARIA

La UNL refuló 6 hectáreas y ya planifica su futuro crecimiento

La premisa es usar el terreno ganado para absorber la demanda de la próxima década. Allí afianzarán las áreas académica, científica y tecnológica. Entre los proyectos figuran una biblioteca y un espacio para centralizar los servicios.

La UNL refuló 6 hectáreas y ya planifica su futuro crecimiento

Noviembre de 2011. Cuando recién se iniciaban las tareas de dragado y refulado, el predio de 450 por 150 metros estaba en algunos puntos hasta 4,5 metros por debajo del nivel del resto del campus.

 

Juan Ignacio Novak

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Tras poco más de 8 meses de trabajo la Universidad Nacional del Litoral terminó al promediar julio el refulado de 6 hectáreas, al este de los actuales confines de la Ciudad Universitaria. La incorporación de este terreno, que logra un vínculo físico con el Parque Tecnológico Litoral Centro, se destinará al futuro crecimiento de la casa de estudios, en concreto ampliar el área destinada a actividades académicas, científicas y tecnológicas, pero también a una biblioteca, que se imagina como edificio emblemático, y a un espacio que centralice las áreas de servicio y apoyatura.

Las primeras estimaciones de las autoridades académicas señalan que este terreno permitirá absorber la demanda de los próximos 10 años. “El área del refulado duplica la superficie actual del área académica de la Ciudad Universitaria. Esto nos da la posibilidad de que la universidad y sus áreas técnicas hayan dado las primeras premisas de como se va a crecer”, sintetizó el Arq. Marcelo Saba, director de Obras y Servicios de la UNL.

Para urbanizar el nuevo sector ya están definidas las pautas centrales. La premisa es consolidar un parque lineal al frente y, en la misma sintonía, reafirmar el borde de la calle colectora con una senda peatonal. Además, se apuntará a conservar la organización longitudinal de las edificaciones, estructurando el sector a partir de una calle vehicular principal en sentido este oeste que organice la circulación y sirva de soporte al estacionamiento, mientras que la estructura secundaria estará restringida a los automóviles, para incentivar el uso peatonal.

En un sector de ese parque que se afirmará al frente está previsto construir una biblioteca centralizada, que buscará incorporar una imagen innovadora y posicionarse como referencia regional. Otra estrategia es disponer dos manzanas con una superficie de más de 14.000 m2 (unos 7.200 cada una) para ampliar el área de crecimiento académico y de gestión, o sea aulas y oficinas, donde las construcciones mantengan el perfil de las que existen en el campus.

“La arquitectura tiene que ser de media densidad, o sea planta baja y tres niveles, que es ideal para la función universitaria. Además propendemos al uso de los espacios de transición, a que tengan una consecución. Eso posibilitará que cuando las unidades académicas presenten su planes de crecimiento, estas dos manzanas ya tengan un plan regulador”, explicó Saba.

Prevén también incorporar superficies para el crecimiento de las áreas tecnológica y de investigación. En concreto otras dos manzanas que superan juntas los 7.000 m2. y que se ubicarán, en una visión estratégica, en los puntos que limitan con el Parque Tecnológico. De modo que los docentes que cumplen funciones de investigación, tengan contacto cercano y directo. Esto no es casual: hoy en el parque se construyen tres institutos de doble dependencia del Conicet y la UNL.

Se reservará también una para construir un pañol contenedor de servicios que centralice varias áreas como el garaje oficial, el archivo, la imprenta, la intendencia del predio y el taller de mantenimiento, que hoy están desperdigados en distintas dependencias. Este espacio será un galpón de unos 2.500 m2 cubiertos. Cabe señalar que todas las edificaciones pensadas tendrán una vinculación con la Reserva Ecológica a partir de una zona de transición que respetará la naturaleza.

Primeros pasos

Estas pautas de planificación del nuevo sector se piensan para el mediano y largo plazo, a partir de las aprobaciones correspondientes. Por lo pronto, la instancia que sigue es aguardar que el refulado termine de consolidarse, proceso que llevará los próximos 6 meses. Este lapso será aprovechado para la puesta en marcha de algunos trabajos complementarios como el alambrado perimetral, las veredas exteriores y la nueva iluminación. “Es decir, lo previo al lanzamiento de las obras, que va a estar relacionados con los proyectos de nuestras unidades académicas”, sintetizó Saba.

De igual forma las máximas autoridades de la UNL tienen demarcados los primeros pasos, previstos para el año que viene. Pasarán por dotar al predio de toda la infraestructura de soporte para después poder avanzar en las diferentes construcciones. Es decir los sistemas de calles, riego y seguridad; los tendidos necesarios para el gas, las cloacas y la energía eléctrica sin obviar la forestación y los cordones cuneta. “Son grandes inversiones que en general no se ven, pero dan el soporte para después trabajar tranquilos”, planteó el director de Obras. Y por apuntalar las bases del nuevo sector donde estarán centralizados los servicios.

Orientar el crecimiento académico en la Ciudad Universitaria no es casual. Es que, como destacó Saba, el área fundacional de la casa de estudios está inserta en la trama urbana donde es mucho más difícil crecer. “Esto le dio una potencialidad extra a la Ciudad Universitaria, donde se centra un 50% de la capacidad instalada, con cinco facultades”, recordó Saba. Y destacó que la incorporación del nuevo predio abre muy buenas expectativas para la próxima década. “En las últimas gestiones ha habido una continuidad de los planes y eso nos hace fuertes. Todos los rectores han construido sobre lo que hizo su antecesor”, valoró.

 

La UNL refuló 6 hectáreas y ya planifica su futuro crecimiento

3.600.000

pesos

se invirtieron para concretar las obras que derivaron en el rellenado del terreno de 450 por 150 metros al este de los actuales límites de la Ciudad Universitaria.

¿Cómo fue el proceso?

Paso 1: La obra de refulado arrancaba en un draga ubicada a unos mil metros de las márgenes de la laguna Setúbal, donde una draga extraía el material de un yacimiento autorizado por la Nación.

Paso 2: Una vez que llegaba a la costa a través de cañerías, el material conformado por un 95% de agua y un 5% de arena era rebombeado para poder atravesar unos 1.500 metros de cañería hasta el predio a refular.

Paso 3: Al llegar hasta el punto que tenía que ser rellenado, el material era volcado y se fue asentando. El agua sobrante, era devuelta hasta el cauce del río.

Un acuerdo clave

Los trabajos de dragado y refulado comenzaron el 11 de octubre de 2011. Se realizaron a partir de un convenio que firmó la UNL en abril de ese año con el Ente Administrador del Puerto local. Este organismo se ocupó de montar el equipamiento necesario y poner en acción la capacidad técnica para posibilitar la obra. El acuerdo entre ambas entidades resultó clave, ya que el Ente sólo le cobró a la UNL los gastos operativos.

El director de Obras Públicas de la UNL, Arq. Marcelo Saba, reconoce que el aporte de la administración portuaria fue vital para el proyecto, a partir de la asociación con las capacidades de la casa de estudios.

“Se logró incorporar 6 hectáreas que son para la comunidad santafesina, que se va a ver beneficiada”, aseguró.

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Menos autos

Uno de los ejes rectores de la zonificación del nuevo sector es tratar de disminuir y contener el uso del automóvil para ingresar a la Ciudad Universitaria. Éste es un objetivo a largo plazo, para aprovechar mejor los espacios, que depende no sólo de una delimitación bien precisa de los lugares destinados a los vehículos, sino también a una apuesta a un transporte de pasajeros de mayor calidad. “Queremos que el auto no perfore el proyecto, priorizaremos el parquizado y los recorridos peatonales”, resumió el Arq. Marcelo Saba.

/// el dato

/// antes y después


La UNL refuló 6 hectáreas y ya planifica su futuro crecimiento

Julio 2012. Las obras finalizaron hace pocos días dentro del plazo previsto. En su último tramo no se trabajó en fines de semana para atenuar las molestias a terceros.

Fotos: Mauricio Garín