Los números en rojo

El arroz clavó los frenos

Por primera vez en una década la superficie sembrada no crecerá en la provincia. El atraso cambiario y el incremento de costos son señalados como las causas del freno. Paradójicamente, el cereal cotiza en dólares arriba del promedio histórico.

El arroz clavó los frenos

Unos sí, otros no. Muchos productores ya prepararon el campo; pero otros “ni siquiera movieron el terreno”, dijo el asesor Ignacio Ocampo.

Foto: Archivo/Juan Manuel Fernández

 

Juan Manuel Fernández

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El tipo de cambio le puso freno a la expansión de la superficie arrocera en la provincia de Santa Fe, que este año (a lo sumo) se mantendría respecto de la campaña pasada tras una década de crecimiento constante.

Paradójicamente, los beneficios del buen precio internacional del grano por encima de la media histórica se diluyeron frente a la suba de costos, ajustando al extremo los márgenes de los productores.

“La rentabilidad es prácticamente negativa, porque los valores del arroz son similares a los de 2009, mientras que los costos se triplicaron desde entonces”, precisó el ingeniero agrónomo Rodolfo Vicino, jefe de la delegación San Javier del Ministerio de la Producción.

A 22 centavos de dólar por kilo, la cotización del arroz permanece 10% encima de la media histórica desde hace tres campañas. Ese fue el principal impulso para que el área arrocera santafesina crezca alrededor de 40% desde 2009, incrementándose de 32.000 a unas 45.000 hectáreas; incluso recuperando territorios donde se había abandonado el cultivo como Santa Rosa de Calchines o Romang.

Pero, con el precio del grano estancado por el atraso cambiario, la inflación licuó la rentabilidad y este año los productores no sólo mantendrían la misma superficie, sino que muchos deberán bajar costos -por ejemplo aplicando menor tecnología- y asumir mayores riesgos. “Hoy el margen está muy reducido; un costo con todos los insumos necesarios ronda 55/60qq”, indicó Ignacio Ocampo, asesor sobre unas 6.000 hectáreas. En años buenos, los rendimientos promedio en la costa rondan los 64qq; pero en los malos suelen ser de 50/55qq. “Se puede apuntar a un paquete mejor para mayor rinde, pero si falla el clima se complica”, reflexionó el ingeniero. En ese sentido, el “año Niño” que se pronostica -con lluvias mayores a lo normal- es una mala noticia, ya que ciclos de ese tipo implican menor radiación solar y rindes reducidos para el cultivo.

Márgenes estrechos

“La campaña está en curso, con la preparación de suelos encaminada por la falta de lluvias; la sistematización de las taipas está hecha”, enumeró Vicino. Aunque advirtió que “el verdadero problema del arroz en este momento es el aspecto comercial y la rentabilidad”.

El referente de la cartera productiva estimó que el área “se va a mantener”entre 45.000 y 46.000 hectáreas. Ni siquiera el grupo inversor Adecoagro (ex Pilagá), que pasó de 4.000 hectáreas en 2009 a más 10.000 en la última campaña, sumará superficie. “Es un freno -dijo Vicino- al crecimiento que venía experimentando la superficie arrocera provincial”.

Actualmente el cereal cotiza alrededor de $1.000/1.100 por tonelada, equivalente a u$s0.22 por kilo, un valor que se encuentra arriba de los promedios históricos de u$s0.15/0.20. “Con un dólar fuerte era buen precio, pero con el actual no nos sirve”, sentenció el funcionario.

Los márgenes se estrecharon de tal manera que “para el productor que arrienda campo y también máquinas para trilla y secado, la rentabilidad es negativa”. Solamente “se puede defender” aquel que sea propietario de terreno y las máquinas.

Vicino precisó que “el rinde de indiferencia son 6.000 kilos por hectárea, un 20% más que el año pasado”. No es ni más ni menos que el rendimiento promedio de la zona, por lo que -para muchos- en la actual situación “se cambia la plata nomás”.

Según Ignacio Ocampo “hoy el margen está muy reducido porque el costo con todos los insumos necesarios ronda 55/60qq”. Por tal motivo contó que los arroceros están tratando de hacer “un paquete tecnológico mínimo”. El precio de la urea y el fosfato, dijo, “tiene mucha incidencia y está dolarizado”, por lo que podrían buscar un ajuste por ese lado. “De 150 kilos de urea quizás se baje a 120 o 130”, indicó, y consideró que también pueden recortarse el gasto en herbicidas: “si se aplica por vía aérea, cambiarlo a terrestre”.

El asesor comentó que “hay chacras con labores atrasadas; por lo general hoy tienen todo listo y algunas ni siquiera movieron el terreno”. Con una fecha tope para el inicio de la siembra a mediados de septiembre, “ya no hay mucho para esperar, en los próximos días hay que decidir”.

Endeudados y con Niño

En materia financiera, algunos están más complicados que otros. El problema es serio para las empresas endeudadas, que son las más complicadas para encarar el alto costo del cultivos sin financiamiento.

“Una buena parte están debiendo campañas anteriores”, reveló Vicino, y precisó que “sobre todo los que sembraron tarde y no lograron buenos rendimientos quedaron endeudados y se le hace difícil seguir con la actividad”.

Para Ocampo, los grandes tienen posibilidad de pelear precio de insumos pero los chicos (hasta 500 hectáreas) tienen que ver cómo financiarse: con los molinos o tomando créditos, que “no son accesibles” para los morosos.

Según Aldo “Coco” Alcober, proveedor de insumos para unas 15.000 hectáreas arroceras en la costa, “hay un problema bastante serio; solo hay financiación de insumos para un grupo reducido”. Aunque aclaró que “quienes cuentan con los medios tienen todo resuelto”. Si bien sus clientes sostienen la misma demanda de años anteriores, consideró que “el área tiende a bajar porque el cultivo está muy en el filo, la inversión es muy alta”. Las mayores variaciones de costos son, según su parecer, en energía eléctrica y gasoil, mientras los agroquímicos “tuvieron muy poca variación, a lo sumo 10%, que no es un gran cambio”. De todos modos reconoció que “con el problema de la importación empezaron a aumentar”.

Al cúmulo de inconvenientes que encabeza el tipo de cambio e incluye menor uso de tecnología con alto endeudamiento se le agrega el factor climático para conformar un horizonte aún más incierto. Los pronósticos de año Niño no son buena noticia para los arroceros, sobre todo si están obligados a una buena cosecha para superar un rendimiento de indiferencia alto producto de la suba de costos. “Es un potencial agravante, porque es de espera menor insolación y disminución de rindes”, advirtió Rodolfo Vicino.

Los márgenes se estrecharon de tal manera que “para el productor que arrienda campo y también máquinas para trilla y secado, la rentabilidad es negativa”

 

Una nueva variedad bien costera

El ingeniero Rodolfo Vicino anunció que fue inscripta recientemente en el INASE (Instituto Nacional de Semillas) la nueva variedad de arroz que desarrolló en apenas una hectárea del vivero municipal de San Javier.

El trabajo de mejoramiento y estabilización se inició en 2005 y finalizó este año. La nueva variedad, denominada San Javier I, cuenta con mayor potencial de rinde que las utilizadas en la región. “Se destaca por su buena calidad industrial, es un arroz blanco, transparente, prácticamente no tiene enfermedades ni está afectado por el vuelco y rinde entre 500 y 1.000 kilos más que las variedades más usadas”, reveló a Campolitoral.

El técnico adelantó que en la presente campaña se multiplicará para introducir las semillas que ingresarán al circuito comercial en 2013. “El plazo original era terminarlo en 2010, pero nos atrasamos un poco”

Peor para Entre Ríos y Corrientes

A mediados de julio el Movimiento CREA alertó sobre la situación de los productores arroceros y advirtió que muchos pequeños y medianos quebrarían en la campaña entrante a causa del incremento en los costos.

El trabajo determinó que el precio del combustible, medido en moneda arroz, se encuentra en un récord histórico: actualmente se necesitan más de 6 toneladas de arroz para comprar 1000 litros, cuando un año atrás se requerían unas 5 toneladas y dos años atrás 4 toneladas. La situación afecta principalmente a entrerrianos y correntinos, cuyas bombas de riego trabajan a explosión.

Al respecto, los santafesinos cuentan con la ventaja de regar con energía eléctrica.

“En condiciones normales el riego se hace con 120/150 litros de gasoil por hectárea, mientras que con electricidad eso disminuye un 30% con un costo cercano a $250”, explicó el titular de la delegación San Javier del Ministerio de la Producción, Rodolfo Vicino.

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En marcha. “La preparación de suelos encaminada por la falta de lluvias; la sistematización de las taipas está hecha”, indicó Rodolfo Vicino.

Foto: Archivo/Juan Manuel Fernández

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Una ventaja. Las bombas eléctricas les dan a la provincia una ventaja sobre Entre Ríos y Corrientes, que bombean con gasoil. Foto: Archivo

¿La curva encontró el techo?

En los 80, a causa de un sobre estock global que derrumbó los precios, la siembra de arroz cayó abruptamente tanto en Santa Fe como en el todo el país. Esa década, según datos oficiales del Sistema Integrado de Información Agropecuaria (SIIA), se inició con 8.300 hectáreas sembradas en la provincia y -tras un pico de 9.400 en 86/87 y un piso de 6.800 en 88/89- terminó con 7.430.

En la década siguiente llegaron a ser 19.100 las hectáreas sembradas durante el ciclo 98/99, pero pronto habría otro derrumbe. El nuevo piso de 6.500 hectáreas se produjo en 2001/02. De ahí en más todo fue hacia arriba, hasta lograr -según los datos del SIIA- 36.400 en la campaña 2010/11, aunque los datos provinciales acusaron alrededor de 41.000.

En la campaña pasada fueron, según estimaciones privadas, alrededor de 45.000. En la presente, por primera vez en las últimas 9 campañas, el área será la misma, en el mejor de los casos.