Entrevista a Roberto Salvarezza, presidente del organismo

El Conicet busca incentivar la ciencia aplicada en el país

Pretende ofrecer una evaluación específica para quienes se dedican a la transferencia de conocimiento al sector productivo y la comunidad. Estos investigadores no serían evaluados por los papers sino por sus proyectos.

 

Mariela Goy

[email protected]

Con motivo de los 50 años del Inali, estuvo en Santa Fe el nuevo presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), el doctor en bioquímica Roberto Salvarezza, que asumió el cargo en mayo pasado. El flamante titular del organismo comentó a El Litoral su intención de incentivar la ciencia aplicada, generando un proceso de evaluación específico para quienes se dedican a transferir conocimiento a la comunidad.

Salvarezza, quien reemplazó en el cargo a Marta Rovira, trabaja en el Instituto de Investigaciones Físicoquímicas Teóricas y Aplicadas (Inifta), de la Universidad Nacional de La Plata, donde dirige el laboratorio de Nanoscopías, creado por él hace dos décadas. Por su trabajo, recibió este año el Premio Bunge y Born, y antes había sido distinguido con el Konex de Platino, en 2003; el Premio Bernardo Houssay, en 2007, y la Beca Guggenheim, en 2008.

—Al asumir, usted dijo que era fundamental apoyar la formación de científicos en áreas estratégicas del país. ¿Cómo pretende lograr este objetivo?

—El Conicet está en el ámbito del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que es el que diseña las políticas nacionales y en este momento tiene en ejecución el plan 2012-2015, en el cual ha fijado temas estratégicos para el país. El Conicet ha acompañado este plan de gobierno reservando 150 de sus becas doctorales y 100 de las posdoctorales para esas temáticas. Además, se dispone un 25% de las becas de la convocatoria general para aquellas regiones donde necesitamos insertar personal científico. Obviamente, hay provincias con un déficit muy claro en este aspecto, pero también dentro de las zonas que tienen una cantidad relativamente importante de personal científico y tecnológico, hay disciplinas en particular que no alcanzan un desarrollo adecuado. Esto en la convocatoria está perfectamente discriminado y aquellas personas que se presenten en esta combinación de vacancia y disciplina, van a tener mayor prioridad.

—¿Se cambiará la forma de evaluación de la ciencia aplicada?

—El país ya tiene una tradición de excelencia en lo que es investigación básica. Es una etapa que el Conicet ha cumplido y quiere desarrollarla, mantenerla y potenciarla. Pero también como consecuencia de esta política que se desarrolló en los últimos 9 años en la cual hubo una revalorización de la ciencia, la tecnología y el rol que cumplen en la sociedad y de tratar desde la política de conectar el aparato científico con el mundo productivo, ha surgido una importante masa de investigadores que se ha movido desde el ámbito básico al aplicado. Estas personas que están involucradas en proyectos tecnológicos merecen una evaluación distinta y específica, ya que no podemos medirlas por la cantidad de papers. Son personas que durante 4 años están generando conocimiento para ser transferidos al sector productivo. Pero también estamos pensando en proyectos de investigación que no solamente redunden en un beneficio económico, sino que involucren temas de salud o sociales con un impacto sobre la calidad de vida.

—¿En qué consistiría el cambio?

—Hoy, la comunidad científica evalúa a través de los trabajos publicados. Pero si tenemos un espectro de investigadores bastante amplio que se ha movido en esta interfase y si queremos que realmente trabajen en los proyectos de transferencia tecnológica con absoluta dedicación a los mismos, vamos a tener que darle un margen para que su actividad sea evaluada en el marco de los proyectos y no de los papers. Ésa es un poco la idea. En primer lugar, estamos trabajando lo que sería la evaluación del personal del investigador que es el tema que más le preocupa, porque el investigador es juzgado anualmente o bianualmente y debe dar un informe de su actividad. Después, estamos poniendo recursos para que estos proyectos funcionen. En septiembre u octubre estaríamos haciendo una convocatoria de becas posdoctorales específicamente para aquellos investigadores que están trabajando en proyectos aplicados, que tengan algún tipo de transferencia de conocimientos y que requieran recursos humanos posdoctorales para ejecutar los mismos. O sea que no sólo vamos a proteger al investigador en el proyecto, sino que vamos a dotarlo de los recursos humanos para que puedan ejecutarlo.

—¿Se requiere alguna modificación normativa?

—En realidad son decisiones del Conicet en cuanto a cómo hace su propia evaluación. Se van a crear las condiciones para evaluar la ciencia aplicada. Estamos consensuando esta visión con todos los organismos de ciencia y técnica y las universidades reunidos en el Cicyt (Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología).

—¿Cómo va a repercutir esta política entre los que hacen ciencia básica?

—Se crea un nuevo espacio de investigación aplicada que tiene otras reglas, pero de ninguna manera se descuida al otro sector. Los últimos 9 años ha habido una financiación especial para aquellas actividades que tuvieran algún tipo de transferencia, pero no se dejó de atender el espectro de financiación básico. Por lo cual no ha habido conflictos mayores. Además, no estamos pensando en dos mundos paralelos sino en grupos de investigación que se muevan de un sector a otro; queremos generar un sistema dinámico que no separe lo tecnológico de lo básico. En el espectro de los 7.000 investigadores que tiene el Conicet, hay solamente 160 personas que se declaran tecnólogos, por lo que la tecnología no es una actividad que ha atraído investigadores. Sin embargo, estos últimos años hay no menos 500 investigadores involucrados en proyectos tecnológicos.

El Conicet busca incentivar la ciencia aplicada en el país

Roberto Salvarezza dirige desde mayo el Conicet, que hoy cuenta con 7 mil investigadores y 9 mil becarios.

Foto: Mauricio Garín

Paritarias y jubilación

—Hay dos temas que la comunidad científica reclama con insistencia: paritarias y una jubilación del 82 % móvil.

—En esto estamos trabajando activamente. No puedo adelantar por ahora, pero estamos trabajando para avanzar en ambos aspectos. Si todo marcha en la dirección que pretendemos, creo que es posible que veamos algún avance. Son temas lentos porque involucran a muchos actores pero el organismo está dispuesto a trabajar.